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'Me separaron de mi hijo de 10 años': el drama de colombianos retornados desde EE. UU.
Connacionales retornados desde EE. UU. cuentan cuáles fueron los malos tratos que recibieron.
Entre el miércoles y jueves de esta semana, 346 colombianos llegaron al aeropuerto El Dorado, retornados desde Estados Unidos, casi la mitad son menores de edad. EL TIEMPO habló con algunos de ellos, refugiados en dos hoteles de Bogotá, quienes contaron el trato inhumano que recibieron en su proceso de regreso a Colombia, tras el fin del Título 42 que se reemplaza por el Título 8, endureciendo las medidas de control migratorio del país norteamericano.
Migración Colombia se reunió con la Cancillería, la Defensoría del Pueblo, la Personería de Bogotá, la Unidad de Víctimas, las Secretarías de Integración Social, de Gobierno y la Alcaldía para brindar acompañamiento médico y dar orientación a estas familias retornadas con el fin de resolver sus necesidades inmediatas como aseo personal, transporte y estadía.
Actualmente, Integración Social y la Personería de Bogotá están atendiendo a 44 personas de diferentes ciudades del país, 22 de ellas recibieron apoyo desde hoy, cuando llegaron a la capital. Los ciudadanos se encuentran hospedados en hoteles de Chapinero y tendrán alojamiento por dos noches.
"Me separaron de mi hijo de 10 años. Lo llevaron a bañarse con varios hombres, yo les pedí que si me podía quedar con él y me respondieron con gritos que no. Después me entregaron la ropa que tengo puesta y desde ese día no nos cambiamos, no nos aseamos", cuenta entre lágrimas Yiseth Marulanda, una mujer de Villavicencio que al llegar a Estados Unidos el pasado 4 de mayo, se entregó a las autoridades con el fin de pedir asilo en dicho país.
Durante siete días Yiseth compartió habitación con 30 personas que, como ella, se encontraban en precarias condiciones, durmiendo en el suelo y con una manta de aluminio que "no era suficiente para contrarrestar el frío del aire acondicionado de la habitación", dice. Algo similar le ocurrió a John Mesa, quien estuvo separado de su hija de 14 años por ocho días.
Niños y adultos refugiados en el hotel coinciden en que la comida que les daban mientras los tenían a la espera de ser retornados era insuficiente, tenía mal aspecto y no nutría. "Nos alimentaban con una manzana, una masa picante y fría y agua. Eso comimos todos los días", dice John.
Incluso, varios de ellos vieron cómo personas a su alrededor se desmayaban y enfermaban. "Los niños no podían comer eso. A mi hijo le dio fiebre, vomitaba y me decía que no quería estar más ahí", menciona Yiseth.
Los retornados coinciden en que no les dieron información sobre su proceso, a pesar de que preguntaban. Al pedir información sobre cuál iba a ser el paso a seguir o a dónde los iban a llevar, "empezaban a hablar en inglés y se reían en nuestra cara", expresa la barranquillera Karen Rodríguez.
Muchos dicen que los trataron "como delincuentes", pues duraron doce horas esposados en sus manos, cintura y pies. "Hasta en el avión los hombres seguían en esas condiciones", cuenta una mujer que pidió no ser citada.
La respuesta de Estados Unidos a las ‘medidas de contención’ tuvieron que ver con el supuesto comportamiento de los migrantes. Según dijo en rueda de prensa Blas Núñez-Neto, subsecretario de Política Fronteriza e Inmigración del Departamento de Seguridad Nacional, "no es algo que nos guste hacer, por eso pedimos a los migrantes que no se pongan violentos en estos vuelos".
Colombianos retornados desde Estados Unidos. Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO
No obstante, ellos consideran que no solo fueron maltratados, sino que se sintieron desamparados. Pues cuando llegaron a Laredo, Texas, se presentaron dos personas que decían ser representantes del Consulado de Colombia y, dice John, "tampoco nos ayudaron".
Karen Rodríguez le pide al cónsul que se reúna con ellos. "Nosotros necesitamos una respuesta porque no es justo que salgamos huyendo de aquí por la violencia, pero que el Consulado solo hayan ido a negociar nuestro traslado, sin revisar nuestros casos, explicarnos o hablar con nosotros. No tuvimos a nadie que defendiera nuestros derechos en EE. UU."
Muchos de ellos se reconocen como víctimas del conflicto armado y afirman que han vivido situaciones críticas que comprometen su seguridad en Colombia.
John es un ejemplo de ello, originario de Buenaventura, salió del país en búsqueda de un mejor futuro el 2 de mayo. Llegó a México en avión, desde allí se desplazó usando diferentes medios de transporte hacia la frontera: a veces en buses y a veces a pie. "Lo más difícil fue pasar el río y llegar allá, todo eso para que nos trataran como si no fuéramos humanos".
Además, dice que no hay forma de que regrese a su lugar de origen, pues es desplazado por la violencia. "Como todo el mundo sabe, la situación de orden público se ha salido de control de donde soy. Si no hubiera sido por las amenazas que he recibido, no me hubiera ido de mi tierra".
Según información de Migración Colombia, "se ha realizado un proceso de caracterización de esta población que permita la toma de decisiones para hacer frente a esta situación". Mañana se llevará a cabo una comisión intersectorial del Gobierno Nacional para tomar acciones al respecto.
Algunos siguen sin saber de sus familiares que se quedaron en el extranjero. Es el caso de Yiseth, quien está a la espera de obtener información de su pareja y cree que aún se encuentra retenido en EE. UU., aunque espera que llegue en un próximo vuelo para reencontrarse con él.
Michael Guerrero López, delegado para los DD. HH. de la Personería de Bogotá informó que este es un plan piloto de contención que no podría ser sostenido en el futuro, "tenemos un cupo limitado de 60 personas al día, pero según lo que nos dicen nuestras fuentes en las próximas semanas llegarían hasta 14.000 personas desde EE. UU.". Por su parte, Migración Colombia dice que no hay nuevos vuelos previstos.
Paula Valentina Rodríguez
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO
Deportados colombianos denuncian maltratos de autoridades en EE. UU. Foto: