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Noticia
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El viacrucis diario de los pacientes para que les entreguen medicamentos en Bogotá
Largas filas, estantes vacíos y “no hay disponibilidad” como respuesta, es a lo que se enfrentan los ciudadanos.
Ciudadanos que se acercan a los principales dispensarios de medicamentos se encuentran, usualmente, con largas filas. Foto: Mauricio Moreno / EL TIEMPO
Laura López Pardo tiene 25 años y desde hace 24 no se ha podido parar de su cama. Un accidente al año y medio de nacida la condenó al silencio eterno y a la incapacidad de caminar y de comer por su cuenta. Tiene huesos de cristal y una larga lista de otras dolencias. Adriana Pardo (53 años) es su mamá y su cuidadora. Estas dos mujeres solamente se tienen a sí mismas, porque ya ni las decisiones de un juez las amparan.
Hace dos meses, Disfarma, dispensador de medicamentos de Famisanar, no le entrega a Laura un suplemento alimenticio que necesita para vivir. Se trata de Ensure Advance, porque es lo único que puede digerir vía sonda.
A pesar de que en julio el 2009 un juez falló a favor de Laura, para que el sistema de salud garantizara su derecho a la vida digna y le diera todos los suplementos que necesita para ello, hoy eso no se estaría cumpliendo. Tanto las soluciones como las ayudas para conseguir el medicamento, dice Adriana Pardo, se están agotando.
“El suplemento que mi hija necesita vale 66.000 pesos diarios. Yo trabajo como satélite cosiendo y eso no me da ni para pagar diariamente lo que valen esas botellitas que ella tiene que tomar sin falta cada cuatro horas. En la droguería me lo han fiado, los vecinos me ayudan con colectas o rifas, pero ya son dos meses en lo mismo. Ya no sé a quién más acudir”, se sincera Adriana.
La carencia de medicamentos no es un problema solo de Laura o que únicamente se viva en la capital del país. En los últimos días se han conocido casos similares en Barranquilla, Cali y Medellín. Y, mientras los ciudadanos esperan soluciones, se ha desatado una polémica que involucra a diferentes sectores.
Julio Rodríguez tienen 72 años y tiene que ir por sus propios medios a reclamar medicamentos. Foto:Mauricio Moreno / EL TIEMPO
Esta semana la Superintendencia Nacional de Salud ordenó, especialmente a Audifarma (otro dispensario de fármacos), el traslado de los medicamentos que habría encontrado en su centro de distribución tras una auditoría. De acuerdo con la entidad, en inspecciones simultáneas en Bogotá y Funza fueron halladas varias dosis para tratar hipertensión y diabetes.
Ante esta polémica, Audifarma, por medio de un comunicado emitido por Fenalco, vocero de los dispensarios, señaló que existe un “desconocimiento” del Gobierno nacional sobre el funcionamiento del sector salud.
“Lo que se ha mostrado como una prueba de acaparamiento es la operación normal de una bodega donde se almacenan medicamentos para su distribución”.
“ Solo para poner un ejemplo, 133.000 unidades de insulina, que es lo normal de acopio, es el inventario necesario para dos semanas de 35.000 pacientes y solo representa el 10 por ciento de la demanda normal de este medicamento en el país para los 1.8 millones de diabéticos”, indicó en su momento Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.
En ese tire y afloje los únicos afectados son los ciudadanos. Julio Rodríguez y Luis Rincón se suman a la larga lista. Tienen 72 y 75 años, respectivamente. Por lo menos una o dos veces al mes tienen que ir por sus propios medios a reclamar medicamentos para tratar sus problemas de salud. Al drama de no encontrar las dosis que necesitan, se añade que tienen que vivir en una constante carrera contra el tiempo porque las fórmulas se les vencen.
Problemas en la entrega de medicamentos afecta a las principales ciudades del país. Foto:Jaiver Nieto. EL TIEMPO
“Hace una semana vine a Audifarma y que no había levotiroxina para la tiroides. Ahora vengo y me dicen que la fórmula está vencida. Toca ir a renovarla y volver con la esperanza de que sí voy a encontrar alguna dosis. Si no hay, volverá a pasar lo mismo: se vence la fórmula y no encuentro medicamentos, así se pasan los días”, señaló Rodríguez.
“Lo mandan a uno a venir a los ocho días, a los quince días y nada. Pierde uno lo del transporte. Tengo una fórmula del 20 de febrero para unas cremas para el dolor y unas pastillas omeprazol, pero aún no hay”, agregó Rincón.
Como en el caso de Adriana y su hija Laura, estos dos adultos mayores cuentan que ante la falta de medicamentos en los dispensarios, han tenido que recurrir a meterse la mano al bolsillo o a la buena voluntad de sus vecinos y familiares.
A pesar de que la medicina que ellos necesitan pueden costar desde los 10.000 pesos en la droguería más cercana, afirman que no tienen los recursos y si los llegaran a tener prefieren invertirlos en el diario para el alimento en su casa.
Doña Martha Galindo, otra afectada, tiene artritis y osteoporosis y debe aplicarse un biológico cada 15 días, pero no lo recibe desde febrero.
“Capital Salud autoriza, pero no reporta a Drogas Boyacá quien debe enviar el biológico a Artmedica, que es quien finalmente hace entrega del mismo. Es un paseo total el tema de ese medicamento, por lo tanto se pierde la continuidad del tratamiento y los dolores son terribles”, aclaró.
Su problema no acaba ahí. Ivón Herrera es hija de Galindo y es paciente cancerológica. Al no recibir los fármacos que necesita para su tratamiento su salud ha desmejorado, “al punto de tener que ir por urgencias, porque la falta de los calcios le dan parálisis”. Como si no fuera suficiente, el esposo de la mujer es diabético y también sufre por la falta de medicamento.
Otro drama similar vive Ariel Ruiz quien tiene 77 años. Cuando va por medicamentos se transporta desde la localidad de Rafael Uribe hasta Antonio Nariño a buscar Salbutamol para el asma, pero no lo encuentra fácilmente. “Esta fórmula se me vence pronto, si no encuentro el medicamento me tocará comprarlo por mi cuenta o renovar la fórmula. Otro trámite”, se nota agotado.
s han protestado en diferentes oportunidades por las demoras en la entrega de medicamentos. Foto:Mauricio Moreno / EL TIEMPO
Jenny Molina, por su parte, ha hecho fila varias veces en un Audifarma del Restrepo pero tampoco recibe respuestas positivas. Cuando llega a la ventanilla le dicen lo mismo que a Ariel: “no hay, vuelva la otra semana”. “He venido cuatro veces este mes. Vengo por 15 medicamentos y me dicen que no hay ninguno, me proponen que me los llevan a la casa, pero no me gusta porque llegan incompletos”, asegura.
Estos ciudadanos son una muestra de la realidad de cientos de s a los que se les está agotando la paciencia, porque además de perder la ida y recibir un “no hay disponibilidad” como respuesta, sienten que están “jugando” con su salud y su vida.
Por lo pronto, mientras las entidades y los dispensarios siguen envueltos en una polémica, la odisea para la gente de a pie continúa y la próxima semana, seguro tendrán que volver a madrugar para buscar la dosis que necesitan.