Colombia, muy a pesar de Colombia, es un milagro. Nuestras ciudades intermedias, no obstante nuestra ‘recocha’, avanzan y crecen de maneras insospechadas. Tal es el caso de Villavicencio, que en los últimos años ha mostrado un desarrollo más que sorprendente.
Prueba de ello es su centro comercial Primavera Urbana, con atractiva arquitectura, tiendas encopetadísimas y gustosos restaurantes, entre los que quiero destacar uno del cual ya había oído y que resultó ser un descubrimiento más que interesante en la medida en que se desligó de la mamona y la cachama –que son los platos por los que uno se va de cabeza cuando pisa la puerta del Llano– para sacar adelante una curiosa cocina de autor.
El lugar se llama Okon y es un restaurante muy bien montado, agradable en todo sentido –con una terraza placentera, un salón amplio y una barra destacada–, regentado por Camilo Murcci, un inquieto cocinero que decidió apostarle a un discurso personal que mezcla producto colombiano con algunos ingredientes peruanos, mexicanos y selváticos, más el recetario y las técnicas orientales. Una amplia y arriesgada fusión con sugestivos resultados.
Por ejemplo, en sus entradas hay unas ostras asadas en una robata (parrilla japonesa), acompañadas de una mousse acevichada, algas, gel de tomate, quinua y flor de sauco. Para ser ostras, suena desmesurado, pero estaban muy apetitosas. Y así con todo.
¡Ojo a su excepcional cangrejo con palmitos (y espuma cremosa de palmitos), trozos de mañoco, ajo negro y polvo de remolacha! ¡Una delicia de entrada! O sus canastas de plátano con encocado de mariscos y quinua. O a su tartare de trucha boyacense con un mole negro, limón mandarino, semillas de mostaza, coco, todo eso coronado con las huevas y la piel crocante del mismo pescado. ¡Lindo platillo!
En otra visita probamos su hot dog de langosta: un pan brioche casero, con el marisco asado, queso Paipa y salsas caseras. Rico, pero el pan y el queso tapan en demasía al crustáceo.
Capítulo aparte merecen sus sushis de autor. Todos arriesgadísimos, todos atrevidos, unos más ricos que otros, pero, en general, sabrosos.
Y de sus fuertes, su gustoso y cremoso arroz con camarones (medio thai, medio Caribe) que remata con un queso granapadano; o sus costillas de cerdo al estilo coreano –cocinadas al vacío–, con una barbecue de altas notas dulces, ajonjolí y cebollín.
Digamos que, en general, puede haber excesos: un ingrediente que sobra o una salsa forzada, pero todo está guiado por la búsqueda de un gran sabor. ¿Es atrevido?, sí. ¿Es costoso?, no. ¿Es rico?, sí. Aquí hay una expresión, una voz de un cocinero llanero que dice: “En este lado de Colombia también hay ideas. Aquí también existimos”.
En Okon hay corazón y talento. ¡Que chévere un desafío así en una ciudad como Villavicencio!
Okon.
Centro comercial Primavera Urbana, local 238, Villavicencio.
Tel: 302 3680851
MAURICIO SILVA GUZMÁN
EDITOR REVISTA BOCAS
En Twitter: @msilvaazul