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Explicativo
Comer rápido podría ser peligroso para su digestión y su corazón; estas son las consecuencias que trae este hábito
•Mantener hábitos más conscientes de alimentación es clave para la salud.
Debido a los malos hábitos alimenticios, muchas personas sufren problemas de salud. Foto: iStock
Se ha vuelto frecuente no dedicarle el tiempo necesario a las actividades básicas del ser humano. Debido al auge de las pantallas y las redes sociales, el ritmo de vida en el que algunas personas se encuentran hace que olviden la importancia de una actividad que nos ha acompañado desde nuestros orígenes como sociedad; el comer.
Sin embargo, este hábito que parece inofensivo puede tornarse en una bomba de tiempo que puede dejar consecuencias nocivas para la salud y posiblemente ser puede llegar a convertir en un impedimento para hacer las actividades diarias de las personas.
Estudios muestran las consecuencias de este hábito. Foto:iStock
Comer rápido hará que suba de peso
Según estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México, el comer rápido hace que el cerebro no pueda procesar de manera correcta las señales que el estómago le da cuando ya ha recibido suficiente comida.
Eso significa que, comer rápido hará que se sienta menos satisfecho con lo que come y que, por lo tanto, la sensación de satisfacción dure menos, haciendo que sea más fácil engordar.
Los órganos responsables de la digestión tienen un proceso en el cual absorben todos los nutrientes de la comida y procesan las vitaminas que no se pueden absorber.
No masticar bien los alimentos y comer de manera apresurada impide que el cuerpo absorba las enzimas necesarias para absorber los nutrientes mediante los ácidos estomacales, y por eso, el estómago debe duplicar su trabajo para procesar todos estos nutrientes con la rapidez con la que se comen. Lo anterior deriva en problemas estomacales como gases, agrieras, indigestión y acidez estomacal.
Comer rápido daña podría dañar su sistema digestivo Foto:Istock
Probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares
Si se mantiene este hábito, los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre aumentarán. Esta acción hará que su estómago no pueda procesar correctamente las grasas de los alimentos y lo convertirá en un insumo para que los triglicéridos y el colesterol se eleven y viajen con mayor velocidad por todo el torrente sanguíneo.
Estas acciones elevan las posibilidades de tener una enfermedad cardiovascular en un futuro. Además, el estrés y la ansiedad que se generan en el cuerpo al tener este hábito para comer hacen más factible la liberación de cortisol en el cuerpo.
El cortisol es la hormona que maneja el estrés, cuando se libera en cantidades altas, puede causar una alteración en el funcionamiento del sistema nervioso y una tensión en las arterias que se puede convertir en el inicio de una enfermedad cardiovascular.
Riesgo de desarrollar diabetes
Cuando se come rápido, inevitablemente se aumenta la grasa abdominal. Lo anterior puede llegar a causar el inicio de una diabetes.
Esta grasa abdominal que se desarrolla hace que el cuerpo sea más resistente a la insulina, lo que implica que las células del cuerpo no reciben la misma información por parte de la hormona que produce la insulina en nuestro sistema.
Para poder compensar esto, el cuerpo trata de enviar más insulina. Cuando lo hace, los niveles de azúcar en la sangre empiezan a elevarse y se desarrolla un riesgo latente de tener diabetes en un largo plazo si no se hacen cambios radicales el ritmo de alimentación y en la cantidad de comida chatarra que se come.
Este hábito también puede denotar señales de depresión y ansiedad. Se crea una conexión viciosa hacia la mala alimentación, lo que exacerba problemas en el estado de ánimo y contribuye a una alimentación desordenada que resulta en una mala salud mental.
También se inhiben las capacidades de reconocer las señales de hambre y saciedad, lo que hace que no disfrutemos conscientemente de la comida y perdamos el placer cotidiano que contribuye a esa manera de bienestar emocional.