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Entrevista

Adriana Lucía vuelve a sus raíces en ritmo de cumbia

El álbum 'Te lo digo en cumbia' es su más reciente producción musical, que se inspira en el sonido sabanero de la región Caribe colombiana. Es su primer material original en siete años.

Adriana Lucía ha sido nominada al Latin Grammy por producciones como ‘Porrock’ y ‘Porro nuevo’.
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Con casi 30 años de carrera, Adriana Lucía es una de las artistas contemporáneas más reconocidas por su apoyo y divulgación de los ritmos tradicionales de Colombia, por su voz distintiva y su sonido único.
Tras varios años de trabajar de manera independiente y una pausa de siete años, regresa con un sencillo auténticamente colombiano que formará parte de su próximo álbum, Te lo digo en cumbia, editado por Sony Music. Este nuevo trabajo, dice, busca crear un puente entre el pasado y el futuro de la música colombiana. Entrevista.
Creo que nunca en mi vida, en toda mi vida, había vivido una montaña rusa de emociones tan grande. Nunca me había sentido con un bozal. Con gente que quizás quería callarme o yo misma me quería callar.
¿Qué significa para usted este nuevo disco?
Es un álbum superimportante, porque vengo de un receso y de un momento muy particular. Creo que nunca en mi vida, en toda mi vida, había vivido una montaña rusa de emociones tan grande. Nunca me había sentido con un bozal. Con gente que quizás quería callarme o yo misma me quería callar. Entonces, es un disco lleno de mucha ansiedad, pero de muchas ganas de contar, de decir, de hacer. Es también una reafirmación y una reconciliación con esa Adriana de hace 26 años. Sí, como que es esa rebeldía de ‘yo no quiero parecerme a esto’. Ahora me siento orgullosa de eso. Este álbum se parece a eso, por eso van a encontrar todo de mí en este álbum. Es como un resumen de mi vida.
Por años tuvo una carrera independiente, ¿cómo se siente volviendo al mundo de las disqueras?
Es un cambio importante. Pero debo decirte que hay una ventaja que veo hoy en día frente al momento en el que yo empecé en la industria. En esa época todo era más impuesto. A uno le decían hasta cómo se tenía que peinar, le escogían la ropa, todo. Ahora siento que hay más respeto, quizás por mi trayectoria, y eso hace que respeten mis decisiones, mis visiones. Eso hace una diferencia radical. Pero sí es verdad que después de tanto tiempo independiente me resulta muy extraño tomar todas las decisiones conjuntas. Buscar aprobación para todo. Eso es bien raro (risas), pero eso era lo que yo quería en este momento de la vida.
¿Por qué?
Porque hoy sí quiero una visión diferente a la mía. No quiero ser yo la única que opina. Antes, la junta directiva éramos tres (risas). Todo era, bueno, no, listo, aquí no, aquí sí. Y al final del día, cuando uno está en una situación de poder, lo mejor que le puede pasar es tener gente que le esté diciendo las cosas que está haciendo mal o que no les gustan. Y, sobre todo también que vean otros caminos para tu música, porque uno como que se queda ahí encerrado y no piensa más allá. Soy una persona que está atenta a todo, que está pendiente de todo, pero para mí ha sido maravilloso el trato y me he sentido muy respetada.
Hay una visión femenina y eso, por lo menos para mí, es nuevo, criada en esta industria que es tan de hombres y que todo es de hombres.
Además es un momento de la industria muy particular...
Sí, creo que esa es la gran diferencia, que llegué a una disquera muy femenina. No solamente la presidenta de la disquera es mujer, todo mi equipo de trabajo lo es. Hay una visión femenina y eso, por lo menos para mí, es nuevo, criada en esta industria que es tan de hombres y que todo es de hombres. Es superchévere porque están pendientes hasta de los detalles mínimos.
Sí, la industria ha cambiado un montón en estos casi 30 años de carrera suyos...
Sí, ha habido muchos cambios, aunque quisiera que fueran más los cambios. Creo que faltan, por ejemplo, más mujeres productoras, más ingenieras, más visión femenina. Porque el hecho de que esté una mujer no quiere decir que tenga visión femenina. Eso no lo hace femenino, porque hay muchas mujeres que llegan ahí y se vuelven un hombre más. Entonces creo que sí ha cambiado, pero faltan cosas. Una de las cosas que ha cambiado es que hay más a hacer álbumes, hay más a hacer música. Antes, sin una disquera, no se podía hacer nada. Hoy se graban álbumes en una habitación, en un baño. Y eso hace que sea más democrático, que haya más . Pero sigue siendo una industria muy cruel con las mujeres. Todavía siguen diciendo, ¡ay, tan lindo el canosito y gordito! A las mujeres no nos dejan envejecer, no nos dejan engordar.
Ahora que usted tiene hijas, su visión del mundo y del mundo de la música tiene que haber cambiado. ¿Cómo cambia su visión de qué hacer y cómo hacerlo a partir de estar criando niñas?
Sí, es otro mundo. Yo pensaba que era lo mismo que criar niños, y no. Es un mundo muy difícil para las mujeres. A pesar de las evoluciones y de los s que tengamos. Las mujeres estamos muy expuestas, siempre. Por ejemplo, a mi hijo lo cambiaba en cualquier lugar, donde fuera, pero con las niñas no me animo. Eso te lo digo desde el punto de vista de mamá. Pero, por ejemplo, como mujer también siento que estoy en un momento en que les tengo que enseñar a mis hijas que las mujeres también tenemos que salir, que no somos solo “mamá”. Yo también soy una mujer y también tengo necesidad de contar cosas y de decir cosas. Entonces, estoy logrando eso y sin dejar de ser mamá.
A ningún hombre se le juzga si sale a trabajar y deja a los hijos, pero la mujer es mala madre. La madre es la responsable de todo eso y, en mi caso, soy la que sale de la casa, la que tiene que viajar.
Y ahí la sociedad juzga: ¡¿cómo se va a ir de gira?!...
¡Sí! Y a ningún hombre se le juzga si sale a trabajar y deja a los hijos, pero la mujer es mala madre. La madre es la responsable de todo eso y, en mi caso, soy la que sale de la casa, la que tiene que viajar. Ahí hay otro pedazo que es el sentirse culpable. No me había separado de mis hijas más de dos días y ya tengo giras y cosas y me tengo que ir, por ejemplo, cuatro días y lo sufro. Estoy en esa negociación personal y supongo que el peor enemigo es uno mismo. O sea, ni siquiera es algo de la sociedad, es un tema tuyo, de todo lo que tenemos encima que el patriarcado nos ha metido. Yo pensando en mí mientras mis hijas están con un extraño. Y eso ha sido como una negociación personal en donde no cabe nadie, solo yo.
¿En algún momento pensó en dejar de hacer música?
Sí, claro. En algún momento lo pensé. Sobre todo porque cuando uno tiene carrera tan larga y empiezas tan pequeña, hay muchas injusticias y contratos y cosas que firmaron tus papás, y que tú ni siquiera sabías qué era. Yo salí aburridísima de eso y sentía que lo que estaba viviendo no era lo que yo quería vivir y sentía que eso no era mi visión de la música, eso no era lo que yo había soñado. Nunca podría haber dejado de cantar, porque no sé hacer otra cosa, pero sí pensé que me iba a quedar así como en un limbo. Yo le debo mucho a Carlos Vives, porque él fue la persona que me dijo, tienes que volver.
Hubo un momento en el que usted se metió a hablar de política, ¿se arrepiente?
La verdad es que siempre he sido fiel a mí y soy de las personas que tengo que decir lo que siento, aunque esto traiga consecuencias. Creo que somos muy analfabetas todavía en ese sentido en este país, porque es como una visión de si tú no estás conmigo, estás contra mí. A nosotros nos decían, porque venimos de culturas muy violentadas, que era mejor no hablar, no decir, no opinar. Entonces venimos muy silenciados. Cualquier persona que opina de un lado o del otro, se le tilda como, tú eres allá y yo soy acá. Me acuerdo de un dicho muy común y era no hablen de política, religión y deporte. Entonces, ¿qué quiere decir eso? No hablen de nada que puedan disentir. Solamente pueden hablar de “cosas lindas”.
En la industria de la música no teníamos muchos referentes que hablaran de política. Es más, la idea que nosotros tenemos es que los grandes artistas de este país no opinan.
¿Al colombiano no le gusta el conflicto?
Le huye. Claro que sí, le huye y todo tiene que ser así. No lo piensan públicamente, sienten que tienen que hacer lo políticamente correcto y, sobre todo, los artistas, porque los artistas en este país no hablaban de esos temas. Así que en la industria de la música no teníamos muchos referentes que hablaran de política. Es más, la idea que nosotros tenemos es que los grandes artistas de este país no opinan. En Argentina, en Brasil, en Chile, sí... pero en Colombia, no, y tiene que ver con toda nuestra historia violenta. Y mis papás, pues se mueren del susto cada vez que yo hablo. Y sí, te mentiría si no te digo que en un momento pensé ‘¿en qué momento me metí en esto?’, ¿en qué momento mi familia está amenazada? O sea, ‘¿en qué momento yo tengo una activación de un protocolo de seguridad?
¿Y ahora?
Ahora estoy aprendiendo mucho y aprendiendo a cuidarme, aprendiendo a guardar a los míos y a guardar mi corazón también. Yo la pasé muy mal. En algún momento pensé en que me tenía que ir del país y tuve amenazas serias. Y ahí llegamos, otra vez, a la culpa: juepucha, ¿por qué hablé, ¿pa’que hablé? Y ahora tengo dos hijas, estoy volviendo a criar y sueño con un país diferente y creo ilusamente también que esta generación va a ser mejor.
¿Qué le diría a la Adriana de hace 26 años?
Te van a cerrar muchas puertas, pero con tu firmeza de carácter vas a encontrar otras puertas abiertas.
AUTOR: ÚRSULA LEVY 
PARA EL TIEMPO 
@Uschilevy

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