Con baja de tasas e inflación, recuperación de la cartera tardará entre 12 y 18 meses

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Las deudas con mora superior a 30 días de los colombianos con la banca sumaron al cierre de febrero pasado más de 35 billones de pesos y mantenían un crecimiento del 17,8 por ciento real anual, impulsadas, principalmente, por el deterioro del microcrédito, que avanzaba a un ritmo cercano al 60 por ciento real anual y los préstamos hipotecarios que lo hacían al 22,4 por ciento anual, según el más reciente reporte de la Superintendencia Financiera.
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​En contraste, la cartera bruta, para la mima fecha, registraba un decrecimiento del 5,6 por ciento real anual, impulsado por el consumo, que cayó 10,6 por ciento y la cartera empresarial que retrocedió 5,1 por ciento real anual, al cierre del segundo mes del 2024.
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​Ese desempeño tiene el indicador de calidad de la cartera de los establecimiento de crédito en el país en niveles del 5,11 por ciento, similares a los observados en septiembre del 2020, cuando el país pasada una de las etapas más agudas de la pandemia de covid-19.
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​Si bien el costo de vida se ha moderado desde su máximo histórico de 13,35 por ciento observado en marzo del 2023, lo que permitió que el Banco de la República iniciara su ciclo de recorte de tasas, su más reciente baja fue de 50 puntos básicos en abril para dejarla en 11,75 por ciento, la velocidad con la que tanto la inflación como el costo del dinero vienen ajustándose ha sido más lento de lo esperado por el mercado y lo observado en otras economías de la región en las que ese proceso prácticamente ya está normalizado.

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Un reciente informe de la firma calificadora Moody's Investor Service, advierte que  mientras las condiciones económicas están retornando a la normalidad en la mayoría de países de Latinoamérica, en Colombia y Panamá esa distorsión se mantendrá por tiempo más prolongado. 
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​"Es probable que la cartera morosa promedio de los préstamos de consumo de la región, del 3,3 por ciento en diciembre de 2023, disminuya en los próximos 12 a 18 meses. Sin embargo, en Colombia y Panamá, los factores macroeconómicos obstaculizan una mejora similar", señala el estudio.
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​Hasta diciembre del año pasado, Colombia no solo presentaba el nivel de cartera morosa más alto entre un grupo de países de la región sino que, además, esta había crecido más frente a la de sus pares latinoamericanos. 

Según Moody's, la cartera morosa de los créditos personales alcanzó un 4 por ciento al cierre del año pasado. Le siguió la de Brasil (3,7 por ciento), Panamá (3,6 por ciento) y Perú (3,4 por ciento); la más baja es la de Chile (2 por ciento).

Lo preocupante es que es el deterioro de la cartera en Colombia sigue avanzando. Hasta febrero pasado el indicador de calidad total reportado por la Superintendencia Financiera alcanzó el 5,11 por ciento y solo en los préstamos de consumo este alcanzó el 8,34 por ciento.
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​La misma entidad, con base en información reportada por los establecimientos de crédito, precisa que el indicador de riesgo de la cartera colocada también viene creciendo con fuerza en el último año, pues pasó de, 8,2 por ciento en febrero del año pasado a cerca del 9,5 por ciento un año después. Dicho indicador mide a posibilidad de que un crédito calificado como B, C, D y E pueda presentar impagos hacia adelante.

Para Carlos Valencia, presidente de TransUnion Colombia y Latinoamérica, Colombia está pasando por una coyuntura puntual de deterioro de los portafolios de cartera debido a la elevada inflación y las altas tasas, que hacen que las personas tengan que dedicar más recursos para pagar sus créditos, en medio de una reducción de su capacidad de pago y eso genera crecimiento de la morosidad, la cual se espera que crezca un poco más hacia adelante.

Explicó, además, que en el país viene de un deterioro importante de la calidad del crédito posterior al periodo de expansión crediticia que vino luego del covid-19 y ahora en función de ese deterioro y a los altos costos de la financiación, se observa que las originaciones han disminuido, situación que también prevalecerá por más tiempo hasta tanto no se encuentre equilibrio de las tasas en el merado.​

Datos de la Superfinanciera indican que en la totalidad de los segmentos del crédito de consumo la morosidad viene en franco aumento desde el 2023, siendo más notable en los créditos de bajos montos, los de libre inversión y en las tarjetas de crédito para personas con ingresos hasta de 2,5 salarios mínimos mensuales, donde el indicador de mora es el más alto de esta cartera.

En préstamos de bajo monto ese indicador está en 14,31 por ciento, en los de libre inversión en 13,13 por ciento y en tarjetas de crédito en 13,14 por ciento, según datos del organismo de vigilancia y control.

​También están los 'otros consumos' donde el indicador de morosidad al cierre de febrero pasado alcanzó 22,7 por ciento, el más alto del segmento, pero además, 8,1 puntos porcentuales por encima del registro de febrero del 2022.

Para los analistas es claro que mientras el país no logre reducir aún más el costo de vida y sus tasas de interés, y no logre consolidar el crecimiento de su economía será difícil una reactivación en la demanda del crédito y la reducción de la morosidad.
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​Para Andrés Felipe Medina Grass, analista del BBVA Resech, no es un secreto, que el crédito es una herramienta importante para apalancar la actividad económica, y esta dinámica observada genera algunas alertas.
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​Por eso, menciona la necesidad de que este se reactive, proceso que se puede dar  desde varios frentes. Desde la oferta que provee el sistema financiero, mediante la disminución de tasas, lo que se traduce en una reducción del costo del préstamo y lo hace más asequible para las familias y empresas. También, desde la ejecución de la inversión pública y un mayor recorte de la tasa del Banco de la República para que se acelere la actividad económica, incrementando el nivel de empleo e ingreso disponible. Así, la capacidad de pago y confianza de consumidores y empresarios se verían fortalecidas, incentivando así la demanda de crédito y el crecimiento económico", dice el experto.

Pero la pregunta es si hay espacio hoy para ese impulso que se requiere con urgencia.

Según los analistas de Moody´s, tras el rápido crecimiento de los préstamos de consumo, los bancos en la región han mantenido criterios más estrictos para proteger las carteras contra los efectos de los altos niveles de inflación y deuda, y se han centrado en aumentar la penetración de los productos en las bases
de clientes existentes y no en nuevos cliente. 

"Los bancos se volvieron más restrictivos en el otorgamiento de préstamos de consumo a partir de junio de 2022", advierte el informe con base en las encuestas que hacen los bancos centrales, y advierte que "en Colombia, el endurecimiento
se produjo un poco más tarde, pero fue más pronunciado que en Chile, ya que más del 80 por ciento de los bancos se volvieron más restrictivos entre diciembre de 2022 y septiembre de 2023, lo que superó el nivel máximo de la pandemia".
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​Y si bien en materia de inflación y tasas de interés las condiciones vienen mejorando, desde Moody's sostienen que, en el caso particular de Colombia donde la inflación está por encima de la de sus pares, "las tasas se mantendrán altas por más tiempo, lo que respalda nuestra visión sobre el deterioro de las condiciones operativas de los bancos en el país". 

Y dicen que este año, Colombia podría experimentar el crecimiento del PIB más bajo frente a sus pares y, junto con Panamá, deberán enfrentar tasas de expansión de la
actividad que no alcanzan su promedio respectivo de 10 años.