Dane: 1,6 millones de personas salieron de la pobreza monetaria en Colombia durante el 2023

El Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane) publicó los resultados de pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema para el país en el 2023. Según la entidad, ambas cifras se redujeron con respecto al 2022.

A nivel nacional, la incidencia de la pobreza monetaria alcanzó un 33 por ciento, lo que representa una reducción de más de tres puntos porcentuales respecto al dato de 36,6 por ciento del 2022.

Esto se traduce en una disminución de 1,6 millones de personas en comparación a la cifra del 2022. Sin embargo, el número de personas en esta situación todavía llega a 16,7 millones de personas. 

El Dane también mide este dato para centros poblados y rural disperso (áreas rurales), el cual se ubicó en 41,2 por ciento, una cifra también menor al 45,9 por ciento del 2022. Por su lado, las cabeceras (centros urbanos) tuvieron una pobreza monetaria de 30,6 por ciento para el 2023 en comparación al 33,8 por ciento del 2022.

Al mirarlo por ciudades, se evidencia que Quibdó sigue siendo la de mayor tasa de pobreza, pues se ubicó en 60,1 por ciento a pesar de tener una reducción de 2,2 puntos porcentuales respecto al año pasado. 

Cn el 49,8 por ciento de su población en esta condición, le sigue Valledupar; Riohacha tuvo una tasa de 46 por ciento; y Sincelejo, otra de 44,3 por ciento.

En contraposición, con una tasa de 17,6 por ciento, la ciudad que menos pobreza monetaria tiene es Manizales con su área metropolitana (A.M.). Otras ciudades con buenos resultados fueron Medellín A.M. (22,6 por ciento) y Cali A.M. (23,6 por ciento). La capital Bogotá tuvo, por su lado, un 23,7 por ciento de pobreza monetaria.

Según explicó Piedad Urdinola, directora general de la entidad, la pobreza monetaria hace referencia a aquellos hogares que no tienen ingresos suficientes para cubrir rubros de gastos esenciales (como vivienda, transporte, ropa y calzado).

A partir de estas dimensiones se hace el cálculo en términos de dinero, que representa un valor de 435.375 pesos por persona, con lo cual, para un hogar de cuatro personas, la línea de pobreza es de 1.741.500.

“Es muy importante tener en cuenta que medimos a través de los hogares, pero no todas las personas en los hogares perciben ingresos: algunos son dependientes y otros perciben más ingreso, sin embargo, el cálculo es la suma de todos los ingresos disponibles”, explicó Urdinola.

Por su lado, la pobreza extrema cayó de 13,8 por ciento en el 2022 a 11,4 por ciento en el 2023. En cabeceras, este dato disminuyó 2,1 puntos porcentuales al pasar de 11 por ciento en el 2022 a 8,9 por ciento en el 2023. En centros poblados y rural disperso, el paso de fue de 23,3 por ciento en el 2022 a 19,8 por ciento en el 2023.

“En 2023, en el total nacional, 5'785.529 personas estaban en situación de pobreza monetaria extrema y en 2022 había 6'904.501 personas en dicha situación. Lo anterior significa que 1'118.972 personas salieron de la pobreza monetaria extrema”, explica la entidad.

Por ciudades, Quibdó también tiene la mayor tasa de pobreza extrema con 28 por ciento. El segundo lugar es de Riohacha con 21,6 por ciento, que disminuyó 1,7 puntos porcentuales respecto a la última medición. El tercer puesto fue de Valledupar, que tuvo un aumento al pasar de 15,9 por ciento en el 2022 a 18 por ciento en el 2023.

Al contrario, la ciudad con menor porcentaje de pobreza monetaria extrema en el 2023 fue Manizales A.M., con el 2,8 por ciento; seguida de Pereira A. M., que tiene 5 por ciento; y Medellín A.M. con 5,1 por ciento.

La pobreza monetaria extrema hace referencia a aquella situación en la que un hogar no tiene suficiente ingreso mensual para adquirir la canasta básica de alimentos. Con esto, la línea de pobreza extrema per cápita fue de 218.846 pesos. En un hogar de cuatro personas, esto es de 875.384 pesos.

José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y actual director de la Universidad EIA, se refirió a estos resultados: “Sin duda es una buena noticia siempre que la pobreza monetaria siga la senda de disminución. Todo lo que hagamos para mejorar en esto y en equidad es más que bienvenido. ¡Buen dato el del 2023 y 2022! El desafío es sostenerlo y para ello es clave cuidar el empleo. ¿Cómo? Animando la reactivación de la economía con una política activa y efectiva.”

Por su lado, Alexander López Maya, director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), también catalogó estos datos como “buenas noticias” y agregó que son producto de los programas gubernamentales: “Los anteriores datos son gracias al despliegue de nuestro programa de Gobierno que priorizó el cierre de brechas y la transformación territorial de los municipios más pobres y abandonados en otrora por la planeación del país.”

Con estos datos, la entidad genera también el coeficiente Gini que sirve para medir la desigualdad. Este indicador va de cero a uno, donde cero es perfecta igualdad y uno es alto nivel de desigualdad: para el total nacional se tiene una reducción que alcanza el 0,546 en el 2023 en comparación al dato de 0,556 del 2022.

A su vez, en el 2023, el coeficiente de Gini en cabeceras municipales fue 0,528 y en 2022 fue 0,538. En los centros poblados y zonas rurales dispersas el coeficiente de Gini fue 0,477 para 2023 y en 2022 este coeficiente fue 0,479.

La directora general explicó que la principal fuente para el cálculo de este dato es la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) junto con los Registros istrativos de ayudas institucionales y de pensiones, y la encuesta nacional de presupuestos de los hogares.

Sin embargo, añadió que hubo cambios en las mediciones de estas encuestas, por lo que estos datos solo pueden ser comparados hasta el 2021.

“Recordemos que hubo unos cambios en nuestras mediciones, más específicamente en nuestras encuestas. Hay que hacer empalmes para poder enganchar la serie hacia atrás. La que nosotros presentamos está enganchada desde el 2021 y no es comparable hacía atrás.”

El Dane hizo un análisis para medir el impacto de las ayudas institucionales o programas enfocados en reducir la pobreza monetaria. Para eso, plantearon los resultados en un escenario en el que no se hubiese tenido en cuenta estas ayudas: “Esto nos da una noción de las bondades de incluir esta información en el cálculo de estas cifras”, dijo la directora.

Si no se contaran las ayudas, la incidencia monetaria hubiese aumentado de 33 por ciento a 37,4 por ciento a nivel nacional. En las cabeceras, la situación también se agravaría, pues la cifra subiría más de tres puntos porcentuales al pasar de 30,6 por ciento a 33,7 por ciento. De igual forma, con un aumento de 8,3 puntos porcentuales, la cifra para centros poblados y rural disperso se ubicaría en 49,5 por ciento si no se hubiese contado estos elementos.

Para el caso de la pobreza extrema, las ayudas institucionales representaron un importante rubro: la cifra a nivel nacional hubiese sido de 16,1 por ciento si no se hubiesen incluido en el cálculo. En las cabeceras hubiese pasado de 8,9 por ciento a 12,2 por ciento y en los centros poblados y rural disperso, la cifra hubiese aumentado casi 10 puntos porcentuales al pasar de 19,8 por ciento a 29,2 por ciento.

“Incorporar esta información, sin duda alguna, es fundamental, ya que nos da una cifra mucho más limpia”, amplió Urdinola durante su exposición.

Las ciudades que más se beneficiaron por este tipo de programas fueron Sincelejo y Riohacha, que redujeron su pobreza monetaria en 4,7 puntos porcentuales y su pobreza extrema en 5,3 puntos porcentuales.

JUAN ANDRÉS BELTRÁN TÉLLEZ - REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS.