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Análisis
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Catatumbo: esta es la radiografía de un reino de la coca que no para de expandirse
Las 43.866 hectáreas de coca sembradas son el eje de la disputa entre el Eln y las disidencias.
En 2023 se detectaron más de 43.000 hectáreas sembradas con matas de coca en el Catatumbo. Foto: Raúl Arboleda. AFP
La gasolina que atizó el estallido de violencia en el Catatumbo, que venía cocinándose a fuego lento y había sido advertido sin que el Gobierno tomara las medidas necesarias para prevenirlo, tiene un nombre: coca.
De acuerdo con el último informe Simci de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el indicador oficial de los narcocultivos, en Norte de Santander, con 43.866, es el tercer departamento con más hectáreas sembradas, precedido por Nariño y Putumayo, que tienen 64.989 y 50.342, respectivamente.
El Catatumbo aporta el 17 % del total de la coca que produce el país. Foto:Juan Pablo Rueda. EL TIEMPO
El Catatumbo, la región donde se libra una sanguinaria guerra entre el Eln y el frente 33 de las disidencias de las Farc, concentra los municipios productores y aporta el 17 % del total de la coca que produce el país, siendo uno de los principales enclaves.
En la última década, las cifras han crecido de manera escandalosa, pasando de 6.944 hectáreas en 2014 a más de 43.000 en 2023, el último año del que se tiene registro.
Estos números reflejan una seguidilla de errores en los que han incurrido los Gobiernos para frenar la economía ilícita que mueve los hilos del conflicto, una omisión que hoy pasa factura con la mayor tragedia humanitaria en la historia de la región, la cual, según la Defensoría, era prevenible.
La aspersión aérea con glifosato fue suspendida en 2015, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos. Foto:Archivo EL TIEMPO
Para el general (r) Guillermo León, excomandante de la Fuerza Aeroespacial, con la suspensión de la aspersión, el fracaso de la sustitución de cultivos, así como por la ausencia del Estado en los territorios que antes eran ocupados por las extintas Farc, el número de siembras y la productividad de cada mata se dispararon a niveles alarmantes. De hecho, en el marco de las negociaciones de paz, la falsa expectativa de que las familias cocaleras recibirían ayudas estatales también ayudó a crecer la cifra.
Se basa en que el salto más grande en el número de hectáreas sembradas ocurrió en 2015, cuando el Consejo Nacional de Estupefacientes suspendió la fumigación con glifosato, año en el que los cultivos se duplicaron. Pasaron de 6.944 en 2014 a 11.527.
“Actualmente, en la región, todo se centra en la coca y lo que gira en torno a este negocio. El Catatumbo, al ser uno de los enclaves cocaleros con mayor extensión de área sembrada del país, genera rentas de gran envergadura que hoy alimentan la disputa entre el Eln y las disidencias de las Farc”, agregó.
Durante el proceso de paz se creó la falsa expectativa de ayudas estatales para los cocaleros. Foto:Julián Ríos Monroy. EL TIEMPO
Pero el escenario de violencia en la magnitud vista hace diez días no se había registrado, pese a que el reino de coca venía expandiéndose desde tiempo atrás. Entonces, ¿qué fue lo que desató la crisis?
Si bien la coca es la que acciona la bomba de tiempo, el control que ejercen los grupos armados sobre ella es el detonante.
Estos cultivos llegaron en los 80 a la región por la colonización campesina que era protegida por las Farc, que en un principio actuó como regulador de los precios y del ‘mercado’. Aunque, “quienes estaban inicialmente allí obteniendo rentas ilícitas eran el Eln y las Farc los enfrentan”, dice el experto en cultivos ilícitos David Curtidor.
La desmovilización de las viejas FARC dejó un vacío de poder en el mercado de la coca. Foto:Getty Images
La violencia no siempre es inherente a los cultivos ilícitos; depende en buena medida de los contextos sociales y de la forma en la que los actores criminales regulan esos mercados. “Hay enclaves que, por tener un dominio hegemónico, no sufren de homicidios ni de otras variables de violencia”, explicó Lucas Marín, investigador del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed).
Precisamente, detalló que ni siquiera en la bonanza cocalera de 2019, cuando tomó forma la cifra de las más de 40.000 hectáreas que se mantiene hasta hoy, se alteraron las dinámicas del conflicto en las dimensiones de lo ocurrido la semana pasada.
El pacto
Catatumbo vivía en una tensa calma gracias a un pacto de no agresión con el que disidencias y Eln coexistían y se repartían la plata sucia del narcotráfico.
La mayor presencia de tropas de ambos bandos fue amenazando la tregua, que tuvo su punto de quiebre con la masacre del tanatólogo de Tibú y su familia, crimen que les endilgan a los disidentes.
Otros factores confluyen para que este territorio, apalancado en la coca, sea un fortín para los grupos armados. Su ubicación fronteriza con Venezuela hace que también estén en juego las rutas de narcotráfico, por las que sale la droga hacia el país vecino, así como las rentas obtenidas de las extorsiones relacionadas con el paso de migrantes. Dos negocios sobre los cuales los elenos, según información de inteligencia, ahora buscan ejercer un dominio absoluto.
Los os para la venta de la cocaína se iniciaron en febrero de 2019. Foto:Daniel Martinez. AFP - Archivo EL TIEMPO
“Uno entiende los movimientos de estos grupos armados en el contexto de las 44.000 hectáreas de coca que tenemos en el Catatumbo. ¿Qué está buscando el Eln al atacar de esa manera al frente 33? Obtiene el dominio territorial y el control de la frontera, que antes estaban compartidos con el frente 33. Esto también puede estar relacionado con factores geopolíticos, debido a la cercanía del Eln con Venezuela y el resguardo que algunos de sus campamentos tienen fuera del país”, expuso la defensora del Pueblo, Iris Marín.
De acuerdo con el proceso en contra de Nicolás Maduro en Estados Unidos, por el que ese Gobierno ofreció 25 millones de dólares por información que conduzca a su captura, el régimen históricamente ha sostenido una alianza criminal con las guerrillas colombianas para traficar toneladas de cocaína por su país.
Así mismo, información de inteligencia apunta a que algunos de los cabecillas elenos, como ‘Pablito’ y ‘Antonio García’, estarían atrincherados del otro lado de la frontera, comandando a los más de 6.000 integrantes del grupo y dirigiendo la operación de las rentas ilegales.
Mapa de los departamentos colombianos que limitan con los estados venezolanos. Foto:Ecuador Colombia Venezuela map.svg
Este sería el destino de buena parte de las 43.866 hectáreas sembradas por las que hoy se baten a sangre y fuego por el poder pleno.