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El jardinero asesino que 'sembraba' a sus víctimas en materas
Hasta el día de hoy no se sabe si existen más macetas con restos de sus víctimas.
El asesino llevaba una vida normal y era conocido en su comunidad como una persona sin mayores problemas. Foto: Facebook: Bruce McArthur
Bruce McArthur no asesinó a su novena víctima a finales del año 2017 porque la Policía ya lo tenía investigado y tocó en su puerta momentos después de que le pusiera una bolsa en la cabeza.
McArthur era un jardinero conocido por su excelente trabajo en Toronto, Canadá. Aparentemente, nada lo podría hacer sospechoso de una persona que tuviera tales alcances. Sin embargo, más de una vez había sido entrevistado por las autoridades por denuncias de agresiones a hombres de la comunidad LGBTIQ+ de su país.
McArthur, asesino de la comunidad LGBTIQ+
Al parecer, el hombre de 67 años tenía un ‘modus operandi’ claro a la hora de elegir a sus víctimas.
Los conocía por medio de una aplicación de citas para personas gay. Allí entablaba una conversación con cada uno de ellos para después citarlos a un encuentro presencial. Cuando los tenía cara a cara era el momento de asesinarlos.
McArthur aceptó ocho asesinatos, entre los que se encontraban Majeed Kayhan, de 58 años; Soroush Mahmudi, de 50; Skandaraj Navaratnam, de 40; Andrew Kinsman, de 49; Dean Lisowick, de 47; Abdulbasir Faizi, de 42 años y Kirushnakumar Kanagaratnam, de 37. Todos eran parte de la comunidad LGBTIQ+ y más de la mitad eran también de comunidades migrantes.
Y aunque esos son los nombres oficiales que se pudieron rastrear hasta McArthur, la Policía estima que pueden existir muchas más personas en la lista de asesinados.
Bruce McArthur terrorized Toronto’s gay village and murdered eight men. Today, he plead guilty to eight counts of first degree murder and will die in prison.
But today should not be about him. It should be about the victims and their families. pic.twitter.com/tI2BZdei1w
Según reportes de las autoridades, que fueron revelados durante la investigación, McArthur ya había sido señalado por otras personas como una persona violenta.
En el año 2003 el hombre fue declarado culpable de agresión por haber golpeado a su expareja en la cabeza.
Después, en el 2013, fue entrevistado por indagaciones policiales que se estaban llevando a cabo sobre la desaparición de tres de sus víctimas, pero no fue acusado de nada.
Adicional a esto, en el 2016, cuando ya algunos de los asesinatos habían sido cometidos, volvió a ser entrevistado por la Policía debido a que un hombre lo denunció por intentar estrangularlo dentro de una van. Al momento de los hechos, no se encontró suficiente evidencia y McArthur no tuvo mayores repercusiones.
La realidad es que las pistas que lo llevaron a ser el principal sospechoso ni siquiera vinieron de algo que él hizo, sino de un agenda de Andrew Kinsman, una de sus víctimas, que tenía el nombre “Bruce” escrito en la fecha de su desaparición.
Gracias a algunas cámaras de seguridad, se pudo establecer que Kinsman se subió a un carro Dodge Caravan rojo de 2004. Cuando se pasó por un sistema el nombre “Bruce” junto con el modelo del carro, solo cuatro personas salieron en la búsqueda, lo cual reducía bastante la investigación.
El vehículo fue una de las principales pruebas para poder conectar a McArthur con los asesinatos. Foto:iStock
El vehículo logró ser rastreado y confirmó la presencia de Kinsman antes de ser asesinado, pues tenía restos de sangre y semen del hombre.
Debido a esto, la Policía siguió muy de cerca al que ya en ese momento era el principal sospechoso de la investigación esperando a que McArthur actuara de nuevo y así fue.
Pocos meses después de su último asesinato, McArthur se reunió con un hombre que se identificó en la corte como ‘John’, con quien habría cuadrado un encuentro clandestino para mantener relaciones sexuales.
Cuando ‘John’ y McArthur se dirigieron a la casa del asesino, el hombre le ofreció a ‘John’ una nueva práctica sexual, por lo que lo esposó a la cama y procedió a ponerle una bolsa -sin huecos para poder respirar- en la cabeza.
Minutos después, las autoridades tocaron a su puerta y probablemente salvaron a ‘John’ de ser la siguiente víctima mortal.
Durante el juicio de McArthur, que se realizó en enero del 2019, las pruebas de sus asesinatos fueron entregadas como evidencia. El fiscal advirtió a la corte que las imágenes eran tan fuertes que podrían afectar la “salud mental” de quienes estaban en el recinto.
Las imágenes que fueron tomadas de la computadora del asesino –donde había carpetas con los nombres de cada una de sus víctimas– mostraban a sus citas posando desnudos y de formas muy específicas después de ser asesinados.
Además, afeitó a la gran mayoría de ellos para después guardar su cabello en bolsas Ziploc que tenía escondidas en un lugar donde también guardaba sus herramientas de jardinería.
Police are searching the ravine behind a house where Bruce McArthur is accused of hiding remains of at least 7 men. Forensics teams are filling buckets with dirt and compost then sifting through it all for evidence. pic.twitter.com/T7ihXudVmS
Sin embargo, una de las cosas que más sorprendió a las personas sobre este asesino fue enterarse que tras descuartizar a sus víctimas dejaba algunos de sus restos en macetas de las casas en donde trabajaba como jardinero. Lo que no podía dejar allí, aparentemente, lo lanzó por un barranco.
El asesino esparció los restos de algunas de sus víctimas en materas. Foto:iStock
Bruce McArthur fue condenado en 2019 a cadena perpetua luego de las revelaciones de su cruel actuar. Sin embargo, el juez precisó que tiene la posibilidad de pedir la libertar condicional cuando cumpla los 25 años tras las rejas.