Señor Director:
El mundo no es tan cruel a veces. Hay guerras, pobreza, miedos, corrupción, tiranías, pero hay momentos de esperanza. La elección de un nuevo papa, León XIV, de la línea del papa Francisco, es esperanzadora. Porque más de 1.500 millones de católicos y, en general, el mundo estaban cruzando los dedos con los ojos en el Vaticano. Eso significa que hay fe, que hay puntos de esperanza y de unión. Qué momentos tan emotivos. Ojalá el humo blanco saliera en muchos espacios donde la humanidad lo espera con anhelo. Los fines de las guerras, por ejemplo. Habemus papam y esperanzas, que no se apagan.
Ojalá cambie un poco el mundo y muchas situaciones. Es cosa de voluntades, de pensar en que se marcha por el camino equivocado, en que todos podemos rectificar, no buscar solo lo personal, sino el bien general. Es asunto de pensar en los demás. Tal vez debamos rezar por el nuevo pontífice, como pedía Francisco, para que separa guiar a su Iglesia.
Lucila González de M.
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Señor Director:
¡Sí, emoción, lágrimas de felicidad y esperanza! nos resumen. León XIV, el pastor de Roma, pero sobre todo, desde este jueves, del mundo, nos abrió el corazón a la felicidad, repartiéndonos esperanza.
Francisco trabajó desde donde está con Dios y la Virgencita que tanto amó y lo acompañó, y nos regalaron a Robert Francis Prevost Martínez, como él, de familia de inmigrantes. León XIV, con nacionalidad norteamericana y peruana -qué contraste-, una por familia y otra por elección. Gracias, León XIV, por el cariño y reconocimiento con los que se refirió y reconoció a Francisco. Es difícil traducir y expresar la emoción, la misma que vimos y compartimos a través de la TV con el mundo. Emoción, agradecimiento, felicidad, y sí, la esperanza que sembró para nuestro continente y el mundo.
Gracias, León XIV, palabras que resumen los sentimientos que albergamos en nuestros corazones. ¡Gracias!
Ilse Bartels L.
Consulta contra la economía
Señor Director:
Las doce preguntas de la consulta petrista parecen más bien un manifiesto político en contra de la economía de mercado, el sector privado y la libre empresa, con objetivo electoral. El Gobierno debería revelar sus anhelos de estatizar la economía colombiana y añadir: “¿Está de acuerdo con que todos los domingos sean festivos; con que todos nos jubilemos a los 40 aun sin haber cotizado nunca; y que los sindicatos sean copropietarios de las empresas y de sus ganancias?”. Por fortuna, los colombianos somos más de once millones y defenderemos la democracia, las libertades, el sistema capitalista y la Constitución.
Sulia Alfonso
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