Somos un país de muchas preguntas y escasas respuestas. Nada raro en estos predios, donde que alguien responda por algo es exótico. Quince preguntas que tienen respuestas; otra cosa es que nos priven de ellas.
1) ¿Por qué el informe de la Contraloría, que confirma fallas e irregularidades en el manejo de recursos y un desacertado plan de aceleramiento de tareas en Hidroituango, se hace público después de que la aseguradora Mapfre acepta cubrir los daños generados durante la llamada contingencia?
2) ¿Quiénes son las personas cuyo estudio de seguridad indica que no corren peligro, pero conservan esquemas de escoltas pagados con dineros públicos? ¿Y qué funcionarios de alto nivel han intercedido para que no los priven de este signo de arribismo?
3) ¿Son idiotas, o apenas descarados, quienes creen que pagando a particulares pueden estacionar sus vehículos en el espacio público que rodea la Arena Movistar?
4) ¿Cuántas fotos “incómodas” del cándido Juan Guaidó nos faltan por ver, y en qué momento de las revelaciones gráficas se considera que el titán interino está mal de compañías?
5) ¿Cuál es el nivel de preocupación de ‘Jesús Santrich’ por las trasnochadas medidas que están tomando las autoridades en su contra, ahora que reside en el exterior y está lejos de su terruño?
6) ¿Cuándo conoceremos el estudio que el exfiscal Eduardo Montealegre venía adelantando con el exvicefiscal Jorge Fernando Perdomo para demostrar la responsabilidad de Álvaro Uribe en masacres? ¿No iba a ser público en junio?
7) ¿Tienen bien presente los dueños de Rappi que en 13 días hábiles se vence el plazo para que cumplan con las disposiciones incluidas en la orden istrativa de la Superintendencia de Industria y Comercio?
8) ¿Le va a coger la noche al FBI con la investigación de la muerte de los uniformados que colgaron de un helicóptero para satisfacer órdenes de algún obtuso superior?
Quince preguntas que tienen respuestas; otra cosa es que nos priven de ellas
9) ¿Cuándo fue que arrancó la temporada de declaraciones sinceras y preñadas de arrepentimiento de antiguos paramilitares, y de dónde salen las grabaciones que llegan a los medios con testigos sugiriendo que por plata dicen lo que sea?
10) ¿Los jóvenes que marchan contra las pavorosas consecuencias del cambio climático entienden que son ellos, a la vuelta de la esquina, quienes tendrán la responsabilidad de tomar las decisiones que nos salven de ese calentamiento desestimado por mentes calenturientas como la de Donald Trump?
11) ¿Cuántos años más de manoseo político deberán soportar los habitantes del municipio de Belén de Bajirá?
12) ¿Puede usted creer que hay personas que no saben quién es Luisa Fernanda W y, sin embargo, llevan una vida normal y sin mayores traumatismos?
13) ¿Candidato que miente en redes sociales puede recomponer el paso y decir solo la verdad en caso de llegar al cargo al que aspira?
14) ¿Fracasar durante meses para suplir los puestos vacantes en la Corte Suprema de Justicia no es una señal clara de que hay que reducir el tamaño de una corte que no necesita de tantos magistrados para trabajar?
15) ¿La terna para elegir fiscal se envía cuando le conviene al país o al Presidente?
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Grima. Nada grato comprobar que seguimos tratando despectivamente a la gente que sufre de depresión, desconociendo que se trata de un trastorno, una situación médica de la que nadie está exento. La periodista y escritora Margarita Posada acaba de publicar el libro ‘Las muertes chiquitas’, valiente testimonio de su experiencia, con la idea de hablarles a otras almas agobiadas y, además, “a las que las rodean con un cariño infinito, pero con un desconocimiento y una falta de empatía casi absoluta”. Parece un oxímoron, pero la lectura de su texto sobre la depresión anima.
GUSTAVO GÓMEZ CÓRDOBA