El Nobel de Química fue otorgado esta semana a Morten Meldal, Carolyn Bertozzi y Barry Sharpless, un danés y dos estadounidenses. La Real Academia de las Ciencias sueca premió su trabajo que sentó las bases de la llamada ‘química clic’ y las reacciones ‘bioortogonales’.
La química clic es una metodología que imita reacciones que existen en la naturaleza y permite crear moléculas de forma más limpia y sencilla que a través de la síntesis química tradicional. Ha revolucionado a la industria farmacéutica y a todo tipo de sectores que dependen de la ciencia de materiales. También inspiró la química bioortogonal, una categoría de procedimientos con que se estudian células vivas sin interferir con su funcionamiento.
En el campo de la física, el Nobel fue para el francés Alain Aspect, el estadounidense John Cla y el austriaco Anton Zeilinger. Lograron demostrar experimentalmente el concepto llamado entrelazamiento cuántico. Dos o más partículas ‘entrelazadas’ en sus estados cuánticos iniciales –quiere decir que no pueden ser descritas sino como un conjunto– siguen entrelazadas aun cuando se separan: a millones de kilómetros de distancia, lo que le sucede a una partícula puede afectar instantáneamente a la otra. Es un fenómeno tan misterioso y contraintuitivo que un físico como Albert Einstein, que lo describía como “espeluznante”, se negaba a creer que fuera posible. Los nuevos nobeles demostraron que Einstein estaba equivocado. Este descubrimiento es útil para la computación cuántica, un paradigma experimental que usa partículas subatómicas para representar la información, en lugar de los impulsos eléctricos que emplean los computadores de hoy.
Un computador cuántico de uso práctico aún no existe. Los prototipos disponibles cuestan millones de dólares. Pero, de llegar a fabricarse –una posibilidad aún desconocida–, sería exponencialmente más poderoso que los actuales y constituiría un enorme salto tecnológico para la humanidad. Ambos premios son la evidencia palpable de que la curiosidad y la inteligencia humanas tienen por delante asombrosos territorios para conquistar.
EDITORIAL