Al cumplirse tres años del gobierno del presidente Iván Duque, el consejero presidencial para la Estabilización, Emilio Archila, hizo un balance de los logros de la implementación de los acuerdos de paz. Dice que esta es una oportunidad única para superar problemas sociales que muchos colombianos han padecido por décadas.
¿Qué ha sido lo más relevante en este proceso?
Creo que haber llegado a la convicción de que el país tiene una oportunidad única. En los acuerdos hay un número de temas gigantescos que Colombia debió haber abordado hace décadas, con o sin acuerdos. A pesar de que se ha ensayado muchas veces, nos hemos estrellado contra el factor tiempo; la transformación rural, llevar el Estado a los municipios más afectados por la violencia, responderles adecuadamente a las víctimas, adelantar un programa de sustitución voluntario, no se puede hacer en un gobierno.
Al terminar este gobierno, ¿en qué porcentaje de adelanto va a quedar este proceso?
Había una labor necesaria, esto es como armar un rompecabezas de mil piezas sin tener la figura que hay que construir ni los bordes del rompecabezas. En cada uno de los frentes hemos construido una planeación superdetallada para aprovechar los 15 años de implementación, y en cada uno de los frentes se ha avanzado mucho más que la proporción que implica tres años sobre 15.
¿En cuál de los frentes de la implementación se ha logrado un mayor avance?
Ha sido proporcional a la magnitud de los retos. En el caso de víctimas, haber renovado la ley; reestructurado las dos unidades, la de víctimas y la de restitución de tierras; tener las rutas para las reparaciones colectivas y el presupuesto más grande que hay en la historia. En materia de reincorporación, tenemos al 98 por ciento bancarizado, más del 90 por ciento en salud y en pensiones; más de la mitad de ellos con una fuente de ingreso estable entre proyectos productivos y empleo. En los Pdet es absolutamente impresionante haber construido los planes, focalizado los recursos y estar ejecutando más de 8 billones de pesos. En materia de desarrollo rural recibimos dos de los planes nacionales sectoriales, tenemos 14 formulados, se ha avanzado en catastro multipropósito y titulaciones.
¿Qué ha sido lo más difícil?
Dos cosas. Uno, la particularidad que tiene nuestro proceso que como país firmamos con uno de los grupos, pero el Eln, el Epl el ‘clan del Golfo’, ‘los Caparros’, ‘los Puntilleros’ ya existían, y, fuera de eso, Venezuela y las disidencias entraron a hacer más compleja la situación. Entonces nunca fue cierto que la implementación fuera en sí misma suficiente para lograr una paz estable y duradera. Y la otra complejidad es que el plebiscito terminó polarizando al país alrededor de este tema y eso implica que estamos en el fondo de algo que debe unir a todos los colombianos, pero que genera gran controversia política.
¿Cómo equilibrar esas dos posiciones, entre ustedes y quienes dicen que no se ha cumplido con la implementación de los acuerdos?
Hay partidos que son de oposición y eso es lo que hacen, ese es el juego democrático. Lo que yo invitaría, lo que sueño, es que el debate pase de ser negacionista, a ser constructivo, y que quienes piensan que son una mejor alternativa reconozcan que se ha avanzado y planteen cómo es que lo van a hacer mejor, para que, como lo decía al comienzo, no vayamos a perder la oportunidad de poder seguir construyendo sobre lo construido.
Sueño en que el debate pase de ser negacionista, a ser constructivo, y que quienes piensan que son una mejor alternativa reconozcan que se ha avanzado y planteen cómo es que lo van a hacer mejor
¿Qué pasa en regiones como Cauca, Catatumbo o Arauca, donde se suponía que tras la salida de las Farc el Estado tomaría el control, pero no fue así?
Tenemos que ir avanzando en los frentes que corresponden al combate a los grupos de minería ilegal, a los narcotraficantes, al contrabando de gasolina; y el otro frente es el desarrollo de las regiones. La combinación de ambos es en mi opinión lo que al final va a lograr que cerremos las puertas a que las violencias se reproduzcan.
¿Y con la seguridad de los desmovilizados?
Lo primero es que, tratándose de muerte, no hay ninguna cifra que sea satisfactoria, siempre el objetivo es que haya cero muertes y para allá vamos, entonces no quisiera que mi explicación pareciera como que justifico ninguna muerte. Pero cada año hemos logrado reducir significativamente las cifras de los ataques y las muertes.
¿Cuánta plata se ha invertido en la implementación de los acuerdos?
Habría que mirar cada uno de los frentes. Cuando llegamos al Gobierno lo que había era una evaluación de cuánto se necesitaría para poder cumplir con todo lo que se había propuesto. Entonces cuando se hace la comparación entre lo que en realidad estamos logrando contra un imaginario presupuestal, en cada uno de los frentes de la implementación el volumen de recursos se ha incrementado exponencialmente y no hemos reducido esos porcentajes ni siquiera como consecuencia de la migración venezolana ni el huracán de San Andrés ni las dificultades de la pandemia.
¿Cómo va la sustitución de cultivos?
Nosotros recibimos cien mil familias a las que se les habían hecho muchísimas promesas. Ese grupo había erradicado poco más de 20.000 hectáreas, y durante nuestra istración hemos erradicado un poco más de 17.000, pero nosotros sí hemos cuidado esas familias, hemos invertido 1,3 billones de pesos, y el resultado es que hoy en día ninguna de las familias se ha salido del programa, en adición a eso tenemos otros dos programas de sustitución voluntaria.
Nos hemos dedicado a producir resultados
¿A qué le apuntarán en este último tramo que les queda?
En cada uno de los frentes hemos tenido una expresión de voluntad política de cumplir, en cada uno de ellos hemos tenido el trabajo y el cuidado de tener una planeación muy detallada, muy robusta aprovechando los 15 años. En cada uno de esos frentes nos hemos dedicado a producir resultados que hagan que en diciembre de este año los resultados hagan que el proceso sea irreversible, esa es la manera como vamos a continuar trabajando.
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