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Siete años después de firmar la paz, ¿cómo mira las Farc la implementación del acuerdo?
El presidente del partido Comunes habló sobre los avances y rezagos en la implementación.
Rodrigo Londoño en visita a Mesetas y el ETCR Mariana Páez Foto: Cesar Melgarejo. EL TIEMPO
Este viernes se cumplen siete años desde la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las extintas Farc en el Teatro Colón de Bogotá. En entrevista con EL TIEMPO, Rodrigo Londoño, presidente del partido Comunes y último comandante de esa organización, habló sobre los avances en la implementación y los puntos que más le preocupan.
Además, se refirió a la llegada de Otty Patiño a la oficina del alto comisionado para la paz y a los retos que tendrá el funcionario que llegue a hacerse cargo de implementar el acuerdo.
¿Está satisfecho con la implementación?
En estos siete años el acuerdo sigue vigente. Estamos en una fecha en la que, por la expectativa que hay, por los eventos que se están planificando, por el interés de la comunidad internacional y por el mismo interés de mucha gente de la sociedad colombiana se está produciendo algo que nosotros quisiéramos que sea así, que sea un relanzamiento de acuerdo. Han sido siete años complejos, a veces con frustraciones a veces con satisfacciones, pero más duro de lo que esperábamos, aunque hay que decir que el hecho de que esté vigente el acuerdo, de que esté en la dinámica política, de que el presidente está tratando de construir la paz completa y reconozca que es clave y esencial la implementación de este acuerdo, nos llena de satisfacción. Había mucha gente que vaticinaba que en tres o cuatro años nadie iba a hablar del tema, que se iba a olvidar y resulta que no ha sido así, eso es algo que nos satisfacey nos muestra que acertamos. Quisiéramos haber estado en estos siete años en unas condiciones distintas en implementación, pero bueno, esas son las dinámicas políticas y uno tiene que trabajar con esa realidad y no con los deseos.
La reforma rural y la sustitución de cultivos avanzan a un ritmo que parece no ser el adecuado, ¿cuál es su balance?
En temas de género, la reforma rural integral es el punto más rezagado en cuanto a implementación del acuerdo de paz. Foto:Rodolfo González. Archivo EL TIEMPO
En el tema de tierras que es clave, recuerde que fue el primer punto que se trabajó en La Habana precisamente porque el tema de la propiedad y la tenencia de la tierra ha estado en el trasfondo del conflicto y era necesario entrar a resolver ese asunto. Sobre eso hay que decir que, en los gobiernos anteriores, ni en el inicio con el presidente Santos y mucho menos el gobierno del presidente Duque, se avanzó.
En este Gobierno comenzamos a ver avances, ya hay una decisión política y hay un presidente que levantó la bandera de la paz, pero lo que pasa es que este es un Estado construido para que nada funcione y le ha tocado al presidente Petros muy difícil en ese sentido y tener, de pronto, algunos funcionarios que no entienden la importancia de este tema. En ese sentido con la Unidad de Restitución de Tierras ya se han hecho una serie de reuniones en las regiones, pero más allá de la entrega de tierras a los firmantes, es necesario avanzar en la reforma rural integral en el campo. Se dan tierras y eso no llena de optimismo. Sabemos que falta mucho, el presidente de Petro ha reconocido que eso cuesta bastante y bueno, se ha propuesto una meta de entregar millón y medio de hectáreas, pero está también la titulación de tierras que comienza ya avanzar. Lo que vemos es que comienzan a romperse las trabas que el mismo Estado crea.
Frente al tema del Pnis (Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos) hay muchas dificultades porque a la hora del té la política de drogas del presidente Petro va mucho más allá del acuerdo, pero nosotros sí hemos reivindicado que se debe tener en cuenta lo acordado en La Habana porque es un compromiso del Estado colombiano con las familias que se han comprometido a trabajar y ayudar en la sustitución de cultivos. Se necesita el apoyo que no tuvieron en los gobiernos anteriores.
¿Cuál es la situación hoy de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (Etcr)?
No es fácil, pero viene mejorando. Desafortunadamente hay zonas en las que hemos tenido que salir por las amenazas, principalmente las zonas de Mesetas y Vistahermosa, y otras cuatro o cinco que están en proceso de revisión. Estamos a la espera de que se oficialice el nombre del comisionado para la implementación que prometió el presidente Petro, creemos que es necesario que sea una persona que sea capaz de articular y avanzar, porque lo que hemos visto es que hay funcionarios que entienden, pero hay otros del gobierno anterior que traen esa filosofía de que no se haga implementación. Creemos que con esa Consejería, que articule a todas las entidades e instancias, el tema se va a resolver de manera expedita.
En cuanto a participación política, ¿qué avances hay?
La participación política a partir de lo acordado en La Habana es una deuda que tiene el Congreso de la República con Colombia y con el mundo, porque es un acuerdo que ha sido avalado por la comunidad internacional. En ese punto prácticamente no se ha hecho nada, lo único que se logró rescatar fue el estatuto de la oposición que era una reivindicación lograda en la Constitución del 91 que no se había implementado y que gracias al acuerdo se implementó. Nuestros parlamentarios han presentado cinco veces el proyecto de reforma política, que de buena medida toma las aspiraciones que están planteadas en el acuerdo, pero no se ha logrado avances. De todas maneras, estamos lidiando con las mismas reglas que precisamente el acuerdo trata de cambiar, que son reglas construidas para impedir que surjan fuerzas alternativas en el panorama político y que lleguen a posiciones de poder. Esperamos que en lo que falta de este Gobierno logremos que el Congreso apruebe una reforma política que incorpore los elementos que están dentro del acuerdo final de paz.
Gustavo Petro reunido con los del Partido Comunes. Foto:Presidencia de la República
¿Qué sabe de esa persona que llegará a implementar?
A nosotros lo que nos interesa es que sea alguien que conozca el acuerdo, que lo sienta y que logre construir lo que en La Habana llamamos la paz completa. Colombia no se va a poder desarrollar, Colombia no va a poder superar los índices de injusticia, no va a poder desarrollar la industria, la economía y la cultura, si no hay paz.
¿Cuál es el balance que usted hace de los gobiernos anteriores en cuanto a la implementación?
Hay que decir que el gobierno Santos planificó muy bien la negociación, se preparó y creó equipos acordes, también estableció reglas del juego que en buena medida dieron fruto, pero lo que se vio de entrada es que no se planificó la implementación del acuerdo, no hubo preparación en ese sentido y desde el primer día se comenzó a improvisar. Yo recuerdo imágenes de los guerrilleros bajando desde las montañas con alegría, con esperanza, con entusiasmo, con el moral al hombre y el fusil en la mano hacia los sitios en donde se iban a reunir y resulta que allí no encontramos nada y si no hubiera sido por el compromiso y por el convencimiento que teníamos todos los firmantes, compromiso se mantiene hoy en día en el 95 por ciento de los firmantes, quién sabe en qué habría desembocado. El presidente Santos pudo haber dejado elementos para que independientemente de quien llegara, no se pudiera echar para atrás lo acordado y no pudiera esquivar la implementación del acuerdo, pero no lo hizo y desafortunadamente los colombianos elegimos un gobierno que llegó con las banderas de hacer trizas los acuerdos de paz. De igual forma, se demostró lo bien que estaba construido el acuerdo de paz, el problema es que la implementación se dio en partecitas y de manera distorsionada.
¿Cuál es el análisis que hace de los acercamientos con las disidencias?
Acompañamos al presidente en esa propuesta, en ese desafío de lograr una paz completa. Claramente este es un contexto distinto a cuando nos tocó a nosotros negociar y las circunstancias que se están planteando son completamente distintas.
¿Qué opina sobre esta decisión del ‘Estado Mayor Central’ de autoreconocerse como las Farc?
Ese es un tema muy sensible sobre el que no me gustaría profundizar, pero hay una realidad y es que las Farc-EP y el estado mayor central que existía, con el secretariado a la cabeza, hizo un acuerdo con el Estado colombiano, desmontó toda la estructura militar que tenía, se reincorporó a la vida civil y estamos aquí construyendo paz. Lo demás son matrices mediáticas con las cuales se trata de impactar, pero una cosa es las matrices mediáticas y otra cosa es la realidad.
amilo González, delegado del Gobierno; Andrey Avendaño, vocero del Estado Mayor Central; y Danilo Rueda. Foto:Mario Caicedo. EFE
¿Ha tenido la posibilidad de reunirse con la experta que envió la ONU para revisar la implementación?
No he tenido la oportunidad ni el honor de conocerla, pero nos parece que fue una decisión muy acertada. Esa es una cosa de la que poco se habla porque no solo se incumplió, no se implementó, se distorsionó la esencia, el espíritu y hasta la letra misma, sino que también se buscó entramparnos.
¿Cómo analiza el cambio en la oficina del alto comisionado para la paz?
Es potestad del presidente, así como cambiar a diferentes funcionarios. A Danilo (Rueda) hay que reconocerle que le tocó una tarea titánica, el tener que hacer caminos en medio de unos matorrales sumamente espesos y yo creo que de seguro hubo aciertos y desaciertos. Aquí lo importante y lo saludable es el nuevo nombramiento. La acompañaremos, estamos con toda la disposición de aportar nuestros esfuerzo, experiencia, conocimiento y voluntad.