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Análisis
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Colombia vive un sostenido cierre de camas y unidades pediátricas y neonatales que preocupa al sector médico
Pese a que existe un déficit de camas y unidades pediátricas y neonatales, las que hay se siguen cerrando.
La poca rentabilidad de la atención materno-neonatal ha agravado el cierre de estos servicios en la última década en el país. Foto: Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
“Hoy es un día triste para la salud materno-neonatal en Cali y el suroccidente colombiano. Con profundo pesar para los que la conocemos, el día de hoy se realizará el cierre definitivo de la unidad de obstetricia y atención neonatal de la Clínica Farallones. Esta institución, que durante años ha sido un pilar en la atención de mujeres embarazadas y recién nacidos, deja un vacío inmenso en un sistema que ya enfrenta enormes desafíos”.
Así inicia el mensaje de despedida publicado el pasado viernes por la ginecoobstetra Andrea Gómez Perdomo, ante el cierre de la unidad de obstetricia y atención neonatal de esa clínica de Cali. Se trata, sin embargo, de un hecho cada vez más frecuente en el sistema de salud del país.
En momentos críticos, cuando aumentan las enfermedades, la falta de camas se traduce en riesgos. Foto:iStock
Aunque Colombia, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), registra un déficit en el número de camas hospitalarias para cuidado pediátrico, neonatal y obstétrico, desde hace más de una década se está presentando un cierre sostenido de unidades y camas disponibles para la atención de partos, recién nacidos y menores.
El país cuenta actualmente con poco más de 17.000 camas para atención neonatal y pediátrica. Según los estándares de la OMS, el país debería tener unas 30.000 camas (2,5 por cada 1.000 habitantes), lo que representa un déficit de más de 13.000 camas.
En los últimos meses, se han registrado cierres de unidades completas o camas para atención pediátrica, neonatal y obstétrica en Medellín, Bogotá y Cali; en IPS como la Clínica Andes en Boyacá, el Hospital San Ignacio, la Clínica Colombia y la Clínica Farallones de Cali.
Según el Sindicato Nacional de Pediatras de Colombia (Sicolped), que ha venido registrando estos casos, tan solo entre 2023 y 2024 el país perdió 142 camas neonatales entre básicas, intermedias e intensivas.
Entre 2023 y 2024 se cerraron 142 camas solo en neonatología en todo el país. Foto:iStock
Rentabilidad, el factor clave en el cierre de unidades y camas
Un factor que ha sido clave para el cierre sostenido de unidades pediátricas en el país, coinciden los expertos, es la rentabilidad. Según la pediatra y presidenta del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, Clemencia Mayorga, el cuidado pediátrico y neonatal genera baja rentabilidad, ya que los altos costos de medicamentos, exámenes y procedimientos dejan un margen mínimo. Por ello, en tiempos de crisis económica, las IPS suelen recortar primero en unidades de recién nacidos y atención de partos.
“Este no es un tema nuevo. Lo hemos denunciado desde 2011, cuando hubo un cierre significativo de camas en pediatría y neonatología. La situación responde a un motivo claro para las IPS: los servicios de pediatría, neonatología y obstetricia generan una utilidad muy baja o incluso negativa para clínicas y hospitales”, dice Mayorga.
La especialista advierte que la crisis de desfinanciamiento del sector salud ha acelerado los cierres de los últimos dos años, ya que las IPS enfrentan escenarios financieros cada vez más complejos, como han denunciado diversas asociaciones y gremios médicos.
Además, otro factor que, según algunos actores, también influye en los cierres es la caída en la tasa de nacimientos. En la última década, 2024 registró la mayor caída de nacimientos en Colombia, con un total de 145.416 nacidos vivos, un 14,6 por ciento menos que en 2023, según el más reciente informe de Estadísticas Vitales del Dane.
No obstante, para Mayorga, esto no debería justificar el cierre de unidades o camas pediátricas, ya que, aunque los nacimientos disminuyan, sigue existiendo un déficit de camas disponibles.
“No hay ningún estudio que indique que sobran camas de pediatría en el país solo porque nacen menos niños. Esa afirmación no corresponde a la realidad”, destaca Mayorga.
Según ella, la falta de camas se hace evidente en momentos críticos, especialmente durante los picos de enfermedades respiratorias, como el que comenzará en marzo.
Diocel Lancheros, presidente de Sicolped, coincide con esta opinión y advierte que el cierre de camas aumenta el riesgo para los recién nacidos en momentos críticos de atención médica. Además, señala que esto reduce la capacidad de atención, ya que, aunque los cierres se concentran por ahora en grandes ciudades, el impacto sería aún mayor si se deshabilitan camas en ciudades intermedias o municipios pequeños.
“Esto generará grandes barreras de para las mujeres, especialmente en zonas periféricas o con largos desplazamientos hacia las Unidades de Parto. Esto aumentará la morbimortalidad. De hecho, en departamentos como Valle del Cauca, la mortalidad materna ha crecido”, agrega.
Por ahora, la situación sigue siendo crítica y no se vislumbra una solución en un escenario en el que la atención pediátrica no sea un negocio rentable, que obliga a las IPS a eliminar costos cuando se enfrentan a una crisis financiera, como la actual. Muchos menos ante la dualidad de que el país sigue enfrentando un déficit de camas disponibles, en momentos en los que aumentan las enfermedades en los más pequeños.