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Explicativo
Emergencia económica por fiebre amarilla es injustificada: expertos
El anuncio del presidente Petro no solo causó revuelo político, sino también el rechazo de la comunidad científica.
En el terminal de transporte del Salitre se realizan jornadas de vacunación debido a las alertas epidemiológicas. Foto: Sergio Acero. EL TIEMPO
Se espera que en los próximos días la Casa de Nariño elabore el decreto con el que se pretende declarar una emergencia económica en Colombia por el brote de fiebre amarilla, cuyo epicentro es el departamento de Tolima, pero que ya tiene presencia en al menos ocho departamentos del país.
Esto, luego de que el presidente Gustavo Petro anunciara la medida, asegurando que “el calor en aumento de la atmósfera ahora hace que el mosquito suba las montañas, pase los páramos y pueda penetrar en las ciudades, incluida Bogotá”, y que la emergencia económica se justificaba para “entregarle a los hospitales públicos tecnología y máquinas capaces de tratar enfermos de fiebre amarilla. Hay que tener recursos para asumir el problema rápido y con contundencia”.
La decisión no solo causó reparos en el mundo político por los alcances que tendría una emergencia económica, sino entre la comunidad científica, que, pese al impacto que está teniendo el brote, sostiene que este no justifica tal medida.
Una de esas voces es la del médico salubrista y profesor de la Universidad de los Andes, Luis Jorge Hernández, quien señaló que la emergencia sanitaria anunciada por el Ministerio de Salud está justificada, “pero la emergencia económica no lo está, no parece proporcional ni necesaria en este momento si solo se basa en la epidemia de fiebre amarilla”.
Según datos del Instituto Nacional de Salud (INS), en 2024 se registraron 23 casos de la enfermedad que dejaron 13 fallecidos. Sin embargo, en lo que va de 2025, y con corte al 18 de abril, el número de contagios se disparó, alcanzando en un poco más de tres meses un total de 53 casos confirmados y dejando un saldo 21 fallecidos.
Vacunación contra la fiebre amarilla. Foto:Sergio Acero/EL TIEMPO
Estos datos, si bien parecen pocos, en realidad representan un incremento respecto al promedio anual de 10 a 12 casos registrados en los últimos años y preocupan al sector salud, dado que esta puede ser una patología viral grave con una alta tasa de letalidad de entre el 40 y 60 por ciento, alcanzando incluso una mortalidad de hasta el 75 por ciento en brotes epidémicos.
Sin embargo, para Hernández, no representan un fuerte impacto en las finanzas del sector salud que haga necesaria una declaratoria de emergencia económica.
“En el caso actual, no hay evidencia suficiente de que el brote de fiebre amarilla por sí solo cause una crisis económica generalizada. Las cifras de casos son graves en salud pública, pero aún manejables desde el punto de vista económico con herramientas del marco sanitario y fiscal ya existentes. Por eso, ya se hizo el respectivo conducto para su atención, que fue la alerta sanitaria decretada por el Ministerio de Salud”, aseguró el salubrista.
Para el experto, preocupa que alrededor de un asunto de salud pública “que exige una respuesta técnica, articulada y basada en evidencia, se esté politizando la discusión”.
Uno de los puntos que más ha causado controversia entre los expertos es que, en medio de sus declaraciones, el presidente Petro se refirió a la posibilidad de que, a causa del cambio climático, el virus, transmitido por mosquitos, llegue a ciudades como Bogotá.
Actualmente, el pico de contagios está concentrado en la zona suroccidental del Parque Natural Regional Bosque de Galilea, que abarca partes de los municipios de Cunday, Prado, Villarrica y Purificación, en el Tolima. Este brote inició en octubre de 2024.
Zulma Cucunubá, directora del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana y experta en enfermedades infecciosas, asegura que existen varias imprecisiones respecto a cómo el Gobierno viene abordando la enfermedad. En primer lugar, aclara que “hay dos grandes ciclos de fiebre amarilla: urbano y selvático. Pero en Colombia, hoy no se ha reportado ciclo urbano en el brote actual ni en los últimos 100 años. El brote actual ha sido del ciclo selvático”.
De acuerdo con la experta, es cierto que, a diferencia de las últimas décadas, en que los casos humanos de fiebre amarilla eran esporádicos y limitados a zonas muy específicas, el brote actual se ha expandido a las zonas de cordillera, más allá del Tolima, teniendo presencia en al menos ocho departamentos.
Foto:Sergio Acero Yate / El Tiempo.
Sin embargo, la experta insiste en que “a pesar de esa expansión, es poco probable que se presenten casos autóctonos en lugares por encima de 2.300 metros sobre el nivel del mar (m. s. n. m.), como Bogotá o Tunja. Con la evidencia disponible, es más eficiente concentrarse en áreas de mayor riesgo por debajo de esta altura”.
El virus es transmitido por los mosquitos Aedes aegypti, Aedes albopictus, Sabethes y Haemagogus, que viven normalmente entre los 0 y 1.500 m. s. n. m., aunque cada vez son más frecuentes hasta los 1.8000m, e incluso se han registrado hasta los 2.300m principalmente por los cambios climáticos y ambientales.
Por todo esto, los expertos coinciden en la necesidad de controlar el virus mediante la inmunización. La vacuna contra la fiebre amarilla requiere de una sola dosis para proteger de por vida, y en Colombia es mandatoria dentro del esquema de vacunación a los 18 meses de edad.
Además, es gratuita y, por regulación nacional, debe estar disponible en puntos de vacunación en todo el país y ofrecerse sin barreras de para todas las personas, sin importar su estado de afiliación al sistema de salud, nacionalidad o estatus migratorio.
La vacuna proporciona inmunidad efectiva dentro de los 10 días para entre el 80 y el 100 por ciento de las personas vacunadas, y dentro de los 30 días para más del 99 por ciento.
Es por ello que la población en mayor riesgo son adultos o niños sin su esquema de vacunación en zonas de menor altura, así como viajeros. Para Cucunubá, esto implica que son estas poblaciones donde se deben priorizar las acciones.
“Hay una cantidad finita de vacunas para atender el brote. Por ello, debe priorizarse adecuadamente su uso a habitantes en áreas donde es posible la transmisión y viajeros de áreas no endémicas a áreas endémicas; es decir, zonas por debajo de 2.300m deberían ser prioridad, así como las áreas selváticas, rurales y periurbanas”.
Misma opinión es la de Alejandra Marín, bióloga, PhD en Ciencias y especialista en enfermedades infecciosas zoonóticas: “El brote hay que controlarlo donde endémicamente circula el virus. Los casos en Bogotá no serían de transmisión directa, sino casos importados (viajeros que llegan desde una ciudad de riesgo), y no hay probabilidad que exista transmisibilidad directa en una ciudad no endémica para el virus, puesto que se requiere del virus y mosquito circulante”.
En este sentido, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, anunció el pasado miércoles que se exigirá nuevamente el carné de vacunación para quienes viajan desde y hacia zonas en riesgo, con el fin de controlar la propagación del virus. Así mismo, aseguró que “la meta es vacunar a cerca de 14 millones de colombianos que se encuentran en riesgo. Afortunadamente, los niños menores de 15 años han recibido esta vacuna como parte del esquema nacional”.
Y agregó: “Actualmente, hay disponibles 3,1 millones de vacunas. Se espera la llegada de 1,5 millones más en los próximos días, y se han solicitado 2 millones adicionales a la OPS/OMS, además de 8 millones más para cubrir a toda la población en riesgo”.
Foto:Gobernación del Meta
Por su parte, el presidente Gustavo Petro aseguró esta semana que “en dos meses toda la población colombiana debe estar vacunada”. Sin embargo, Hernández indicó que, si bien el número de casos y muertes reportadas justifican una respuesta urgente, vacunar a toda la población “puede ser ineficiente”.
Además, señaló que es una meta ambiciosa porque, aunque Colombia cuenta con más de 2.000 puntos de vacunación, hay factores como la disponibilidad de vacunas, la aceptación de la población, la infraestructura y el número de personal disponible que se deben considerar.
Controversia política
Pero la controversia no se quedó solo en los temas científicos, sino que trascendió a los asuntos políticos. El episodio sirvió como escenario para un nuevo enfrentamiento entre el presidente Petro y los mandatarios regionales. Específicamente, el choque se dio con Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá, y Adriana Magali Matiz, gobernadora del Tolima, con quienes ya se han registrado varios desencuentros.
“Me preocupa que en Bogotá el Distrito no ha querido configurar los equipos básicos de salud que son imprescindibles para hacer una vacunación rápida en toda la ciudad. La rapidez de la vacuna es la clave”, dijo el mandatario en el trino en el que anunció la declaratoria. Frente a esto, respondieron tanto Galán como Matiz. El mandatario local afirmó que el Presidente se equivoca y lo instó a “consultar a los expertos”.
Sobre Matiz, el mandatario dijo que no ha querido ayudar al Gobierno para hacerle frente a la situación “y no ha girado dineros de la Gobernación para ayudar a detener el virus”. La gobernadora le pidió al jefe de Estado no faltar a la verdad y señaló que “no le hace bien al país mentir en medio de sus afanes y endilgarme falsas responsabilidades sin fundamento”.