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¿Pueden las personas inteligentes no ser tan felices? Esto explica la ciencia
Tratar de comprender y pensar demasiado sobre los problemas del mundo son algunas de las razones.
Los juegos visuales miden la capacidad de pensar de manera rápida. Foto: iStock
La felicidad está definida por un estado de satisfacción y alegría, pero para Aristóteles, desde el punto de vista filosófico, esta sensación era el fin que busca todo ser humano. "Un bien mayor que comprende la base de una vida con acciones virtuosas, sustentadas en el pensamiento, la justicia y la razón".
Una paradoja si se tiene en cuenta que en el imaginario popular, existen personas inteligentes que no logran ser felices, pese a que a su vida se mantenga en un entorno donde abunda el razonamiento, la lógica y el conocimiento.
Al parecer, "entre más se conoce, menos sé es feliz", como si la ignorancia fuera un fuerte y lo desconocido evitara los posibles dolores, que podría ser cierto, en algunos casos, como en un engaño amoroso, pero aun así lo ideal es saber la verdad.
Se trata de hacer lo necesario para no pensar una y otra vez en los momentos que se compartió con esa persona. Foto:iStock
De acuerdo con el portal de salud mental 'Psychology Today', una primera hipótesis de porque algunas personas que conocen un poco más del mundo, y tienen capacidades intelectuales más avanzadas, podrían no sentirse tan a gusto a nivel emocional, podría ser una tendencia a la reclusión.
"Las personas con un coeficiente intelectual alto suelen experimentar aislamiento social, lo que puede provocar depresión o hacerles actuar de forma más introvertida de lo que es su naturaleza", señala el psicólogo León F. Seltzer especializado en resolución de la ira y el trauma y autor de 'Estrategias paradójicas en psicoterapia y La visión de Melville y Conrad', para el portal.
Por otro lado, su infelicidad también podría ser resultado de un análisis excesivo. Tratar de entender las cosas que habitan y suceden al mundo y comprender al ser tan complejo que es socialmente el ser humano con sus acciones, puede ser agotador.
"Muchas personas con un alto nivel de inteligencia tienden a pensar demasiado y seguir analizando todo lo que ocurre en su vida, su entorno y más allá. Pensar demasiado puede resultar agotador a veces, especialmente cuando tus pensamientos te llevan a conclusiones que te molestan y frustran", explica Praveen Kaushik, mentor de 'startups' y orador en su artículo de LinkedIn.
Esto concuerda con los resultados de algunos estudios, en los que se ha demostrado que los individuos que tienen un coeficiente intelectual muy alto tienen mayores preocupaciones, sufren más y tienen mayores niveles de ansiedad durante día.
Sin embargo, estos síntomas no son producto necesariamente de plantearse las más complejas preguntas existenciales al estilo de grandes académicos como Jean Paul Sartre o Estanislao Zuleta, sino de preocupaciones más mundanas que se tienden a replantear una y otra vez.
De hecho, esto también los puede afectar en la toma de decisiones y su imparcialidad. De acuerdo con el psicólogo canadiense Keith Stanovich, de la Universidad de Toronto, la capacidad de tomar decisiones de forma correcta no está relacionada con la capacidad intelectual, pues no son capaces de reconocer el punto por pensar demasiado dicho planteamiento.
La gente con un alto coeficiente intelectual tiende de hecho a tener un "punto ciego de la parcialidad", "lo que puede provocar que sean incapaces de ver sus propios defectos y de que se guíen mucho por sus instintos", señala el experto para la 'BBC'.
Vale recordar que existen varios tipos de inteligencia como la lingüística, musical, lógica-matemática, espacial, corporal-kinestética, interpersonal y naturalista, que se desarrollan conforme al entorno y los conocimientos aprendidos a lo largo de la vida, así que las preocupaciones y sensaciones de insatisfacción podrían ser acordes con estas habilidades.