Durante la pandemia se evidenció un aumento en las brechas educativas en el país, según explica un reciente informe realizado por la Universidad Javeriana, en el cual se compararon los resultados de las pruebas Saber 11 de 2020, realizadas en medio de la emergencia sanitaria, con las de años anteriores.
Estas pruebas, que fueron realizadas por el Icfes de manera presencial para garantizar la confiabilidad de los resultados, se hicieron a finales de año, cuando los menores habían pasado casi la totalidad del curso académico desde casa tras el cierre de los colegios. De ahí la importancia de los resultados para determinar el impacto de esta medida en el proceso educativo.
A primera vista los resultados nacionales parecieran mostrar una leve mejoría tras cuatro años de descenso. Sobre un puntaje máximo posible de 500 puntos, el promedio nacional fue de 250, dos puntos por encima de los 248 de 2019. Sin embargo, las investigadoras Luz Karime Abadía, directora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Javeriana; Silvia Gómez Soler y Juanita Cifuentes González, profesoras de la misma institución, advierten que si se mira en detalle, esto no significa que mejoró la calidad educativa. Por el contrario, las brechas aumentaron.
Por un lado, el incremento en el puntaje nacional estaría explicado en parte porque el número de estudiantes que presentaron la prueba fue menor a años anteriores (Casi 27.000 menos). Quienes no la presentaron serían justamente aquellos que presentan menor rendimiento académico, explica el informe: “se observa que en el año 2020 se presenta una disminución en la masa de estudiantes con bajos puntajes frente al año 2019”.
Pero lo que más preocupa es que las brechas se acentuaron prácticamente en todos los aspectos, lo cual podría explicarse, señalan las autoras, por un factor determinante: quién contaba o no con los equipos y a internet suficiente para seguir con sus estudios desde casa.
El puntaje global promedio de los estudiantes con internet cayó en 1 punto (de 260 a 259 puntos), mientras que entre los estudiantes sin a internet cayó 3 puntos (de 230 a 227 puntos) en las pruebas de 2019 y 2020. En estudiantes sin computador ni internet el puntaje cayó de 227 a 225.
“Estos estudiantes perdieron tanto la instrucción presencial en el aula como las oportunidades de aprendizaje que utilizan tecnologías basadas en internet, lo que estaría dejándolos aún más rezagados frente a los estudiantes que cuentan con a tecnología”, menciona Abadía.
La disparidad de resultados se acentúa en otros indicadores en los que la conectividad también es determinante. Por ejemplo, entre alumnos provenientes de colegios privados y aquellos que estudiaron en el sector oficial (con mayor tasa de niños desconectados).
En promedio, los alumnos del sector privado mejoraron sus calificaciones de 266 a 272. En cambio, en el sector público no hubo cambios significativos. Como resultado, mientras en 2019 la brecha fue de 25 puntos, en 2020 subió aproximadamente a 30.
La situación se repite entre las ciudades y el campo. Un reciente informe similar, elaborado por el Observatorio de Gestión Educativa de Empresarios por la Educación, muestra que la brecha entre zonas urbanas y rurales pasó de 22 a 25 puntos. De nuevo, la conectividad aparece como principal factor de incidencia.
De acuerdo con Diego Sánchez, director de este observatorio, "las secretarías de educación que tienen un mayor nivel de conectividad, como Bogotá, están obteniendo los mejores resultados en pruebas Saber 11. En cambio, en secretarías con menor penetración de tecnología, como Vichada y Vaupés, se obtienen los resultados más bajos".
Pero si bien ya se ven algunas luces de los efectos en la educación, estos podrían ser mucho mayores. En parte, porque las pruebas de 2020 fueron atípicas, con menor duración y número de preguntas, lo cual algunos creen que permitió el aumento del promedio nacional. Pero también porque estos jóvenes fueron menos afectados que los de promociones futuras.
Así lo explica Sánchez: “Es importante destacar que estos resultados son parciales. Estamos hablando de estudiantes con 10 años de educación presencial. Los impactos los vamos a ver en las pruebas de este año y las próximas con estudiantes con un periodo de estudio en casa más largo y que posteriormente tendrán intermitencia en la presencialidad con el modelo de alternancia”.
De cualquier forma, los informes muestran los primeros impactos medibles en la calidad de la educación tras el cierre de los colegios. Ante ello, Luz Karime Abadía, de la Javeriana, pidió al Gobierno Nacional y a los gobiernos locales “acciones y políticas contundentes para mitigar los efectos negativos del covid-19 no solo en términos de aprendizajes perdidos sino en el bienestar de los estudiantes. Es urgente identificar aquellos estudiantes que dejaron de presentar la prueba, recuperar aquellos estudiantes que ya no están atendiendo a las actividades académicas y nivelar los aprendizajes perdidos, al tiempo que se avanza en los logros académicos de este año".
Y añadió: “Iniciar clases presenciales en todos los colegios es urgente”.
REDACCIÓN EDUCACIÓN