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Corte falla a favor de estudiante víctima de bullying obligada a repetir el año: colegio debe pedir perdón y Mineducación cambiar su estrategia de prevención

Por medio de una sentida carta, el Alto Tribunal le explicó a la joven los alcances de su decisión, que sienta un precedente contra el acoso escolar.

Bullying en colegios

Bullying en colegios Foto: iStock

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En una decisión trascendental en la lucha contra el bullying, la Corte Constitucional ordenó al Ministerio de Educación revisar y complementar la estrategia nacional contra el acoso escolar, por medio de una sentencia en la que resolvió una tutela por un caso en el que se le vulneró el derecho a la educación a una menor víctima de acoso y con afectaciones en su salud mental.
Se trata de un caso en el que una menor de edad y su madre interpusieron una tutela luego de que el colegio en el que la estudiante cursaba grado once el año pasado no le dejase recuperar unas materias en las que había reprobado, argumentando falta de evolución y desinterés en su proceso formativo.
Sin embargo, la joven y su familia (cuyos nombres no fueron revelados para proteger su identidad) argumentaron que mientras a ella no se le permitió recuperar, a todos sus compañeros con materias pendientes sí, y que el colegio no consideró en su decisión la situación médica de la menor, quien sufrió un grave caso de bullying por parte de sus compañeros (y hasta sus profesores), presenta afectaciones en su salud mental, al punto de recibir medicación psiquiátrica, cuyos efectos habrían afectado su desempeño académico.
La decisión del colegio, sumado a los protocolos de atención a casos de personas con problemas de salud mental y víctimas de acoso, no solo llevaron al Alto Tribunal a darle la razón a la joven y que se replantee el manual de convivencia de la institución, sino que también ordenó al Mineducación a ser mucho más claro, detallado y específico en su estrategia nacional contra el acoso escolar.

El caso

De acuerdo con la tutela, la menor presenta problemas de salud mental desde el año 2019, y que fue diagnosticada con un cuadro depresivo en el 2020. La situación requirió de intervención médica, al punto que fue medicada por su psiquiatra.
Esta condición le causó problemas en el colegio, según contó la madre de la estudiante: entre los efectos secundarios de los medicamentos se encuentran somnolencia diurna, lo cual repercutió en su capacidad de concentrarse y, por lo tanto, en sus notas.
Pero todo empeoró en 2023, cuando se presentaron los casos de acoso escolar. Ese año, mientras estaba cursando grado once, comenzó a recibir hostigamientos por parte de sus compañeros, algunos de ellos muy graves.
La corte señaló que “según puede apreciarse en el expediente, otros estudiantes de la Institución Educativa han empleado medios físicos y virtuales de hostigamiento en contra de la menor de edad. La denuncia de tales eventos ha provocado nuevos eventos de intimidación. Entre los primeros, se encuentran conductas de seguimiento físico, violencia física (en concreto, empujones) e incluso un evento en que sus compañeros introdujeron una sustancia en su bebida. Entre los segundos, capturas de pantalla de conversaciones presuntamente entre sus compañeros, en las que se alude a la dinámica escolar y se manifiesta específicamente el deseo de que la estudiante muera y la planificación de ataques en su contra”.
De esta forma, la sentencia detalla algunos de estos mensajes que fueron distribuidos por WhatsApp entre sus compañeros: “la quiero desaparecer”, “la estúpida esa ya debería estar muerta”, “si no logro que la mate otra persona lo haré yo con mis propias manos”, “dejen que entremos al colegio que voy a hacer su vida insoportable”, “la quiero ver suplicando que la deje tranquila”, entre otros.
Ante esto, la familia de la menor hizo las respectivas denuncias, lo cual, en lugar de frenar el hostigamiento, lo habría incrementado, siendo la víctima seguida hasta su casa por las presuntas victimarias, quienes la esperaban en la salida del colegio.
En relación con ello, en el informe de la Defensoría del Pueblo consta la denuncia sobre este tipo de hostigamiento, pero en esa instancia la joven también aseguró que el acoso escolar no solo provino de la conducta de los estudiantes; los docentes también habrían participado, al punto de someter su historia clínica al escarnio público.
Y es que, dicen la menor y su madre, los profesores se molestaban porque se dormía en clase, algunos hasta se burlaban de ella, e incluso su directora de curso divulgaba detalles de su condición médica y sus crisis de salud mental frente a todo el salón.
En septiembre de 2023, y luego de un episodio de ideación suicida, la psiquiatra recomendó que terminara el año escolar en casa, de manera remota, ante lo cual la institución aceptó.
Pese a ello, la familia sostiene que nunca se le hizo el suficiente seguimiento a su proceso académico, y que no se tomaron las suficientes medidas diferenciales para tratar su caso, por lo que, al perder varias materias y no permitirle recuperarlas, se le estaba vulnerando su derecho a la educación.
Cabe aclarar que en medio de estos casos, los colegios deben formular un ‘Plan Individual de apoyos y ajustes razonables’ (PIAR), un plan de estudios individualizado previsto para “garantizar los procesos de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes, basados en la valoración pedagógica y social, que incluye los apoyos y ajustes razonables requeridos, entre ellos, los curriculares, de infraestructura y todos los demás necesarios para garantizar el aprendizaje, la participación, permanencia y promoción” de quienes se encuentran en situación de discapacidad o de alguna limitación física o mental que amerite un trato diferenciado en pro de la concreción del proceso de aprendizaje.
En este caso, la institución estableció un PIAR, pero este no obedeció a las condiciones de la estudiante. De acuerdo con la Corte, “omitió aspectos trascendentales en su construcción. Se abstuvo de precisar la situación familiar de la menor de edad, al punto de prescindir de la enfermedad por la que atravesaba su única acudiente (la madre fue diagnosticada en 2023 con cáncer de mama). Sobre el contexto familiar, la institución educativa se limitó a registrar el número de o de la acudiente. También, de modo sorprendente, el documento niega la existencia de tratamiento médico alguno y también de consumo de medicamentos que incidan en el proceso de aprendizaje de la estudiante”.

¿Qué decidió la Corte Constitucional?

La sentencia de la Corte no solo es significativa porque sienta un precedente en cuanto a la forma en que los colegios deben atender los casos de acoso escolar y los problemas de salud mental de los estudiantes. También da directrices a las entidades competentes (Ministerio de Educación, colegios, etc.).
Concretamente ordena, entre otras cosas, al colegio a replantear su manual de convivencia, al Ministerio de Educación a cambiar sus lineamientos para la prevención y atención al acoso escolar, e incluso ordena a estas dos instituciones y a la secretaría de educación del municipio a que “dentro del término máximo de tres meses posterior a la notificación de la providencia, y en una fecha académica hábil, realicen un acto de excusas públicas, manifestación de compromiso institucional y agradecimiento a la menor de edad”.
Así mismo, ordena que la menor pueda ser nuevamente vinculada a la institución y que esta le ofrezca un plan alternativo de nivelación, realizado por docentes ajenos al colegio para evitar nuevamente un episodio de acoso.
Pero, tal vez, lo más llamativo es que el Alto Tribunal decidió explicar su decisión a la joven por medio de una carta que, en lenguaje sencillo, detalla cada una de sus determinaciones sobre el caso.
Esta es la carta:
Te enviamos un fuerte abrazo. Somos un equipo de tres jueces. Trabajamos en un lugar que se llama Corte Constitucional. Nuestra misión es proteger los derechos de las personas; especialmente, de menores de edad como tú. El Estado y sus instituciones a veces fallamos en su protección, pero contamos con la acción de tutela, que tú ya conoces. A través de esta acción podemos adoptar los correctivos necesarios para que puedan ejercer sus derechos y hacerlo de manera prevalente. Así lo ordena la Constitución.
Tú tienes el derecho a la educación y a ser tratada en igualdad de condiciones en el espacio escolar. Esa igualdad en un mundo tan diverso como el que por fortuna tenemos, solo puede ser realidad si nos tratamos desde nuestra singularidad, con respeto y empatía. Todos somos semejantes y, al mismo tiempo, distintos entre nosotros. El gran aporte que podemos hacer a la sociedad y a nuestro país está en eso que nos hace distintos y que, verás más adelante, nos hace muy valiosos en cada uno de nuestros entornos.
Los escenarios de agresión en la escuela siempre nos restan. Impiden reconocer eso que en cada uno es valioso. Sabemos que sufrir hechos de matoneo te intranquilizó y te llevó a sentirte extraña en tu propio colegio, incluso con personas con las que habías compartido. A tus compañeros también les restó la posibilidad interactuar contigo y de aprender de tí. A todos nos quita posibilidades de ser felices.
Varias investigaciones y estudios indican que el matoneo escolar sucede muy a menudo; no solo en Colombia, sino en el mundo. En este momento, en varios colegios más, hay personas en una situación muy similar a la que viviste. La agresión cotidiana a la que te enfrentaste en el día a día es común, pero no isible ni menor. No tiene relación con lo que tú eres y tu papel en el mundo.
El matoneo escolar es un fenómeno al que la sociedad empieza a reconocerle el impacto negativo que tú ya conoces. Normativamente, apenas hace diez años empezamos a reaccionar y a prever medidas para contener el acoso escolar. En Colombia este tipo de hostigamiento tiene una ruta de acción. Esta ruta llama a los colegios a adoptar medidas urgentes y a convocar a otras instituciones como la Policía y el ICBF, a través de un sistema de información en el que interactúan para proteger a los estudiantes. Todas las instituciones deben actuar en forma coordinada para brindarle una respuesta a la situación, no solo a la víctima sino también al agresor.
La situación que atravesaste nos dejó claro que esta ruta no mejoró tu situación. No les dio una respuesta efectiva a tus denuncias. Por el contrario, las autoridades refirieron que, al responder a sus obligaciones formales en ese sistema, hicieron lo que les correspondía. Pero no es cierto, no se aseguraron de que te sintieras escuchada, validada en tus emociones y protegida.
El rector de tu colegio reportó alguno de los eventos amenazantes que viviste, pero ese reporte en el sistema de información no tuvo el efecto esperado. Debía llegar al ICBF y no fue así. Por otro lado, la Policía, aun cuando conoció que tu mamá no podía acudir a la Fiscalía por su enfermedad, quedó a la espera de que ella lo hiciera para actuar en tu caso concreto. En esa medida, es válida la sensación de frustración que tienes al saber que denunciaste y que eso no sirvió para que se resolviera el problema. Nada de lo que pasó debió haber ocurrido. Además, pese a que el colegio tenía elementos de juicio para identificar la situación de acoso y la forma en que te hizo sentir, no te cuidó en el día a día, como le correspondía.
Adicionalmente, en 2023 el colegio debió ofrecerte un programa educativo pensado para ti y a partir de las situaciones que atravesaste. Al diseñar el PIAR, el colegio y los profesores no tuvieron en cuenta tus necesidades especiales, sino únicamente el deseo de cumplir formalmente lo que exige la ley. Por ese motivo, al hacerlo no te preguntó y no consideró que el acoso escolar había desarrollado en ti un diagnóstico sobre tu salud mental. A través del PIAR te hicieron exigencias que chocaban con esas situaciones. Así ocurrió, por ejemplo, con los trabajos en grupo. Este requerimiento de algunos de los docentes te costaba tanto, no porque hubiera algo malo o extraño en ti, sino porque fue impuesto sin responder a la experiencia que estabas pasando y desconociendo que la Secretaría de Educación de tu municipio ya la había descartado para ti. Esto explica lo incómoda que te sentías con tu proceso escolar.
A raíz de todo lo que encontramos, resolvimos protegerte. Pero lo haremos de una manera distinta a la que tu planteaste. Si contempláramos la nivelación, solo te seguiríamos sometiendo a ese PIAR, pero no podemos permitirlo ni convalidar un plan que pierda de vista que tú eres el centro del acto educativo. Entonces, el colegio, con el acompañamiento de la Secretaría de Educación Municipal y del Ministerio de Educación, va a plantear una propuesta educativa acelerada. Esta no se llevará a cabo en el colegio, y ninguno de los profesores de esa institución intervendrá. Tú, junto con tu mamá, definirás si la aceptas o no. El objetivo es que creen un plan educativo que te tenga en cuenta y a través del cual, una vez superado, vas a poder obtener el título de bachiller que anhelas para seguir tu formación universitaria.
También, tomamos medidas para enfrentar la situación en el colegio. Las autoridades escolares, con apoyo externo, van a revisar el manual de convivencia para incluir alternativas de tratamiento al acoso escolar y mecanismos para que se den cuenta a tiempo si estas funcionan o no. Además, la Secretaría de Educación Municipal decidirá si hay lugar a investigar la divulgación de datos de tu historia clínica. Por último, le pedimos a la Fiscalía que determine si hay necesidad de desarchivar las denuncias que tú y tu mamá hicieron, para que se conozca la verdad de lo sucedido.
Finalmente, como alzaste tu voz y nos hiciste ver la forma en que el esquema de respuesta al acoso escolar no funcionó, ordenamos que el Ministerio de Educación Nacional revise y complemente esa estrategia. Buscamos que los demás niños, niñas y adolescentes que están viviendo intimidación en sus salones de clase y se sienten amenazados a diario, como lo estuviste tú, tengan una respuesta urgente de las autoridades y una guía, para que no se sientan solos y sepan cómo manejar la situación junto a sus padres.
Como consecuencia de todos estos hallazgos, dispusimos que se haga una diligencia simbólica de reconocimiento de lo sucedido. Tú decidirás si es pública o privada, y podrás invitar o restringir el de las personas sobre las que consideres necesario hacerlo en pro de tu bienestar. En esa diligencia, las autoridades involucradas y los docentes del colegio itirán que violaron tus derechos, exaltarán tu valentía y te agradecerán por todo lo que luchaste e hiciste, al lado de tu mamá, para mostrarle al Estado los problemas que advertimos y para aportar desde la diferencia al bienestar de otros niños, niñas y adolescentes que ni siquiera conoces. La Defensoría del Pueblo y el ICBF estarán allí para verificar que todo salga bien para ti.
Nosotros agradecemos tu valentía y tu persistencia. iramos la forma en que día a día enfrentaste los obstáculos que encontraste en tu colegio y que nunca debieron estar. Tu lucha hoy nos deja claro que el acoso escolar no es un asunto menor y que afecta vidas como la tuya y la de tu mamá, momento a momento, hasta volverse una carga mental importante que lleva a muchos estudiantes a renunciar a su proceso educativo. Mil gracias por todo lo que nos mostraste y por persistir en tus sueños de ser profesional.
Estaremos muy pendientes de ti. Un juez vigilará que todo lo que ordenamos se cumpla en tu beneficio. Podrás decirle en cualquier momento lo que quieres y lo que no quieres, o los problemas que tú veas que se van presentando.
Esperamos que todo mejore para ti y que, junto a tu madre y tu familia, puedas estar muy bien de ahora en adelante. Deseamos para ti todo el éxito.
MATEO CHACÓN ORDUZ
Subeditor. Periodista de Educación.

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