Un estudio publicado en Science Direct analizó a 665 perros de diferentes razas y mestizos con el objetivo de determinar cuáles son los motivos de la agresividad canina.
Los investigadores descubrieron que características como el peso del perro, la forma de su cráneo y especialmente su contexto son determinantes en su comportamiento.
"Nuestros resultados muestran que los factores morfológicos están significativamente relacionados con la incidencia de agresiones en perros domésticos. Sin embargo, muchos otros de nuestros resultados significativos están más relacionados con las historias de vida y las rutinas de los animales (es decir, el adiestramiento y el lugar donde el perro pasa la mayor parte del tiempo), y también con factores del propietario (es decir, la edad y el sexo)", explican en el artículo.
Estos hallazgos desmienten la creencia generalizada de que la raza aporta todo el valor predictivo para algunos rasgos de comportamiento como la agresividad.
"Nuestro objetivo es ayudar a llenar este vacío utilizando el enfoque ecológico para interpretar los perfiles de expresión agresiva de los perros, que reflejan sus trayectorias individuales de desarrollo hasta el momento", afirman.
En esa misma línea, señalan que la agresividad no se asoció al Índice de Masa Corporal (IMC), medida utilizada en este estudio para representar el tamaño del perro.
El estudio también encontró que cuanto más pesado era el perro, menos probable era que mostrara agresividad hacia su propietario.
Otra característica es la longitud del hocico. "La agresividad hacia el dueño era un 79 % más probable entre los perros braquicéfalos que entre los mesocefálicos", señaló Flávio Ayrosa a Animal's Health.
Concluyeron que pugs, bulldogs, shih tzus y otras razas braquicéfalas pueden comportarse peor que los perros de hocico normal y largo, como los golden retrievers o los perros mestizos.
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