La imagen idílica de Babe el cerdito valiente o Rango solo está reservada para la pantalla grande. En este caso, si pasa en las películas, no pasa en la vida real: tener
animales no convencionales es muy exigente y
no deberían estar en ambientes estériles como los que ofrecen las viviendas citadinas.
Los humanos siempre nos hemos sentido impulsados a domesticar animales para adaptarlos a nuestras condiciones de vida, haciendo que pierdan sus características salvajes y dependan de nosotros para su supervivencia. Así pasó, hace miles de años, con los perros y los gatos. Se ha pretendido reproducir este proceso con otras
especies, yendo en detrimento de sus verdaderas necesidades.
Sin embargo, ese cambio resulta ser muy doloroso para los animales y frustrante para los propietarios, quienes, sin intención, pero con un gran desconocimiento, no suelen brindarles las condiciones que requieren, lo que deriva en distintas formas de maltrato animal.
Como
mascotas no convencionales se entiende a aves como
canarios, patos, gallos,
cacatúas o
pericos, mamíferos como
minipigs,
hurones,
erizos, cobayos, hámsters, ratas o ratones y reptiles como
pitones,
geckos leopardo,
camaleones y dragones barbados. Aunque su tenencia, cría y comercialización no es ilegal en Colombia, a diferencia de fauna silvestre como loros, micos, tortugas, iguanas, felinos, entre otros, la promoción de estos animales como mascotas ha sido inconveniente.
Los veterinarios y zootecnistas especializados en el estudio y manejo de especies exóticas y no convencionales, se topan a diario con múltiples casos como estos. Al final, muchos animales terminan abandonados, encerrados o liberados en diversos ecosistemas, lo que es un peligro para nuestra biodiversidad.
En general, la tenencia de animales silvestres está prohibida y penalizada en Colombia, porque alrededor de su comercialización se hace con prácticas nefastas de extracción y maltrato, y se pone en riesgo la biodiversidad del país, así como la salud pública.
A sabiendas de la nutrida población de mascotas no convencionales que existe en el país, en conjunto con el Instituto Distrital para la Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) invitamos a sus propietarios a esterilizarlos para evitar su multiplicación y a tener en cuenta estos mitos y realidades sobre su tenencia.
Minipig
Mito: Crece máximo como un bulldog, se alimenta de verduras, es dócil y fácil de tener.
Realidad: Llega a pesar hasta 100 kilos, su expectativa de vida es de 25 años, debe comer durante 14 horas al día en pequeñas porciones y su dieta se basa en todo tipo de verduras, además de frutas y proteína animal y vegetal, de lo contrario, aguanta hambre y desarrolla graves problemas de comportamiento y salud. No es un animal de interior.
Cobayo
Mito: Come semillas, zanahoria y lechuga. No requiere mucho espacio vital y vive poco.
Realidad: Se debe alimentar de heno, verduras de hoja y frutas ricas en vitamina C. No puede vivir en jaulas cuyo piso sea de malla pues fácilmente sus patas se lastiman e infectan y deben ser amputadas. Es un animal nocturno, se estresa con facilidad, necesita elementos para roer y amplios espacios para caminar, correr y refugiarse. Vive, en promedio, ocho años.
Conejo
Mito: Come zanahoria y lechuga. No necesita tanto espacio, vive unos tres años, si comen su popó es porque tienen una deficiencia.
Realidad: Su dieta básica es el heno. Puede comer verduras, pero día de por medio. Oculta sus signos de enfermedad, lo que dificulta su atención médica. Cualquier ruido fuerte le causa tal estrés que puede infartarse y morir. Nunca debe vacunarse, y comer parte de sus heces es un comportamiento natural. Su expectativa de vida es de unos 12 años.
Hurón
Mito: Come frutas y verduras, su manutención es económica y es muy dócil.
Realidad: Es estrictamente carnívoro. Come cada cuatro horas y necesita 18 horas de oscuridad total para no desarrollar problemas hormonales. Su olor a almizcle es fuerte y duradero mientras viva. Si no se esteriliza, se torna agresivo. Las hembras entran en celo y no salen de él hasta que el macho la monta, de lo contrario, puede morir de anemia. En algunas zonas del país su tenencia no es lícita.
Erizo
Mito: Come frutas y concentrado, necesita poco espacio, duerme todo el tiempo y nunca se debe tocar.
Realidad: Son insectívoros y omnívoros oportunistas. Necesitan acceder constantemente a insectos como tenebrios, grillos y saltamontes, moluscos como caracoles o pequeños vertebrados como ratones. Hay que limpiarle las patas a diario, y si no se esterilizan desarrollan problemas en su aparato reproductivo. Ante olores fuertes produce una espuma bucal que se unta en el cuerpo como mecanismo de camuflaje, no es rabia.
Rata, ratón y hámster
Mito: Para vivir solo necesitan una jaula y semillas.
Realidad: Son omnívoros y su dieta debe ser rica en fibra y proteína. Necesitan un espacio amplio para caminar y correr sobre superficies lisas y no malladas, y muchas opciones de refugio y elementos para roer. Viven entre dos y tres años y se mantienen activos durante largos periodos en el día y en la noche.
Aves (no fauna silvestre)
Mito: Deben vivir en jaulas y comen pan con chocolate, galletas y semillas.
Realidad: Su naturaleza es volar y si no están enjaulados para que vuelen por toda una casa van a hacer sus necesidades en cualquier momento y lugar, lo que expone al ser humano a patógenos como la salmonella. Hay especies, como las cacatúas, que viven hasta 60 años. Sus requerimientos nutricionales son muy distintos, pues van desde semillas hasta proteína animal. Sufren mucho de estrés por estar en espacios cerrados.
Reptiles (no fauna silvestre)
Mito: No necesitan mucho espacio, pueden permanecer en cajas de plástico y se mueven poco.
Realidad: Deben vivir en terrarios o acuaterrarios y muchos necesitan bombillos especiales de rayos UV para fijar el calcio a sus huesos. Si se exponen a luz solar debe ser de manera directa y no a través de vidrios. Son animales exotérmicos, por lo que necesitan controladores de temperatura y humidificadores de ambiente. No comen comida servida en un plato, sino que necesitan cazar. Algunas especies pueden vivir hasta 100 años.
ÁNGELA PATRICIA CASTILLO Y MARÍA CAMILA CORREDOR*
Vicepresidenta de la Asociación Colombiana Médicos Veterinarios de Mascotas Exóticas y No Convencionales (ACOMVEX) y coordinadora académica de la Asociación Colombiana de Médicos Veterinarios y Zootecnistas (ACOVEZ).