Para obtener jugo de naranja hay que exprimir una naranja, lo mismo pasa si queremos una limonada... La extraemos de limones. Al mismo tiempo es imposible hacer jugo de manzana exprimiendo naranjas o cualquier otra fruta que no sea una manzana.
Este hecho creo que es obvio y lo podemos entender sin ningún problema. Sin embargo, si aplicamos este mismo principio a nosotros como seres humanos ya la teoría, aunque igual de obvia, no es tan evidente, pero sigue siendo igual de certera.
Es imposible sacar dulzura de una persona que está llena de amarguras; es dificilísimo extraer confianza de una persona que está consumida por miedos. No hay manera de que quien esté lleno de odios y rencores sea amoroso y generoso. Aquel que está consumido por sus sueños frustrados le queda casi imposible celebrar los triunfos ajenjos.
Así mismo eso que somos por dentro es lo que vemos reflejado y esperamos de los demás. Por lo general, la gente que es gentil y sonriente se topa con gente que les sonríe y es amable, mientras que los que van quejándose y de mal genio encuentran más razones para estarlo en cada persona o situación que afrontan.
Fíjense que las personas más desconfiadas son a las que más roban, a las más celosas son a las que les son más infieles, a los más bravos son a los que más les buscan pelea. A los más inseguros son a los que más critican.
Nos la pasamos tratando de alterar el mundo externo sin darnos cuenta de que el mundo que añoramos ver y vivir proviene de nosotros mismos.
Nos podemos mudar de ciudad, cambiar de trabajo; cambiar de grupo de amigos e incluso hasta de pareja buscando mejorar nuestra vida, pero todo será inútil si no logramos alterar nuestra propia esencia.
Debemos ser conscientes de que el mundo alrededor es un simple reflejo de nuestro mundo interior y que tenemos la opción de quejarnos por nuestro entorno o afrontar el cambio necesario en nuestro interior.
Sin duda es más fácil y menos doloroso culpar al mundo y/o a terceros que hacer la introspección necesaria para generar un bienestar real, pero en esta semana de reflexión les sugiero que miremos y analicemos qué tanta coherencia hay entre lo que somos, lo que vemos y lo que queremos.
ALEXANDRA PUMAREJO
@DeTuLadoConAlex