Cinco mujeres, todas sonrientes, disfrutan de la playa al lado de un mar azul y tranquilo. Sus cuerpos no corresponden a las delgadas y estilizadas figuras que suelen aparecer en los carteles de publicidad. Algunas tienen sobrepeso, está presente la testaruda celulitis y a una le falta un pecho. Una frase reivindicativa aclara el propósito del Ministerio de Igualdad de España: “El verano también es nuestro”.
Hasta ahí todo bien. Es difícil estar en desacuerdo. Parece un himno contra la dictadura de los cuerpos perfectos. Sin embargo, la plácida imagen ha sido objeto de un chorro de críticas por exhibir mujeres sin su autorización. Y, por si fuera poco, algunas de ellas con retoques o transformaciones.
La primera que alzó el brazo fue Nyome Nicholas-Williams, una británica que denunció que una de las mujeres era ella y que había sido usada una foto de su cuenta de Instagram, sin que nadie le hubiera pedido autorización.
Se enteró porque uno de los casi 80 mil seguidores de esta activista contra el asedio a las personas obesas le mandó el enlace de la campaña. Ella lo contó en sus redes y en medios de comunicación, como la BBC, y se encendió el fuego.
Según contó, Gisela Escat, la artista de la ilustración, se puso en o con ella para disculparse. Le explicó que cayó en ese error porque llegaba el plazo de entrega y estaba mal de tiempo. Nyome levantó preguntas en torno a las demás mujeres que figuran en la alegre escena.
Y pronto habló la segunda. Sian Green-Lord, también británica y activista a favor de mantener una actitud positiva ante el cuerpo, contó que un amigo le había advertido acerca del uso de su imagen, para el que tampoco le pidieron autorización.
Por si eso fuera poco, en este caso la situación era peor, pues habían trastocado la foto real y habían eliminado la prótesis de la pierna izquierda.
En 2013 la perdió en un atropello y, por arte de magia, aparecía completa en el dibujo. Y aún más: le agregaron una sombra oscura bajo la axila. Por supuesto, la cuestión levantó la cólera de las personas que han sufrido amputaciones.
Ahí no acabó todo. Poco después se repitió una historia muy parecida con la influenciadora brasileña Raissa Galvão, cuya imagen también fue tomada de su cuenta de Instagram y fue modificada: el pelo azul se volvió cobrizo, desaparecieron los tatuajes y el bikini se convirtió en un vestido de baño completo.
Siguió el turno de otra británica, Juliet FitzPatrick, a quien tampoco pidieron permiso de tomar su imagen. Es su cara, pero no se sabe si es otro cuerpo o fue retocada la imagen, pues ella sufrió dos mastectomías por cáncer de mama y, sin embargo, en el cartel solo aparece con una. La imagen original era un trabajo de la fotógrafa profesional Ami Barrell para una serie titulada, precisamente, Mastectomía.
En un cartel que busca reivindicar cuerpos imperfectos terminaron tapando ese tipo de detalles como si produjeran vergüenza.
Hablan los implicados
El gobierno español asegura que no sabía que las imágenes correspondían a las de personas reales y que el Instituto de la Mujer, perteneciente al Ministerio de Igualdad, ya se puso en o con las afectadas y espera que la ilustradora llegue a un acuerdo con las modelos.
“Tengo la sensación de que están echándole la culpa de todo a la ilustradora, pero fue el gobierno el que la contrató”, dijo al respecto Nyome. “La campaña habría sido increíble si nos hubieran invitado a España, hubieran hecho la sesión de fotos y nos hubieran pagado”, agregó.
Arte Mapache, la empresa contratada para la publicidad, emitió un comunicado donde pide perdón a las modelos y asegura que va a “repartir los beneficios que se derivan de este trabajo a partes iguales” para “paliar los daños”. Cobró cerca de cinco mil euros (unos 20 millones de pesos). “Podría haber hecho eso antes”, se queja Nyome. “Es comportarse de manera reactiva, no proactiva. Es genial que quiera pagarme ahora, pero lo hace porque siente que se ha metido en problemas”.
El Ministerio de la Igualdad quería llamar la atención sobre los cuerpos que no responden a los parámetros de belleza que se ven en la publicidad, y lo logró. Pero no como quería. Le salió el tiro por la culata.
JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO EN ESPAÑA
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