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¿Está en una relación tóxica?, así puede identificarlo y salir de ella
Expertos en salud mental explican cómo prevenirla y protegerse de los vínculos malsanos.
“No necesito de tu amor ni tu apoyo en este trágico momento” le escribió Kim Cattrall a su compañera de set Sarah Jessica Parker, en la popular serie de los 90, Sex and the City, como respuesta al mensaje de condolencias que le posteó en redes sociales por la muerte de su hermano, en 2018.
Mensaje que puso en evidencia su mala relación y que su pretendida amistad solo sucedía en la historia de ficción. Este caso de celos, envidia, resentimientos y enormes egos sirve para ilustrar lo dañina que puede ser una relación tóxica. Pero esto no es algo exclusivo de las estrellas, todos hemos tenido un vínculo difícil, ya sea con una pareja, un amigo o un compañero de trabajo.
En un caso tan público como este “el juicio social de terceros, en este caso, familiares, amigos, seguidores y prensa, terminan por echarle más sal a la herida de Cattrall”, explica la trabajadora social y terapeuta Dayana Ochoa. Algo que también ocurre en otras formas de vinculación afectiva, ya sea entre padres e hijos, amigos, pareja, compañeros de estudio o vecinos.
Para la psicóloga Luz Ángela Rivera, más que de relaciones tóxicas, se trata de relaciones poco saludables y advierte que no surgen por generación espontánea.
“La manera como nos vinculamos de adultos con nuestro entorno tiene mucho que ver con los aprendizajes, comportamientos y formas de las primeras relaciones que vivimos en la infancia y, en este camino, son fundamentales las herramientas brindadas por madre y padre”, explica.
Ellos nos entregan un equipaje con herramientas exclusivas que nos ayudarán a transitar por la vida como la independencia, la inteligencia emocional, el apego seguro (ese vínculo afectivo sano en el que no se invade ni afecta la integridad del otro), la capacidad de poner límites, de resolver conflictos y afrontar el rechazo.
La manera como nos vinculamos de adultos con nuestro entorno tiene mucho que ver con los aprendizajes, comportamientos y formas de las primeras relaciones que vivimos en la infancia
“Por eso nada bueno se logra cuando se les increpa a no decir mentiras, pero suena el teléfono y la mamá le ordena: 'Si es para mí, diga que no estoy'”, señala Rivera. Todos aprendemos por imitación y, no hay duda de que el ejemplo educa y empieza por casa.
Ahora bien, en la historia de cada quien estos equipajes no están siempre completos, “por eso es importante que hagamos consciencia de nuestras falencias, de nuestras heridas de la infancia (rechazo, humillación, abandono, traición, injusticia) o que incluso llevamos desde que estábamos en el vientre”, dice Ochoa, y busquemos ayuda para aprender a vivir relaciones afectivas más saludables.
No se trata de darse el lapo si siente que está en un vínculo tóxico, sino que haga una revisión personal profunda de con quién se relaciona y la forma cómo lo hace.
¿Cómo identificar si está en una relación tóxica?
Una lista de preguntas rápida que puede chequear es:
1. ¿Ese vínculo le genera ruido, molestia, incomodidad?
2. ¿Siente que está siendo usted mismo(a) y que está construyendo sus espacios, sus sueños?
3. ¿Esa otra persona lo está respetando y acompañando a edificarlos?
4. ¿Esa otra persona también está construyendo sus propios sueños?
Uno de los pasos que debe dar es preguntarse con honestidad cómo le hace sentir este vínculo. Foto:iStock
“Los vínculos tóxicos se caracterizan porque uno de los dos o ambos buscan ser el centro de atención todo el tiempo, entonces hacen lo posible, así sea inventando excusas, para que la otra persona no se relacione con alguien más y empieza la manipulación, el control y la desconfianza”, explica Pablo Monsalve, psicólogo y docente de Areandina.
Son relaciones que generan muchísimo miedo y culpa “porque se utiliza una estrategia que en psicología llamamos el doble vínculo, que es decir una cosa, pero querer, en realidad, otra.
Por ejemplo, el joven que quiere salir de plan con sus amigos llama a la mamá y su respuesta es: ‘Claro, vaya disfrute, déjeme sola, que yo me puedo morir y no es asunto suyo’. El mensaje es: ‘Sí, vaya, pero al mismo tiempo le está diciendo, siéntase culpable y no disfrute porque me va a dejar sola’”.
Las personas tóxicas generan una victimización de sí mismas. “Suelen decirse pobrecito(a) de mí y cuando el otro hace algo bien, tienden a minimizarlo y a ser abusadoras emocionales”, señala Monsalve, magíster en psicología clínica.
“Por ejemplo, en las relaciones de pareja pretenden que su compañero de vida solo tenga ojos para ella y que haga todo lo que quiere, buscan cambiarlo, lo chantajean, manipulan, le sacan cosas en cara y pueden llegar hasta al abuso físico”, agrega.
Por eso es común que a las víctimas de una relación dañina les dé miedo salirse de ella y justifiquen las acciones lesivas del otro con comentarios como: ‘Yo sé que él (ella) me quiere a su manera’, ‘es que a él (ella) le ha tocado muy duro en la vida’. Y al no confrontarlo, continúan en esa espiral de sufrimiento.
Quienes tienen comportamientos tóxicos muchas veces carecen del grado de consciencia para darse cuenta de que están actuando mal, apunta Rivera. Llevan relaciones con dependencia emocional, desequilibrio en el dar y el recibir y en las que es común que haya una víctima y un victimario.
“La primera no sabe poner límites y la segunda es la típica encantadora, de personalidad arrolladora, envolvente. La cuestión es qué pasa con la víctima para que permita tal toxicidad en el vínculo afectivo”, anota Rivera. “Quizá tenga miedo de no ser apreciada, reconocida y tema quedarse sola o también sucede que obtiene ganancias secundarias (migajas de amor), ganancias que no son tan visibles ni conscientes”, sostiene la terapeuta Dayana Ochoa.
Los pasos para salir de una relación tóxica
Aunque no es fácil, tampoco es imposible salirse de una relación tóxica.
Según Monsalve, este tipo de vínculos es difícil dejarlos por tres razones:
1. La persona afectada se siente bien y vive inmersa en esa mentira a pesar del daño que sufre.
2. Se piensa erróneamente que con el tiempo los problemas desaparecerán y no se toca el tema. Y no sucederá si no se toman cartas en el asunto.
3. La víctima de la relación tóxica piensa que la otra cambiará o que puede cambiarla. Y nada más alejado de la realidad, porque solo cambia quien quiere hacerlo por voluntad propia.
La persona maltratada debe vencer el miedo y confrontar a la otra con cariño y asertividad, pero también con mucha verdad para no continuar cediendo a sus amenazas o chantajes.
Cuando hay voluntad de cambio entre las partes y se quiere mejorar la situación y salvar la relación, se busca incluso ayuda terapéutica; si no se ve una clara intención de cambiar lo más indicado es decirse adiós y desearle lo mejor al otro.