Al ser la cabeza de la Iglesia Católica, el papa Benedicto XVI, antes y después de su pontificado, tuvo que enfrentar uno de los temas más delicados para esta institución: la pederastia.
La manera en que lo hizo ha sido celebrada por muchos y cuestionada por otros, al punto que se le es visto como el iniciador de las reformas y la lucha abierta de la Iglesia contra este mal, a la vez que se le señala por haber encubierto muchos de estos casos.
De acuerdo con Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina y Ecumenismo de la Conferencia Episcopal de Colombia, fue Benedicto XVI quien inició, propiamente la reforma de los procesos que se seguían tradicionalmente en la Iglesia para tratar temas como la pederastia y los manejos financieros. “Fue él quien, pocos días después de llegar al solio pontificio, notificó a Marcial Maciel —sacerdote mexicano fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo que abusó sexualmente de sesenta menores de edad— y le impuso penas canónicas por sus delitos; igualmente, ocurrió con el tema financiero”.
Este fue un precedente que marcó la lucha en contra de la pederastia en el interior de la Iglesia Católica, siendo los Legionarios de Cristo una de las comunidades religiosas sobre las que más recaen acusaciones.
Sin embargo, para muchos es precisamente este tema, el de los abusos sexuales, el hecho que indudablemente fue la mayor mancha moral del pontificado de Benedicto XVI.
Y es que según pudo comprobar en su momento una investigación del New York Times, el ya fallecido pontífice habría sido parte del encubrimiento de los casos de pederastia muchos años antes de ocupar el papado.
Según el diario neoyorquino, cuando era cardenal y se le conocía por su nombre secular Joseph Ratzinger, el ex pontífice, quien estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, decidió no castigar a un sacerdote que abusó de 200 niños sordos en el estado de Wisconsin.
A eso se suma que fue en los últimos meses acusado de inacción en cuatro casos de pedofilia ocurridos en alemania cuando se desempeñaba como cabeza de las archidiócesis de Múnich y Freising.
Ratzinger fue arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982, antes de convertirse en prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Los abusos que se habrían cometido en este periodo fueron presuntamente cometidos por dos clérigos que prestaban asistencia espiritual y contra los cuales no se actuó, siendo por esto responsabilizado el fallecido papa.
A inicios de 2022 Benedicto XVI pidió perdón por sus errores a través de una carta: "Una vez más sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica".
MATEO CHACÓN ORDUZ