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Salmo 144: conozca esta oración para pedir ayuda y prosperidad
Los salmos son alabanzas dirigidas directamente a Dios para adorarlo.
Tanto el ayuno como la abstinencia son “normas de la iglesia” que se deben cumplir en este periodo. Foto: iStock
La palabra Salmo etimológicamente proviene de la palabra latina ‘Psalmus’, que a la vez viene de la palabra griega ‘Psalmoi’, que significa alabanza, según el portal ‘Aleteia’.
El libro de los salmos es la recolección de 150 poemas religiosos, con el fin de orar para alabar a Dios.
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Los salmos son composiciones poéticas de tipo religioso, que tienen la finalidad de alabar a una divinidad, aunque también algunas pueden servir para hacer súplicas y lamentos.
Los salmos en la Biblia recuerdan a los creyentes en Dios, la necesidad de adorarlo y alabarlo, por el hecho de estar alegre en la presencia de Dios, quien crea y sostiene el universo, según el portal ’desde la fe’.
Con los salmos también sirven para pedir o suplicar, ya que de manera constante está adorando a Dios y reconociendo su grandeza, dado que es una oración desinteresada, generosa y grata a sus ojos.
Los salmos responden a distintos propósitos. Pueden ayudar a alabar o mostrar lamentos. Foto:iStock
Por eso, a continuación le brindaremos el Salmo 144 para que le pida a Dios ayuda y prosperidad en todos los aspectos de la vida y así mismo, pueda surgir con la bendición de este, aceptando su grandeza y bondad.
Salmo 144
Salmo 144 según el portal ‘Bible Gate Way’:
Bendito sea Jehová, mi roca,
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;
Misericordia mía y mi castillo,
Fortaleza mía y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses,
O el hijo de hombre, para que lo estimes?
El hombre es semejante a la vanidad;
Sus días son como la sombra que pasa.
Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende;
Toca los montes, y humeen.
Despide relámpagos y disípalos,
Envía tus saetas y túrbalos.
Envía tu mano desde lo alto;
Redímeme, y sácame de las muchas aguas,
De la mano de los hombres extraños,
Cuya boca habla vanidad,
Y cuya diestra es diestra de mentira.
Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo;
Con salterio, con decacordio cantaré a ti.
Tú, el que da victoria a los reyes,
El que rescata de maligna espada a David su siervo.
Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños,
Cuya boca habla vanidad,
Y cuya diestra es diestra de mentira.
Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,
Nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio;
Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;
Nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos;