Hace unos meses a propósito de la solicitud de sustracción de la reserva TVDH escribimos una columna con el fin de plantear un contexto y dejar clara nuestra visión, pero además aclarar cierta información que desde nuestro punto de vista estaba alejada de la realidad. Hoy en medio de la solicitud de licencia ambiental queremos hacer lo mismo.
Ratificamos que la protección del medio ambiente es una responsabilidad que nos involucra a todos y supera los colores políticos. No es un tema de campaña y mucho menos un tema para instrumentalizarla. Los datos, la ciencia, la razón y la buena fe son pilares que son necesarios a la hora de abordar estos temas.
Para construir la ampliación de la Boyacá hasta la 235 solicitamos la sustracción de 2.8 kilómetros lineales o 21 hectáreas de la reserva que tiene casi 1400, menos del 1.5% del total del área protegida. Y aunque entendemos que el debate no debe girar en si son 20 o más hectáreas, lo que importa es que no se rompa la conexión ecosistémica. Tampoco es menos cierto que el área a intervenir es bastante menor a lo que se ha pretendido presentar y que actualmente las actividades privadas que se desarrollan en este lugar (canchas deportivas, cultivos e industria pesada) se alejan muchísimo de un área forestal.
La solicitud licenciamiento se hizo amparados en el plan de manejo ambiental de la propia reserva. Este documento permite la realización de vías cumpliendo ciertos requisitos que creemos nosotros estamos cumpliendo a cabalidad desde el punto de vista técnico. Y si bien es cierto se definió por parte de la CAR que no se requería un diagnóstico de alternativas, esta decisión se hizo después de revisar de manera detallada la menor afectación a la reserva, el humedal Guaymaral y el cerro la conejera.
Los diseños de la vía han previsto el respeto por la conectividad hídrica y pasos de fauna reconociendo la importancia en la conectividad ecosistémica de la reserva TVDH.
Vale anticipar que se ha puesto una especial atención a este punto planteado por la comunidad para que desde el sistema constructivo nos aseguremos de causar el menor impacto posible a las aguas superficiales y ninguno a las profundas donde realmente se encuentran los acuíferos y/o vías subterráneas del agua.
Los estudios técnicos que se han realizado en los últimos años han advertido la necesidad de esta vía. Si bien es cierto la autopista y la séptima están en proceso de ampliación la Boyacá es un corredor determinante para el occidente de la ciudad. Basta tratar de salir en las mañanas o en las tardes (como lo hacen miles de niños y jóvenes) de los colegios universidades y empresas ubicados al norte para darse cuenta su necesidad manifiesta.
Ahora bien, la avenida Boyacá no solo es importante desde el punto de vista de movilidad. La construcción de servicios públicos, de saneamiento básico y manejo de aguas lluvias es una apuesta que busca regularizar un sector de la ciudad que necesita este servicio de manera urgente. No es cierto que exista algún tipo de riesgo de capacidad de la planta salitre. Los condicionamientos son claros y están perfectamente coordinados con el Acueducto de Bogotá.
Finalmente es preciso señalar que la construcción de la vía obliga a compensar de 1 a 3 permitiendo ahora sí, empezar a invertir de manera real y efectiva en el potencial ecosistémico de la reserva.
Como lo dijimos antes. Creemos q la avenida Boyacá es importante para la movilidad bastante afectada en este sector de la región. Es importante para materializar inversiones en servicios públicos que no dan espera. Es importante para generar financiamiento que será invertido en la propia reserva y está diseñada respetando al máximo la función de conexión ecosistémica que tiene este sector. Es posible construir conjuntamente, pero siempre se necesita voluntad.
Más noticias de Bogotá