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Análisis
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Las lecciones que dejan nueve meses de racionamiento de agua en Bogotá
Aunque la ciudad logró reducir el consumo, a partir del 7 de enero, volverá la restricción.
El alcalde Carlos Fernando Galán en compañía de la gerente del Acueducto de Bogotá, Natasha Avendaño, Foto: Mauricio Moreno
Durante nueve meses los bogotanos han enfrentado un racionamiento de agua por cuenta de la disminución de las lluvias y de los bajos niveles de los embalses. Sin embargo, desde este lunes y durante 15 días la restricción estará suspendida.
La decisión del alcalde Carlos Fernando Galán de levantar la medida entre el 23 de diciembre y el 6 de enero, se debió al comportamiento que han tenido los bogotanos con el consumo y como un reconocimiento al ahorro que se logró.
Este es un punto clave, pues la ciudad venía presentando consumos del orden de los 18 metros cúbicos por segundo y estos bajaron a un poco más de 16 metros cúbicos por segundo y se mantuvieron en ese orden, más allá de algunos altibajos. Esto se tradujo en cerca de 30 millones de metros cúbicos de agua ahorrados.
A eso se suma que, según la alcaldía, para fin de año se presenta una reducción del 4 o 5 por ciento en el consumo por cuenta de que muchos bogotanos salen de la ciudad para otras regiones y municipios turísticos. Estos generaría una reducción en el consumo de cerca de 1'106.000 metros cúbicos.
A todo esto hay que agregar que medidas como aumentar el volumen de tratamiento de agua en la planta Tibitoc, en el río Bogotá y que recibe aguas del Agregado Norte -integrado por los embalases de Neusa, Sisga y Tominé-, para quitarle presión a la planta Francisco Wiesner (que pertenece al sistema Chingaza y que llegó a representar el 70 por ciento del consumo de la ciudad) han permitido que el racionamiento no sea más fuerte.
Nivel de los embalses (Chingaza) Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO
De hecho, de acuerdo con el Acueducto, estas dos importantes fuentes de agua que tiene la ciudad aportan cada una el 48 por ciento del consumo. El otro 4 por ciento es de la planta El Dorado, en la localidad de Usme.
Al tiempo se viene trabajando en la modernización de las plantas de tratamiento de Tibitoc, que se espera este en plena operación para finales del primer trimestre del próximo año.
Es por eso que la gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), Natasha Avendaño, ha indicado que hoy la ciudad está mejor preparada que hace un año.
Con todo y eso, desde el mismo Acueducto y la CAR de Cundinamarca se han enviado mensajes a los ciudadanos en el sentido de "no bajar la guardia" con las medidas de reducción del consumo en estos días de suspensión.
En una reciente entrevista con EL TIEMPO, el director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR Cundinamarca, Alfred Ballesteros, dijo que "nuestra nueva realidad es el cambio climático" y que “hay que seguir insistiéndoles a los ciudadanos la necesidad de ahorrar agua y que no hay que relajar las medidas".
La gerente del Acueducto de Bogotá, Natasha Avendaño, en un recorrido por el embalse de Chuza. Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO
Si bien en los últimos días se han reportado algunas precipitaciones, estas no han sido generalizadas y no parecen ser suficientes para superar la prolongada crisis por agua que desde principios de año, incluso desde 2023, se venía venir y que podía ser atenuada por un fenómeno de la Niña que no llegó y que, por ahora, está descartado.
Hasta ahora todo parece indicar que en los primeros meses de 2025 el comportamiento de las lluvias no va a mejorar. Al menos en enero y febrero, que históricamente son secos, no habría cambios.
Esto lo sabe el Acueducto y la Alcaldía de Bogotá, que confían en que para el momento más crítico, que se estima sería entre febrero y marzo, la ciudad tenga ya la autorización de la CAR para captar más agua del río Bogotá.
Cabe recordar que, según le dijo a este diario el director de la CAR, la EAAB solicitó captar un metro y medio cúbico más por segundo y que "la probabilidad de que le otorguemos al Acueducto 1,5 metros es total".
Así las cosas, una vez terminado el puente de Reyes, Bogotá regresará a la normalidad con medidas de racionamiento, que, dependiendo del comportamiento de las lluvias y de los embalses -no se esperan cambios en la recuperación, por el contrario, se teme que sigan bajando- podrían aumentarse.
De hecho, cabe recordar que las represas -son cinco las que abastecen a la capital- dependen de las lluvias y que estas se llenan en un año para que esa agua sea gastada al año siguiente.
Pero más allá de que la ciudad esté hoy mejor preparada para enfrentar lo que falta de tiempo seco, esta situación de crisis con el agua le plantea a Bogotá la necesidad de seguir avanzando en alternativas de abastecimiento.
Entre esas opciones están los pozos profundos -como lo está contemplado la Gobernación de Cundinamarca para varios municipios y como ha insistido la CAR y la Personería-, utilizar el agua tratada en las Ptar Salitre -y en el futuro la de Canoas- en consumo no humano, y estudiar las opciones de más embalses, como ya lo planteó el director de la corporación ambiental para la región central.
Y, por qué no, analizar técnicamente la opción de un segundo embalse en Chingaza, el de La Playa, y que desde la alcaldía de Gustavo Petro se descartó.
Y, por supuesto, a futuro hay que adecuar las viviendas y edificios para que puedan darles un uso a las aguas lluvias y que las nuevas se hagan contemplando esa infraestructura.