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La historia del comerciante holandés que descubrió vida microscópica en el siglo XVII

Por curiosidad llegó a descubrir bacterias, animales unicelulares, espermatozoides, entre otros.

El hombre fabricaba sus propios microscopios.

El hombre fabricaba sus propios microscopios. Foto: Twitter @MariaLCalvo1

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En el siglo XVII, la ciencia acababa de nacer como profesión, pero la curiosidad de un comerciante de telas holandés lo llevó a descubrir una de las cosas más importantes de la historia de la Biología. 
Esta persona fue Anton van Leeuwenhoek, quien se convirtió en la primera persona en ver animales unicelulares, bacterias, glóbulos rojos y espermatozoides a través de sus microscopios caseros. 
Durante esta época el microscopio era el juguete tecnológico de moda entre la alta sociedad. Leeuwenhoek no tenía ninguna formación científica, pero su ansia insaciable por descubrir y aprender lo llevó a examinar varios objetos debajo del lente. 
Uno de sus descubrimientos más importantes fueron los espermatozoides, pues cuando examino su semen quedó impactado por los pequeños 'animálculos' que encontró retorciéndose. 
Según el reportaje The LongWinding Tale of Sperm Science... and why it's finally headed in the right direction ("La larga y tortuosa historia de la ciencia del esperma y por qué finalmente va en la dirección correcta") del Instituto Smithsonian, el hombre en un principio no sabía qué hacer con su descubrimiento, pues temía que el semen y el coito fueran vistos de forma indecente. 
Pero cuando le informó a la Royal Society de Londres, la institución científica más importante de Europa en esa época, sobre su hallazgo en noviembre de 1677, ellos lo animaron a seguir estudiando el semen, pero en otros animales. 
En ese sentido, en marzo 1678 Leeuwenhoek informó que "había notado una cantidad de 'animales' en el semen de perros y conejos, y que esperaba encontrarlos en todos los animales machos", según los artículos investigados por la 'BBC'. 
Él quiso hacer un análisis más profundidad y descubrió que la sí guarda la muestra de esperma en un tubo de vidrio, por un tiempo poco a poco los espermatozoides empezaban a morir. 
Además, Leeuwenhoek hizo grandes contribuciones para entender como se reproducían los humanos, pues en esa época era todo un misterio. Él fue el primero en descubrir la presencia de espermatozoides en las trompas de Falopio y el útero femenino y llegó a la conclusión de que la fertilización ocurría cuando los espermatozoides penetraban en el óvulo, según señala una biografía de la 'BBC' sobre el biólogo.
El estudio encontró que la radiación del celular puede afectar la motilidad y vitalidad de los espermatozoides.

El estudio encontró que la radiación del celular puede afectar la motilidad y vitalidad de los espermatozoides. Foto:iStock

El comerciante cada vez que tenía la oportunidad analiza diferentes objetos y descubrió las bacterias, células sanguíneas, células de esperma, nematodos y rotíferos microscópicos, del reino protista y mucho más. Esto lo llevó a ser bastante reconocido en su época, incluso, según el medio anteriormente citado, llegó a ser visitado por reyes y líderes de toda Europa para ver sus hallazgos, sus instrumentos y su trabajo.
Lo más increíble es todo esto lo hacía con instrumentos que fabricaba el mismo, pues llegó aprender a pulir vidrio y de esta forma hacer microscopios simples. Se cree que construyó más de 500 y los usaba para hacer sus observaciones, las cuales empezaron como un pasatiempo. 
DANIELA LARRARTE ASAAD
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO

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