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Lecciones de la Nobel de Economía para cerrar brechas para mujeres en Colombia
La estadounidense es la tercera mujer laureada con el premio y la segunda norteamericana.
Claudia Goldin, premio nobel de Economía 2023 Foto: EFE
El primer estudio exhaustivo sobre los ingresos y la participación de la mujer en el mercado laboral de los Estados Unidos a lo largo de dos siglos le dio a Claudia Goldin el premio Nobel de Economía del 2023 y da pistas sobre lo que requiere el mercado laboral en países como Colombia.
Goldin de 77 años, es profesora en Economía en la Universidad de Harvard y fue directora del programa de Desarrollo de la Economía Estadounidense del NBER de 1989 a 2017 además de ser codirectora del grupo Género en la Economía del NBER.
Es la tercera mujer con el premio, pues hace cuatro años ganó la sa Esther Duflo, quien logró el hito de ser la persona más joven en obtenerlo y su predecesora fue la estadounidense Elinor Ostrom, hace ya 14 años.
De acuerdo con la Real Academia Sueca de Ciencias en su investigación se revelan las causas y principales fuentes de la brecha de género.
Las investigaciones de la historiadora económica y economista laboral, cubren una amplia gama de temas, incluida la fuerza laboral femenina, la brecha de género en los ingresos, la desigualdad de ingresos, el cambio tecnológico, la educación y la inmigración.
Goldin recibió su licenciatura en la Universidad de Cornell y su doctorado de la Universidad de Chicago y la mayor parte de su estudio interpreta el presente a través de la historia, así explora los orígenes de los problemas actuales.
Por ejemplo, en sus artículos se refiere a la historia de la búsqueda de una carrera y una familia por parte de las mujeres, la educación mixta en la educación superior, el impacto de la píldora anticonceptiva en las decisiones profesionales y matrimoniales de las mujeres.
Asi mismo evidenció como los apellidos de las mujeres después del matrimonio son usados como un indicador social y las razones por las cuales las mujeres son ahora la mayoría de los estudiantes universitarios y cómo se da el nuevo ciclo de vida del empleo femenino.
Ellas se forman más, pero tener hijos podría afectar su salario
Ganadora del Premio Nobel de Economía 2023 Foto:Harvard University
Goldin demostró que la participación femenina en el mercado laboral tiene una curva en U. Las mujeres casadas ya no participaban y eso disminuyó con la transición de una sociedad agraria a una industrial a principios del siglo XIX, pero luego comenzó a aumentar con el crecimiento del sector de servicios a principios del siglo XX. De acuerdo con Goldin este patrón es el resultado del cambio estructural y la evolución de las normas sociales con respecto a las responsabilidades de las mujeres en el hogar y la familia.
Además los niveles de educación de las mujeres aumentaron continuamente y en la mayoría de los países de altos ingresos son ahora sustancialmente más altos que los de los hombres. Goldin demostró que el a la píldora anticonceptiva jugó un papel importante en la aceleración de este cambio revolucionario al ofrecer nuevas oportunidades para la planificación profesional.
A pesar de la modernización, el crecimiento económico y el aumento de la proporción de mujeres empleadas en el siglo XX, durante un largo período de tiempo la brecha salarial entre mujeres y hombres apenas se cerró. Según Goldin, parte de la explicación es que las decisiones educativas, que afectan las oportunidades profesionales de toda una vida, se toman a una edad relativamente joven. Además si las expectativas de las mujeres jóvenes están formadas por las experiencias de generaciones anteriores (por ejemplo, sus madres, que no volvieron a trabajar hasta que sus hijos crecieron), entonces el desarrollo será lento.
Históricamente, gran parte de la brecha de género en los ingresos podría explicarse por diferencias en la educación y las opciones ocupacionales. Sin embargo, Goldin demostró que la mayor parte de esta diferencia de ingresos se da ahora entre mujeres y mujeres en la misma ocupación, y que surge en gran medida con el nacimiento del primer hijo.
De acuerdo con María del Pilar López, profesora de Economía de la Universidad de los Andes, la trayectoria de Goldin ha sido clave para poner las brechas de género en el mundo laboral.
"Goldin establece que en este punto de la historia, las mujeres pueden hablar de carreras y familias por ese recorrido que han hecho, esto e posible por cuatro grandes cambios: los avances en tecnología, las habilidades que requiere el mercado laboral, la creciente demanda de trabajos y que las mujeres pueden participar de este mercado, gracias al : a pastillas anticonceptivas, a leyes como la del divorcio y a bienes para disminuir las cargas del trabajo doméstico como lavadoras", señaló López.
La flexibilidad laboral y las otras lecciones para Colombia
Sandra Aguilar, profesora e investigadora de Economía y género de la Universidad de Los Andes, explicó que parte del estudio de Goldin reveló que debe tener un mercado laboral, que necesitan las industrias para que haya mayor participación femenina y entre los hallazgos más importantes está que en términos de remuneración, no todas las horas son iguales.
"Hay horas que pagan mucho más y suelen ser las más difíciles para que una mujer participe, además que estar trabajando en esos momentos significa un ascenso en la carrera pero no todas pueden estar. Goldin mostraba como por ejemplo, en el caso de la industria farmacéutica no hay brecha laboral de género ni se ve en el salario o en la participación y esa flexibilidad es valiosa", destacó Aguilar.
Sobre el uso de los anticonceptivos la investigadora también destaca como el a la misma se transformó en un catalizador para que las mujeres controlen su rol económico y eso ocurre no solo en Estados Unidos.
"Esto nos da varias lecciones para Colombia, sobretodo en la importancia que tiene regular la flexibilidad laboral, la remuneración para las mujeres y el pensar en incentivos para que no existan esos retornos no lineales. Incluso la posibilidad de gracias a los anticonceptivos acceder a la educación y al trabajo. En Colombia solo 4 de cada 10 mujeres participan y se deben gestar estas estrategias para que sean cada vez más", detalló Aguilar.
En el caso de la flexibilidad y la formación López apunta que "en el caso de Colombia el punto no es que los hombres tengan más habilidades, sino que pueden trabajar más horas y que ese trabajo es mejor remunerado. El poder elegir las horas que se trabaja está en el centro del argumento de Goldin para cerrar esas brechas y podríamos ver como funciona en economías emergentes como la colombiana. Además de las cargas de cuidado del hogar".
De acuerdo con Daniela Santos Cárdenas, candidata a doctora, Universidad de Zürich, en el libro El camino hacia la igualdad de género en Colombia, sus excompañeras del Banco de la República de Colombia replican la investigación histórica de Goldin para el caso de Colombia y su conclusión es definitiva: todavía hay mucho por hacer.
Según la Organización Internacional de Trabajo, OTI, la brecha en salarios en Colombia es menor que la de Suiza y Estados Unidos. Sin embargo, por cada 100 hombres en la fuerza de trabajo, había 73 mujeres en el 2022, y la mitad de las mujeres en la fuerza laboral trabajan en el sector informal.
"Al mismo tiempo, las mujeres destinan en promedio siete horas al día al trabajo doméstico no remunerado, en contraste con tres horas de los hombres, según ONU Mujeres y el Dane. En el siglo XX Colombia avanzó mucho en términos de igualdad de género, pero hay mucho por hacer todavía. También en el caso de esos 'trabajos codiciosos' como los llama Goldin y en donde las horas de trabajo valen más, porque los hombres están dispuestos a tomarlos más que las mujeres, así que se puede trabajar en cambiarlo", Indicó.
Para Manuel Fernández, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, las brechas laborales en Colombia son significativas por que las mujeres participan menos en el mercado laboral que los hombres y aquellas que quieren participar tienen menos probabilidad de conseguir trabajo, lo que se traduce en tasas de desempleo mayores.
"Aquellas que consiguen trabajo, tienen remuneraciones promedio menores, incluso cuando se compara con hombres que trabajan en las mismas ocupaciones. Para rematar, se encargan de buena parte del trabajo no remunerado en el hogar. Este es un tema en el que hay mucho por mejorar. Además hay factores culturales y de la estructura productiva que son difíciles de cambiar a través de reformas laborales", agregó.
Sin embargo, hay temas en los que se puede trabajar "como el ampliar los servicios de cuidado infantil para facilitar que las mujeres puedan seguir trabajando", dijo.
Entre las otras propuestas Fernández añadio que se podrían aplicar destacó que se podría "ampliar las licencias de paternidad para no generar desventajas en los costos percibidos por los empleadores, fomentar mayor flexibilidad en el mercado laboral, de tal forma que las personas puedan organizar sus tiempos de trabajo alrededor de otras actividades que no pueden dejar de lado, incluso inducir una mayor demanda laboral a través de beneficios tributarios a la contratación de mujeres".