En los últimos años, los pódcast sobre personas privadas de la libertad en cárceles han cogido fuerza no solo a nivel nacional, sino también en la región. Distintos proyectos se han esforzado por saber qué tienen por decir personas que a diario viven encerradas en cuatro paredes, siendo uno de ellos Latente, un videopódcast dirigido por la abogada Silvana Espinosa.
En diálogo con EL TIEMPO, esta abogada penalista graduada de la Universidad de Los Andes habla sobre las historias que ha encontrado junto con su equipo y de cómo ha llegado a ellas. Afirma que el norte de Latente es llegar a lo humano detrás de las rejas, y que más allá de hablar del proceso penal que han enfrentado reclusas y reclusos, lo que le interesa es acercar al espectador a una historia común por la que han podido pasar miles de personas.
Silvana, usted es abogada, imagino que eso le ayudó en la idea de materializar Latente...
Sí. Soy de Bogotá, estudié en el Anglo Colombiano y soy abogada de la Universidad de Los Andes. Cuando me iba a graduar formé parte del Grupo de Prisiones, ahí experimenté por primera vez lo que era entrar a una cárcel. Y ya antes de graduarme es que empiezo a trabajar con el abogado Jaime Lombana. Trabajé dos años con él y renuncié porque me fui a hacer mi maestría en Derecho Penal y Derecho Procesal en la Universidad Carlos III, de Madrid.
Y entonces vuelve al país pero no a la firma...
Claro, quería un poco el sector público, intenté con la JEP. Todo fue más complicado de lo que me imaginé y por cosas de la vida resulté trabajando para una firma de abogados que queda en Estados Unidos, que no tiene nada que ver con derecho penal, con nada de lo que a mí me apasiona, pero era una súper oportunidad. Ahí tuve un punto de quiebre porque empecé a hacer redes sociales paralelamente a trabajar en esta firma, y dije: "listo, todo está perfecto pero no estoy haciendo lo que más me gusta a mí, ayudar a las personas que están en las cárceles".
Ahí es donde empieza a nacer la idea...
Sí. Y ahí fue donde surgió el tema, aproveché que tengo mucha gente que me sigue en redes sociales, ya había una plataforma, e hice un pódcast para contar las historias.
Silvana, ¿y cuándo empezó ya la producción en forma del videopódcast?
Fue como en noviembre del año pasado, en mi universidad estudió Valentina Díaz, y a ella la iraba mucho por lo que ella hacía como directora del Grupo de Prisiones. Ella trabajaba para la JEP, iba a las cárceles. Entonces le escribí y le dije: "Vale, ¿será que nos podemos tomar un café? Te quiero contar un poco qué me gustaría hacer, a ver si me ayudas a aterrizar la idea". Yo en ese momento no consideraba un pódcast. Nos fuimos a tomar un café, hablamos y me dijo que tenía la persona perfecta que me podía ayudar a organizar las ideas: Nicolás.
¿Qué enfoque o sello le ha dado?
Todos los pódcast que hay en torno a las cárceles siempre son con el morbo, el amarillismo, el crimen y el muerto. Nadie cuenta las cosas lindas que hay. Y ahí fue donde se nos iluminó el cerebro y dijimos: "hagamos un videopódcast". Yo soy la host, pero entre los tres hemos tenido demasiadas cosas que aportar.
En la presentación del videopódcast dice '¿qué pasa por la mentes de personas que están en las cárceles?'. ¿Esa es la idea que va a cubrir todos los capítulos?
Esa es la pregunta que yo me hice y que siento que la gente se hace. Nadie nunca se ha tomado el trabajo de preguntarles para que ellos lo respondan. La intención o lo que se ve en cada capítulo es qué sienten, cuál ha sido su historia de vida antes de estar en la cárcel, y lo más importante que todo es qué se sueñan, cómo se visualizan. Yo creo que uno cuando conoce las historias de las personas, logra empatizar con ellos, y entiendes un poco más -no justificando ni mucho menos porque yo no justifico, ni romantizo-, pero quizás uno puede sensibilizarse más del por qué les pasaron las cosas o por qué tomaron las decisiones que tuvieron que tomar.
Todo el mundo tiene una historia, sea buena, mala, bonita, difícil. Entonces, cuando ya logras entender realmente qué hay detrás de esa persona más allá del delito, hablamos muy poco del proceso judicial.
¿Cómo eligió los invitados que ha tenido durante este tiempo?
El filtro más grande es encontrar historias donde tú también puedas verte ahí, ¿sí? Entonces, por ejemplo, la historia de amor con Camila, una niña que estudió Periodismo, se fue al Chocó a trabajar y se enamoró. Yo también me puedo enamorar de la persona equivocada, y también puedo hacer cosas con las que la gente no esté de acuerdo. O Dayana, que es el caso de la mujer trans. El novio la iba a violar y ella por defenderse lo apuñaló. Si a mí también me intenta violar, yo no sé de qué sería capaz. Cada historia tiene ese tinte de que de pronto me pudo haber pasado a mí, o yo hubiera reaccionado igual.
Cuando ha ejercido como penalista, ¿ha podido llegar a conocer ese tipo de detalles?
Obviamente depende de cada abogado, si se toma el tiempo de conocer más a fondo a la persona o no. En mi momento, siempre era la emocional de la oficina, entonces siempre estaba preocupada por averiguarme todo y saber la persona cómo se sentía, pero a pesar de eso igual yo nunca conocí las historias a fondo porque no era mi labor. Acá es todo lo contrario, ahorita no me importa tanto el proceso judicial, quiero es conocer a la persona. Entonces sí son dos mundos muy distintos.
¿Y de dónde nació ese interés suyo por ir más allá de lo estrictamente jurídico?
A mí toda la vida me han inculcado que uno tiene que ayudar a las personas que más lo necesitan. Mi abuelo era abogado e iba mucho a las cárceles. Siempre he creído que las personas que están en las cárceles necesitan mucha ayuda y no hay tanta disposición de la sociedad para eso. Es raro que alguien quiera tanto ayudar a este grupo de personas.
¿De dónde viene el nombre Latente?
Eso fue todo un proceso. Hacíamos miles y miles de ideas con nombres y me acuerdo perfecto de que Nicolás un día mandó por el grupo de WhatsApp que tenemos 100.000 opciones y me puse a leerlas. Y leí latente, y de primera me gustó como sonaba y se leía y como como el latente. Busqué en la RAE el significado y cuando algo late significa que existe pero no es visible para los demás, y ahí mismo dije: "Es eso. Las historias de las personas que están presas existen, todo el mundo tiene una. Pero esas historias no son visibles porque nadie nunca las ha contado, y yo las voy a contar.
Silvana, lleva varias personas entrevistadas, ¿con qué se ha encontrado o qué percepción le ha cambiado?
Más que eso, creo que cada día con cada entrevista me doy más cuenta de que es gente con demasiadas necesidades, que son un grupo demasiado excluido, y que de verdad tiene que existir. Ojalá fuéramos más personas las que de verdad queremos cambiar esa preconcepción tan errónea de que todo el mundo que está en una cárcel es malo.
Y con todo esto que ha escuchado, ¿cree que el sistema penitenciario está diseñado para que la gente se resocialice?
Sí está diseñado para eso, es el fin de la pena, pero hay demasiadas variantes que implican retos para que la persona se pueda resocializar. No es fácil, porque igual hay gente mala en la cárcel. Si la gente no los ayuda a que puedan como materializar esa resocialización, ¿qué opción les queda?
Tras varios programas, ¿en qué no quiere que se convierta Latente?
Nos estamos esforzando mucho para que el factor diferencial acá es que lo que se cuenta, dentro de lo posible, sea positivo, de un cambio. El eslogan es Latente, lo humano detrás de las rejas, y yo creo que eso no se logra cuando estás contando una historia solamente desde el morbo.
¿Qué elementos ha tenido que tener en cuenta con los invitados para no revictimizar a los afectados?
Creo que es inevitable, cuando estás hablando con una persona que cometió un delito, que haya un tema de revictimización. O sea, yo no soy ciega ni ajena a que hay personas que seguramente no se sintieron cómodas, por ejemplo, con la entrevista de Camila, porque seguramente el Eln le hizo daño a algún ser querido. Quizás por eso yo tampoco ahondo mucho en lo que fue el delito. Quiero que sea un espacio seguro con los invitados, de que cuenten lo que quiere contar, yo simplemente soy un canal.
¿Y cómo ha buscado evitarlo lo más que se pueda?
Buscando, dentro de lo posible, las historias más humanas. Sabiendo muy bien cuáles son los parámetros y los lineamientos que pretendemos respetar y que vamos a seguir para no revictimizar.
Ya cerrando, ¿qué tal ha sido la producción de los programas?
Es un reto porque no todo el mundo da entrevistas, están prevenidos. Es un proceso de acercamiento y de contarles quién es uno y cuáles son las intenciones. Ya ahí hacemos ese primer filtro de 'listo', nos contaron estas historias, cuáles creemos que nos sirven, y volvemos a la cárcel a visitar a esa persona para que cuente su historia a grandes rasgos, para nosotros poder hacer el cuestionario base. Con ese cuestionario, volvemos otro día y grabamos el programa.
Para quienes no han escuhado Latente, ¿qué se encontrarán al hacerlo?
Van a encontrar historias humanas, inspiradoras, de transformación, un espacio entre dos personas que no se conocen, pero que a través de mí logran mostrar su otra cara, más allá del delito. Van a encontrar relatos en los que se podrá simpatizar o sensibilizarse. El fin de todo esto es que las personas cambien un poquito esa mentalidad de los privados de la libertad. Como sociedad en general nos falta mucha empatía, a través de las personas que pueden oír y ver, encontrarán seres humanos detrás de unas rejas.