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Análisis
Competir o ceder: ¿qué puede hacer la región con la fuga de cerebros?
Según el BID, América Latina debería aumentar la inversión en ciencia, tecnología e innovación en un 2 por ciento de su PIB para evitar que los talentos se vayan a otros destinos como EE. UU. y Europa.
En la región, además del sector tecnológico, el de la salud exporta también a profesionales calificados, que encuentran disparidades a nivel salarial en sus países de origen y destinos atractivos como EE. UU. y Canadá. Foto: iStock
No se trata tan solo de por qué emigran, sino de cómo la diáspora se convierte en una ventaja estratégica para los países receptores –y también para el país de origen del migrante, si esta diáspora es bien aprovechada–. Pero hoy por hoy, mientras el mundo desarrollado los recibe como motores de innovación en sectores críticos, en los países latinoamericanos aumenta la brecha entre potencial y oportunidad para los profesionales altamente calificados.
Esta es una reflexión basada en datos sobre las diferencias entre lo que sus naciones de origen ofrecen a su talento más preparado y lo que les ofrecen otros países más desarrollados.
A la caza de talentos
La competencia global por el talento cualificado se ha intensificado, convirtiéndose en una carrera estratégica entre economías avanzadas. Canadá (especialmente hace unos años), la Unión Europea y Estados Unidos lideran con políticas diseñadas para atraer profesionales altamente capacitados, ofreciendo beneficios que van desde laboral hasta integración económica y social.
Canadá, con su programa Express Entry, ha establecido un modelo de inclusión migratoria. En 2022, más del 20 por ciento de las invitaciones para este sistema se dirigieron a ciudadanos de América Latina, facilitándoles superar barreras burocráticas y acceder a una economía que valora su experiencia. En Europa, países como Alemania y los Países Bajos han simplificado los requisitos de visado para ingenieros, científicos de datos y personal médico, sectores críticos donde la falta de talento amenaza con frenar el crecimiento económico y la innovación tecnológica.
Canadá y Estados Unidos son dos de los destinos a donde migran los trabajadores calificados de América Latina. Foto:iStock
Estados Unidos, sin embargo, lidera con una escala y precisión que lo distinguen. Aunque el programa H-1B otorgó 119.000 nuevas visas y 267.000 extensiones en el año fiscal de 2023 (1.º de octubre de 2022 y 30 de septiembre de 2023), de las cuales el 72 por ciento fueron destinadas a trabajadores de la India, las categorías EB1 y EB2-NIW (National Interest Waiver) ofrecen un enfoque transformador. Estas visas eliminan barreras como el requisito de patrocinio empresarial, facilitando la entrada de individuos con habilidades extraordinarias o proyectos de impacto nacional. Más del 70 por ciento de las solicitudes aprobadas de EB2-NIW provienen de áreas críticas como inteligencia artificial, sostenibilidad energética y biotecnología.
Estas estrategias convierten a la primera economía del mundo en un imán para quienes buscan maximizar su potencial en entornos que ofrecen recursos incomparables y redes globales de innovación. Con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se anticipan políticas que podrían fortalecer aún más estos mecanismos de atracción estratégica.
No obstante los avances en ciertos indicadores sociales y económicos, Latinoamérica sigue enfrentando barreras que limitan su capacidad para retener talento y competir en la economía del conocimiento. Estas barreras, arraigadas en desigualdades históricas y modelos económicos rígidos, constituyen un freno al crecimiento interno y alimentan una fuga constante de mentes brillantes hacia mercados más competitivos.
Latinoamérica sigue enfrentando barreras que limitan su capacidad para retener talento y competir en la economía del conocimiento
La brecha salarial es uno de los factores principales detrás de este fenómeno. Según el Banco Mundial, un profesional colombiano en tecnología recién graduado percibe en promedio 600 dólares mensuales, mientras que su contraparte en Estados Unidos comienza con unos 6.500 dólares. En el sector de la salud, esta disparidad es igualmente notoria. En México, los ingresos representan apenas un 30 por ciento de los que obtiene un profesional en Canadá. Estas diferencias perpetúan las desventajas de la región.
La brecha salarial es uno de los factores principales detrás de la fuga de talentos en América Latina. Foto:iStock
A esto se suma un déficit crónico en inversión en innovación. América Latina destina apenas el 0, 7 por ciento del PIB a investigación y desarrollo, muy por debajo de Israel (4,5 por ciento) o Corea del Sur (3,1 por ciento). Esto no solo limita el crecimiento tecnológico, sino que condena a muchos graduados a operar en entornos en los que la innovación es improbable. En Colombia, menos del 10 por ciento de los egresados en áreas STEM logran empleos vinculados a su formación, lo cual pone de presente la desconexión entre academia y mercado laboral.
La educación, aunque más accesible, enfrenta serias dificultades. Según el QS World University Rankings (2023), apenas seis universidades latinoamericanas figuran entre las 200 mejores del mundo (Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad de São Paulo, Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Chile y el Tecnológico de Monterrey), un claro contraste con países como India o China, que han adoptado estrategias para conectar a sus estudiantes internacionales con redes académicas y empresariales.
La geografía del talento
Brasil, la mayor economía regional, registró en 2021 más de 220.000 emigrantes, principalmente hacia mercados que valoran habilidades en tecnología y salud, donde los ingresos locales representan menos del 40 por ciento de los promedios en economías avanzadas (Ibge, 2022).
Colombia comparte esta tendencia: entre 2019 y 2022, más de 550.000 colombianos salieron del país, según datos de Migración Colombia, buscando mejores oportunidades frente a una percepción de inseguridad que afectaba al 52,9 por ciento de la población (Dane, 2022). En este escenario, los mercados globales se convierten en destinos naturales para desplegar talento latinoamericano.
La migración cualificada no responde a impulsos genéricos, sino a demandas concretas de sectores estratégicos en economías avanzadas. En tecnología, América Latina enfrenta un déficit de más de 450.000 profesionales, según McKinsey, mientras que Estados Unidos encabeza la expansión en inteligencia artificial, con un crecimiento del 74 por ciento en empleos entre 2021 y 2023, de acuerdo con LinkedIn Economic Graph. Esta brecha convierte a la región en un semillero de talento que empresas como Google y Amazon buscan aprovechar mediante programas enfocados en países como Brasil y México, donde se concentran los graduados en STEM.
El sector de la salud también ilustra este mecanismo. Alemania, con un déficit de 80.000 trabajadores de la salud (datos de la Comisión Europea de 2023), ha abierto sus puertas a migrantes latinoamericanos, mientras Canadá cuenta con médicos internacionales en el 26 por ciento de las áreas rurales, destacándose Colombia y Perú como fuentes clave de profesionales.
Estados Unidos, por su parte, enfrenta una creciente demanda en sectores como salud y energías renovables. Se estima que necesitará 1,2 millones de enfermeros para 2030, de acuerdo con cifras del U. S. Bureau of Labor Statistics, y más de 400.000 nuevos empleos en energía limpia durante la próxima década. Estas necesidades resultan de una economía que demanda innovación, y de políticas migratorias diseñadas para atraerla desde el exterior.
Por último, países líderes en la transición energética como Noruega y Dinamarca buscan ingenieros especializados en el tema, mientras que en nuestro entorno faltan proyectos ambiciosos capaces de retener este talento. Además, el entorno social, en muchos casos, carece de la estabilidad y las condiciones necesarias para que los profesionales desarrollen plenamente su potencial.
Estos sectores, voraces en su búsqueda de habilidades, ofrecen a los profesionales de la región un camino hacia economías que valoran su contribución. Más que una fuga, la migración cualificada reafirma el papel estratégico del capital humano latinoamericano en la transformación global.
Más que una fuga, la migración cualificada reafirma el papel estratégico del capital humano latinoamericano en la transformación global.
Talento sin fronteras
¿Cuánto le falta a América Latina para cerrar las brechas con las economías más competitivas? Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), alcanzar estándares similares podría requerir dos décadas de reformas estratégicas. Aumentar la inversión en ciencia, tecnología e innovación al 2 por ciento del PIB, fortalecer instituciones y adoptar políticas que impulsen la competitividad son objetivos alcanzables pero desafiantes.
Mientras estas transformaciones avanzan, el talento latinoamericano ya es parte activa de un mundo que demanda sus habilidades. La migración cualificada, lejos de ser una pérdida, es una conexión estratégica con las economías globales. Los profesionales que optan por mercados internacionales no solo buscan estabilidad: buscan innovar, crecer y contribuir a redes globales que también pueden beneficiar a sus países de origen.
La diáspora no es un desenlace, sino un puente. Migrar no significa abandonar, sino responder al desafío de trascender fronteras para integrarse en transformaciones globales. Esta movilidad profesional no es un síntoma de renuncia, sino una decisión audaz que amplía horizontes y convierte al talento de la región en un actor global. América Latina, a través de su gente, reafirma su lugar en el mundo con cada paso hacia nuevos destinos.
ÁLVARO BENEDETTI (*)
Razón Pública (**)
(*) Consultor internacional y estructurador de proyectos en Bac Consulting. (**) Razón Pública es un centro de pensamiento sin ánimo de lucro que pretende que los mejores analistas tengan más incidencia en la toma de decisiones en Colombia.