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Análisis
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Las preocupantes cifras de bullying y problemas de salud mental en menores en Colombia que encienden las alarmas
El país es el segundo de la región con mayor incidencia de matoneo. Proyecto crearía cátedra de salud emocional.
Hace pocos días, en la Comisión Sexta del Senado de la República se aprobó en primer debate un proyecto de ley que busca crear en los colegios del país la Cátedra de Educación Emocional. Y más allá del debate que pueda surgir en torno a la forma y contenido de esta iniciativa, la verdad es que en los últimos años se ha hecho evidente que los problemas de salud mental, así como fenómenos como el bullying, el acoso, las riñas en entornos escolares, entre otros, vienen acaparando titulares y causando gran preocupación en familias, establecimientos educativos y autoridades.
Y es que detrás de cada caso de matoneo, riñas y acoso que se vive en los colegios del país, se esconden graves falencias en las habilidades de gestión emocional, que son claves en esta etapa de la vida. Así lo cree Cristina Palacio, psicóloga especialista en Psicología Clínica y Pediátrica: “Sobre todo en la adolescencia, pero también desde los primeros años de vida, aprender a gestionar las emociones es una habilidad clave para toda la vida, y no atender esta necesidad puede terminar muy mal, en el peor de los casos en problemas de salud mental, con todas sus implicaciones en el desarrollo social y convivencial, pero también en la integridad física de los menores”.
Para la experta, este tema no es nuevo. Sin embargo, en los últimos años, y sobre todo tras los estragos causados por el confinamiento de la pandemia de la covid-19, las enfermedades de salud mental se han convertido en una de las principales preocupaciones en materia de salud pública. También afirma que esta situación ha puesto en evidencia no solo las falencias que tienen los menores en su gestión de emociones, sino también las fallas que hay en el sistema educativo a la hora de atender estas situaciones.
Nada más el año pasado la Corte Constitucional emitió dos fallos históricos en los que llamó la atención a los colegios y al mismo Ministerio de Educación por casos de bullying y acoso escolar. En uno de ellos, a una menor de edad víctima de matoneo que cursaba grado once no se le dejó recuperar materias que había reprobado, argumentando “falta de evolución y desinterés” en su proceso formativo. En el otro, se falló en contra de una institución por no adoptó las políticas o protocolos de prevención temprana para la detección e inmediata atención de casos de acoso escolar en dos menores de 9 y 5 años.
En ambos casos, se evidenciaron serias afectaciones en la salud mental de las víctimas, quienes fueron diagnosticadas con ansiedad y depresión, e incluso en el primer caso hubo intento de suicidio. Así mismo, se encontró negligencia por parte de los colegios, falta de conocimiento sobre cómo tratar esta situación en las directivas y maestros, y sobre todo, un ambiente escolar nocivo, en el que los victimarios eran también menores de edad.
Salud mental Foto:istock
Este año, en otro fallo, la Corte también se pronunció por la actitud “negacionista” que asumió una institución educativa ante el caso de una menor de 13 años que durante meses fue víctima de acoso escolar, que fue diagnosticada con depresión y Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
“Es ahí de donde parte la necesidad de fomentar la educación emocional en los entornos escolares. No solo tenemos niños, niñas y adolescentes que son sometidos a acoso escolar, sino que en los colegios se vive muchas veces ambientes tensos de intolerancia, violencia, agresiones, en los que los menores son partícipes. Y no ocurre solo en colegios, sino también en casa. Todo esto tiene impactos en el desempeño escolar, pero sobre todo en el tipo de individuos que la sociedad está formando, en vidas que corren riesgo de desarrollar problemas de salud mental muy graves que pueden derivar en autolesiones o en nuevos círculos de violencia”, explica Palacio.
Alerta por la salud mental de niños, niñas y adolescentes
Los fallos de la Corte Constitucional se refieren a apenas un puñado de los casos que se viven en Colombia. Y es que las cifras en materia de salud mental son alarmantes. Según el Ministerio de Salud, en Colombia el 44,7 por ciento de los niños y niñas muestran indicios de afectaciones en su salud mental. La cifra incluye a jóvenes de 17 a 24 años, adolescentes de 12 a 16 años y población infantil de 6 a 11 años.
Así mismo, el Sistema Integral de Información de la Protección Social del Ministerio de Salud y el Observatorio Nacional de Salud Mental evidenciaron que para el año 2023 en el sistema de salud colombiano se atendieron unos 140.000 menores de entre 0 y 12 años por problemas de salud mental, mientras que en el caso de los adolescentes de entre 13 y 17 años fueron alrededor de 320.000 los casos atendidos.
Tan solo en el 2024 se reportaron más de 60.020 casos de agresión y discriminación en entornos educativos, según cifras del Ministerio de Protección Social y el sistema SIVIGILA (Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública).
Este mismo sistema de información registra que en lo corrido de 2025 (con corte al 18 de marzo) se han reportado en el país un total de 2.759 intentos de suicidio en personas de entre 0 y 19 años, en los que el 73,1 por ciento de los casos ocurrieron en población femenina. Incluso se registra un caso de un menor de apenas un año que atentó contra su vida. El año 2024, por su parte, cerró con un total de 16.624 intentos de suicidio registrados en esta población.
Y es que de acuerdo con los últimos resultados de las pruebas Pisa de la Ocde, aplicadas en 2022, la satisfacción vital de los estudiantes, en general, disminuyó en muchos países y economías en los últimos años. Para ese año, el 19 por ciento de los estudiantes colombianos declaró estar insatisfecho con su vida: calificaron su satisfacción con la vida entre 0 y 4 en una escala de 0 a 10. En 2018, menos estudiantes expresaron su insatisfacción vital (14 por ciento). En promedio, en los países de la OCDE, la proporción de estudiantes insatisfechos aumentó del 11 por ciento en 2015 al 16 por ciento en 2018 y al 18 por ciento en 2022 (en este último año, el país estuvo por encima del promedio, dato que preocupa).
Bullying, un problema serio y no una moda
En las mismas pruebas Pisa, Colombia se ubicó como el segundo país de América Latina (solo por detrás de Costa Rica) en el que una mayor proporción de estudiantes identifican ser víctimas de acoso escolar de manera regular o permanente en las instituciones educativas.
Concretamente, el 23 por ciento de los estudiantes colombianos dijo ser víctima de bullying, lo que pone en esta situación a uno de cada cuatro estudiantes del país. Así, Colombia también se ubica como el país número 11 con este indicador más alto.
Conozca los canales de atención para reportar el acoso escolar. Foto:iStock
De acuerdo con los resultados de las pruebas Pisa, el 18,1 por ciento de los estudiantes dice haber sufrido burlas, el 11,2 por ciento recibieron golpes, otro 18 por ciento fueron víctimas de rumores malintencionados, y el 10,6 por ciento fueron objeto de amenazas e intimidaciones.
Al respecto, Juan Esteban Corzo, especialista en psiquiatría infantil y con amplia experiencia en desórdenes mentales en población adolescente, opinó: “En generaciones mayores se suele interpretar que el bullying o matoneo es una moda, o que se trata de un problema menor que se viene exagerando. Sin embargo, no es tal. De hecho, hay suficiente evidencia científica que relacionan al bullying con una mayor incidencia en la aparición de problemas de salud mental, así como en serias afectaciones en el desarrollo psicosocial, en el relacionamiento con otros, e incluso en el desempeño académico”.
Por ejemplo, según las mismas pruebas Pisa, los resultados muestran que el rendimiento en matemáticas de los alumnos -especialmente de los desfavorecidos- mejoró en los sistemas educativos en los que disminuyó el acoso, en contraste con otros sistemas. Por ejemplo, el porcentaje de alumnos que declararon haber sido objeto de burlas se redujo entre 5 y 12 puntos porcentuales en Brunei Darussalam, República Dominicana y Arabia Saudí. Al mismo tiempo, las puntuaciones medias en matemáticas en estos sistemas mejoraron entre 12 y 16 puntos. La mejora observada en el rendimiento de los alumnos desfavorecidos fue aún mayor, subiendo entre 13 y 27 puntos.
Esto subraya una vez más los posibles efectos perjudiciales del acoso en el aprendizaje de los alumnos. Los alumnos que se sienten solos, infelices o asustados tienen pocas probabilidades de sobresalir en clase. Cuando las escuelas abordan con éxito el comportamiento de acoso, pueden tener un impacto académico positivo. Los datos de las pruebas Pisa muestran que los alumnos de los sistemas educativos de alto rendimiento y cohesión declaran sentirse más seguros y menos expuestos a los riesgos y al acoso en la escuela.
Así mismo, el informe sostiene que el acoso puede tener efectos duraderos en las víctimas, que pueden incluir depresión, enfermedades físicas y pensamientos suicidas.
Por ello, la Ocde recomienda en su análisis que las iniciativas contra el acoso escolar tengan como objetivo “concienciar sobre el acoso, mejorar la vigilancia del problema e implicar a profesores, alumnos y padres para que ayuden a las víctimas y hagan frente a los acosadores. Siempre habrá que tener en cuenta los factores locales, pero un planteamiento coherente y comprometido de la lucha contra el acoso es vital para la salud mental y física de los alumnos que, si se ignora, puede tener consecuencias a largo plazo y de gran alcance”.