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Análisis
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Deserción universitaria: uno de cada tres estudiantes de educación superior no termina su carrera, ¿por qué?
Las recientes cifras oficiales muestran que cada año se pierde el 9 % de los alumnos del sector.
Las carreras universitarias son las que cuentan con menos abandono, con una tasa del 8,08 por ciento. Foto: iStock
En Colombia alrededor de uno de cada tres estudiantes en el sistema de educación superior termina abandonando sus estudios. Una cifra preocupante que revela que, además del limitado a estos niveles educativos (la cobertura de este sistema es de apenas el 54 por ciento) incluso quienes logran estudiar presentan enormes barreras para completar su formación.
Así lo revelan los más recientes datos publicados por el Sistema para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior (Spadies) del Ministerio de Educación, en el que se rastrea, año a año, lo que ocurre con cada estudiante en la educación superior.
De esta manera los datos son preocupantes. En lo que respecta a la deserción por cohorte acumulada (es decir, la que mide a un grupo de estudiantes que entró en el mismo semestre y que abandona a lo largo de la carrera) se encontró que este indicador se ubica en el 24,15 por ciento para el nivel universitario y en 32,49 por ciento y 34,66 por ciento para los niveles tecnológico y técnico profesional, respectivamente.
El informe del Spadies sostiene que “este resultado indica que aproximadamente 1 de cada tres estudiantes que ingresan al sistema no culmina sus estudios”. En otras palabras, la tercera parte de los estudiantes de educación superior en Colombia no termina su carrera.
Lo anterior también indica que existe un menor abandono de los estudios en las carreras profesionales (uno de cada cuatro estudiantes) que en las llamadas carreras TyT, es decir, técnicas y tecnológicas, siendo las primeras las de mayor abandono.
Ya en lo que respecta a la tasa de deserción (la cantidad de estudiantes que abandona cada año), esta se mide cuando no se ha matriculado por dos o más periodos consecutivos en algún programa académico, teniendo en cuenta que muchas veces los jóvenes pueden aplazar el semestre o cambiar de carrera. Por eso mismo, el dato que recién acaba de revelar Spadies corresponde a 2022, una vez se verifica que el estudiante no solo suspendió sino que efectivamente desertó.
Así, para el año 2022 esta tasa total de deserción de todo el sistema se ubicó en 9,03 por ciento, es decir, 1,05 puntos porcentuales (p.p.) por debajo de la tasa de 2021 (10,08 por ciento), con lo que finalmente el indicador vuelve a los mismos niveles registrados antes de la pandemia. Con todo ello, la cifra indica que nueve (9) de cada 100 estudiantes de educación superior abandonaron sus estudios en ese año.
En lo que respecta a la tasa de deserción por nivel de formación, las carreras universitarias son las que cuentan con menos abandono, con una tasa del 8,08 por ciento, seguido de las tecnológicas (12,49 por ciento) y las técnicas (16,37 por ciento). En todos los casos, se evidencia una disminución respecto al año anterior.
Para Gloria Bernal, directora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, estos datos, pese al leve descenso, representan un fenómeno que no deja de ser preocupante para el sistema: “El abandono de la educación superior afecta negativamente el futuro de los estudiantes desertores y, también, el del país, por ello es importante el diseño y ejecución de políticas que permitan un monitoreo constante y sistemas de alertas tempranas para identificar las causas y evitar la deserción”.
Todo esto, aseguran expertos consultados por EL TIEMPO, debe servir para encender las alarmas en el sistema de educación superior. Y es que el actual panorama nacional, con un Gobierno cuya meta es de crear 500.000 nuevos cupos, debe tener en cuenta que de nada sirve ampliar la cobertura, si no se frena una deserción que deja a la tercera parte de los estudiantes sin poder terminar de estudiar.
Así lo explica el analista educativo Ricardo Rodríguez: “El Gobierno, los gobiernos locales y las instituciones de educación superior deben entender que el asunto no es solo tener más estudiantes nuevos; es no perderlos, garantizar su graduación. Sin ello, cualquier matrícula cero, cualquier Jóvenes a la E o cualquier otro programa no tiene efecto real en el país. Trabajar en la permanencia es clave y eso se logra, por ejemplo, si no se ponen en riesgo los programas sociales, como los subsidios de tasa de interés del Icetex. Pero también buscando verdaderas transformaciones para que el joven no se sienta en la necesidad de interrumpir sus estudios”.
Y es que, como lo explica la decana de Economía de la Universidad Javeriana y exdirectora de Fomento de la Educación Superior del Ministerio de Educación, Luz Karime Abadía, “la deserción es claramente un asunto de desigualdad. En estratos más bajos es donde se dan las mayores tasas, porque son jóvenes con el menor rendimiento académico por el tipo de colegio en el que estudiaron, sumado a que son los que sufren situaciones económicas adversas que los obliga a abandonar sus estudios”.
Y es que la deserción más grande se evidencia en los estratos 1 y 2, mientras que los 5 y 6 tienen menos desertores.
La académica señaló que además hay poca orientación profesional en Colombia, sobre todo en colegios oficiales, los cuales tienen al 80 por ciento de los niños, niñas y adolescentes. “Estos muchachos se frustran por ingresar a una carrera equivocada, y eso se refleja en deserción”, agregó.
Otro un indicador que muestra a quiénes se encuentran en riesgo de desertar es la Tasa de Ausencia Intersemestral (TAI), la cual calcula la proporción de estudiantes que se encuentran en riesgo de desertar al no matricularse en un programa académico durante un semestre, porque aplazaron por alguna razón, generalmente por falta de recursos. Para el año 2022 (último dato revelado) esta tasa fue del 12,54 por ciento.
Este dato en carreras universitarias fue del 11,18 por ciento, mientras que en carreras técnicas alcanzó el 22,93 por ciento, y en tecnológicas el 17,77 por ciento.
Solo 4 de cada 10 estudiantes se gradúa
El reporte de Spadies también revela un indicador que es muy diciente respecto a la trayectoria en el sistema de educación superior. Se trata de la Tasa de Graduación Acumulada, que permite conocer semestre a semestre el porcentaje acumulado de estudiantes que se han graduado de los programas académicos.
Para ello se mide a 14 semestres para programas universitarios y a 9 semestres para programas tecnológicos y técnico profesionales, esto teniendo en cuenta que muchas veces los jóvenes pueden aplazar sus estudios para retomarlos, y, según la normativa de cada institución, puede hacer esto algunas veces hasta tres veces durante la carrera.
De esta forma, se encontró que apenas 4 de cada 10 estudiantes se gradúan efectivamente de sus programas de educación superior. En otras palabras, 6 de cada 10 (el 60 por ciento) nunca se gradúa.
En el caso de las carreras universitarias, la tasa de graduación alcanza el 43,47 por ciento, en las carreras técnicas es del 35,75 por ciento y en las tecnológicas del 38,18 por ciento.