El cariño que le da una mascota a sus dueños es un pilar fundamental para la estabilidad de algunas personas, y tener un gato, para muchos, significa una compañía incondicional e incomparable.
Sin embargo, la crianza puede ser difícil, y uno de los aspectos que más preocupan a los dueños de gatos es cómo corregir comportamientos de la manera correcta, sin cometer abusos o, por el contrario, ser demasiado permisivo.
Advertencias previas
Antes de entrar a la corrección de comportamientos, algo muy útil es recompensar las buenas actitudes. El canal de YouTube especializado ‘Zona Gatos’ indica que premiar a su michi con caricias, mimos o golosinas después de que hacen algo bien los motivará a seguir empleando los mismos métodos.
Ahora, el primer aspecto a tener en cuenta a la hora de corregir es que la opción nunca debe ser golpear al felino, o recurrir a la violencia. Esto solo “creará un gato más desconfiado y agresivo”.
Además, es importante recordar que todos estos métodos funcionan con paciencia y tiempo. Un gato no se porta mal porque quiere ser malo, sino de forma instintiva, y redirigir los instintos siempre tomará un buen tiempo, especialmente si el gato vive en un lugar pequeño y siente constantemente la necesidad de sacar su energía.
Cómo regañar a mi gato
El portal ‘Nature’s Variety’ explica que el comportamiento y los métodos de aprendizaje de los gatos es muy diferente al de los perros. Los mininos no responden a los gritos, a los golpes, al encierro o al decomiso. Estos comportamientos no corregirán actitudes, sino que solo generarán miedo, baja sociabilidad e incluso ganas de escapar.
Tampoco relacionarán una reprimenda con algo que no sucedió hace instantes, es decir, si hicieron sus necesidades en el lugar equivocado, pero ocurrió hace bastantes minutos, no entenderán el motivo del regaño.
Cuando un gato haga algo indebido, ‘Nature’s Variety’ recomienda tomar actitudes que no infundan miedo, pero que sí proporcionen una experiencia negativa derivada del mal comportamiento, como no darle ninguna golosina, no jugar con él, ignorarlo, y, en casos más graves, hacer un acto indirecto disimulado, como rociar agua con un spray, pero disimuladamente, intentando que no asocie al acto con usted. Así, el gato crea la noción de que cuando hace esa acción, algo malo pasa.
En conclusión, la única forma de adiestrar efectivamente un gato es no dando ningún beneficio cuando se porta mal. Este método, claro está, toma mucho más tiempo que el que toma educar a un perro. Sin embargo, es la forma de tener un gato bien entrenado.
Una recomendación final de ‘Zona Gatos’ es no usar las manos al momento de jugar con su mascota. Hacer esto le enseñará que no hay ningún problema con morder o arañar las manos de las personas, y lo que empezó como un juego puede convertirse en un grave problema en el futuro.
ALEJANDRO VICTORIA TOBÓN
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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