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El calvario que se vive todos los días en tramo de la avenida 68
El IDU dice que las obras tienen un retraso y la velocidad es de 25 km/h.
En un martirio se ha convertido movilizarse por la avenida 68 entre las Américas y La Esperanza, en Bogotá. Así lo definen las personas que deben utilizar esta vía para llegar a su trabajo, lugar de estudio, citas médicas, entre otros.
El corredor está sufriendo una transformación significativa para dar campo a lo que será una nueva troncal de TransMilenio que alimentará a la primera línea del metro. Por esta razón, las restricciones viales son un tema de todos los días y seguro seguirán hasta que la obra termine en 2026.
El proyecto está dividido en nueve grupos de obra. Las metas físicas incluyen una vía de 17 km, 21 estaciones, 13,93 km de ciclorruta y 13 cicloparqueaderos, 13 puentes peatonales, siete vehiculares y ocho deprimidos, y 542.000 m² de espacio público. Además, se espera que, una vez la obra esté finalizada, beneficie a más de 1’193.484 personas.
Y si bien en las zonas central y norte de este corredor la movilidad es mucho mejor que cuando no estaba intervenida, transitar por un trayecto de cerca de 3 km, entre las calles 10.ª y 24, es un calvario. Por su puesto, el taco vial se agrava en las horas pico.
Quienes se movilizan por allí cuentan con dos carriles que en varios puntos se pueden estrechar y verse reducidos a uno, dependiendo del tamaño de los vehículos, lo que hace más tortuoso el desplazamiento. Esto ocasiona un ‘cuello de botella’ entre los vehículos de carga pesada, particulares, buses de transporte público, motos, entre otros actores viales.
En el sentido sur-norte, esta situación es aún más crítica y se presenta desde hace un poco más de dos meses, luego de que suspendieron dos carriles.
No obstante los distintos planes de manejo de tránsito que se realizan en conjunto con la Secretaría de Movilidad, y que brindan diferentes rutas alternas a los vehículos que utilizan el corredor vial, algunas dirigidas exclusivamente para los particulares, muchos insisten en transitar por la 68.
A esto se le suma, como se quejan algunos conductores, la imprudencia o falta de colaboración entre los mismos actores viales. Según afirman, cuando se reduce el campo de movilidad se convierte en una competencia por quién logra salir más rápido del trancón, lo que desemboca en más congestión y, por supuesto, mayor agresión al volante.
De hecho, la mayoría de los conductores se quejan de que sus trayectos se han visto afectados por el aumento del tiempo de viaje de entre 30 y 40 minutos, y en ocasiones más, como consecuencia de los cierres por las obras en esta zona.
“Desde la Primero de Mayo con 68 hasta la calle 26 me estoy demorando una hora y 40 minutos, cuando normalmente me tardaba media hora”, afirmó un conductor de un automóvil que pidió no citarlo y que todos los días realiza el mismo recorrido de sur a norte o viceversa.
Esta situación preocupa aún más a quienes obtienen su sustento diario del transporte de pasajeros, como los taxistas.
Este es el caso de Humberto Caicedo, un adulto mayor que lleva varios años como conductor de servicio público. Asegura que “no solo es la afectación en tiempo, sino también lo que sufre el bolsillo, porque en estos trancones el carro consume más gasolina”.
El plan de manejo de tránsito del cierre entre la calle 12A y la calle 24 dispone de una vía alterna priorizada. Foto:Sergio Cárdenas. EL TIEMPO
Avance de la obra
La mayor parte de este trayecto integra el tramo cuatro de la futura troncal de TransMilenio y solo unos cuantos metros se encuentran en el sector tres. Con corte al 8 de mayo, el tramo tiene un avance del 44 por ciento, frente a un 52 por ciento programado, lo que significa un retraso en la obra.
Según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), dicho atraso corresponde principalmente “a demoras en el trámite de aprobación del plan de manejo de tránsito número 42, que es de alto impacto”.
Otro motivo, de acuerdo con la entidad, es que “no se han podido ejecutar las canalizaciones de redes de servicio público de la zona del corredor férreo (sector de la calle 13), ni el espacio público, toda vez que se tiene presencia de paso a nivel, el cual se espera salga de servicio a finales de junio del presente año”.
La última causa del menor avance en la obra es por el trámite del permiso de ocupación de cauce del canal San Francisco, que atraviesa la 68 a la altura de la calle 22A.
De acuerdo con el cronograma del contrato, la fecha de finalización de este cuarto tramo es el 11 de febrero de 2025; sin embargo, afirma el IDU que se están analizando posibles tiempos adicionales debido a las interferencias prediales y de redes de servicios públicos.
A propósito de la demora de estas obras, Ernesto Reyes, ciudadano que se moviliza en su automóvil para ir al trabajo, dice no tener duda de que los trabajos en ese sector de la 68 están muy demorados y considera que “hace falta más intervención, así como también más entrega del Distrito para agilizar las obras en la ciudad”. Reyes se queja de que se está demorando el doble de tiempo en sus trayectos diarios.
“La gente dejó de confiar en las obras de la estructura pública, principalmente porque sabemos cuándo inicia, pero no cuándo termina, sabemos cuánto es el costo inicial y no cuánto es el costo final y, adicionalmente, esas obras tienen un problema grave de gestión social, porque las comunidades no se enteran con anticipación de cómo serán los cierres”, afirma Ómar Oróstegui, analista de la ciudad y director del Laboratorio de Gobierno de la Universidad de La Sabana.
La construcción de la troncal de TransMilenio en la avenida 68, agrega Oróstegui, “es una deuda con los bogotanos, pues esta troncal se tenía pensada desde la creación del sistema de transporte masivo”.
En un recorrido realizado por este diario se encontró que, a pesar de la congestión, en esta zona no se ven paleteros ni agentes de movilidad controlando el tráfico, como sí ocurre en los otros tramos de obra de la avenida 68.
En su lugar hay habitantes de calle haciendo las veces de funcionarios de movilidad a cambio de un par de monedas o del visto bueno de los conductores.
No obstante, esto aumenta la molestia de quienes se movilizan, pues los improvisados paleteros deciden cuándo quitarse del frente de los carros, lo que se convierte en un potencial peligro para ellos mismos. Algunos conductores, furiosos, intentan echarles encima los carros.
A todo este caos se suma que los buses del SITP paran a recoger pasajeros en una especie de bahías, pero no se orillan lo suficiente y terminan bloqueando el tránsito y no hay quién los controle. De hecho, varias personas que van al volante reaccionan pegándose al pito y no falta el que grita furioso: “¡Se encontró el pase en un tamal...!”.
El IDU aseguró que los auxiliares de tráfico exigidos por el plan de manejo de tránsito siempre se encuentran en sus puntos, pero que en este tramo de la avenida 68 “no se exigen ni se propuso la implementación”.
La entidad precisó que los auxiliares se encuentran en los cruces peatonales y en los puntos álgidos de la ruta de desvío, como en la calle 11 con carrera 65 y en la calle 22 con carrera 56.
Aunque hay un PMT los trancones siguen siendo una tragedia. Foto:Sergio Cárdenas. EL TIEMPO
La entidad también señala que en la verificación de campo efectuada de manera conjunta con la interventoría el 2 de mayo, se constató que se mantienen los 25,66 km/hora definidos como línea base por Secretaria Distrital de Movilidad.
“Es importante resaltar que se están implementando todas las recomendaciones impartidas por la Secretaría de Movilidad, con el fin de minimizar el impacto que pudieran generar las obras en la movilidad vehicular y peatonal en el área de influencia del proyecto”, mencionó la entidad.
No obstante los esfuerzos y alternativas de las entidades distritales para disminuir la afectación de la movilidad por tantos puntos de obra en la 68, quienes utilizan el tramo cuarto se quejan porque ahora les toma más tiempo recorrerlo y porque no ven personal ayudando para que el tráfico fluya más rápido.