A principios de esta semana, la Clínica del Occidente, en Bogotá, anunció el cierre definitivo de sus servicios de obstetricia y neonatología, una decisión que también han tomado otras instituciones como la Clínica Farallones en Cali, la Clínica Andes en Boyacá, el Hospital San Ignacio y la Clínica Colombia, entre otras.
EL TIEMPO envió un cuestionario a la Clínica del Occidente para conocer las razones detrás de esta determinación. En su respuesta, el centro hospitalario aclaró que el cierre solo afecta los servicios mencionados, mientras que el resto de la clínica seguirá operando con normalidad.
En un comunicado, la institución explicó que la decisión responde a la significativa disminución de la tasa de natalidad en el país. De acuerdo con datos del Dane, en 2024 los nacimientos cayeron un 13,7 %.
Para dimensionar la situación, el centro hospitalario reveló que hace tres años atendía un promedio de 320 partos al mes, mientras que hoy la cifra se ha reducido a 60, lo que representa una disminución del 81,5 %.
La decisión de cierre fue comunicada a los s esta semana mediante una carta firmada por María Cristina Vargas Urazán, gerente general de la clínica, en la que también se menciona el impacto financiero como un factor clave.
“La deuda, antes de las intervenciones, ya era muy grande y nadie ha querido responder por eso. En cambio, los prestadores de salud deben cumplir con los pagos a proveedores, médicos y empleados, lo que ha generado un grave deterioro en los flujos de caja”, señala la respuesta enviada a EL TIEMPO.
Asimismo, la clínica indicó que ha mantenido los costos fijos necesarios para garantizar el funcionamiento de obstetricia y neonatología, "pero la reducción del 81,5 % en la atención de partos hace inviable su sostenibilidad".
“Es una decisión difícil que nos hemos visto obligados a tomar. Entendemos el impacto en nuestras pacientes y aclaramos que continuaremos prestando todos los servicios relacionados con la salud de la mujer”, agregó la entidad.
Finalmente, la clínica destacó que, ante el aumento de enfermedades de alta complejidad en la población, como el cáncer, ha desarrollado el Instituto de Oncología para atender la creciente demanda de este tipo de patologías en Colombia y el mundo.
Colombia vive un sostenido cierre de camas y unidades pediátricas y neonatales
A principios del mes de marzo, EL TIEMPO publicó un informe sobre la crisis de los hospitales y los servicios de obstetricia y neonatología.
En este reportaje se revela que en los últimos meses se han registrado cierres de unidades completas o camas para atención pediátrica, neonatal y obstétrica en Medellín, Bogotá y Cali; en IPS como la Clínica Andes en Boyacá, el Hospital San Ignacio, la Clínica Colombia y la Clínica Farallones de Cali.
Aunque Colombia, según los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), registra un déficit en el número de camas hospitalarias para cuidado pediátrico, neonatal y obstétrico, desde hace más de una década se está presentando un cierre sostenido de unidades y camas disponibles para la atención de partos, recién nacidos y menores.
El país cuenta actualmente con poco más de 17.000 camas para atención neonatal y pediátrica. Según los estándares de la OMS, el país debería tener unas 30.000 camas (2,5 por cada 1.000 habitantes), lo que representa un déficit de más de 13.000 camas.
Según el Sindicato Nacional de Pediatras de Colombia (Sicolped), que ha venido registrando estos casos, tan solo entre 2023 y 2024 el país perdió 142 camas neonatales entre básicas, intermedias e intensivas.
REDACCIÓN SALUD