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Análisis
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'Adolescencia' de Netflix: lo que los padres deben entender sobre las redes sociales y la salud mental de sus hijos
La aclamada serie vuelve a poner sobre la mesa los impactos negativos en esta población. ¿Deberían prohibirse?
Adolescencia’ se centra en Jamie (Owen Cooper), un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera del colegio. Foto: Netflix
La premisa de la aclamada serie ‘Adolescencia’, de Netflix, está dada desde los primeros segundos del primer capítulo: Un menor de trece años es acusado de asesinar a una compañera de colegio. Sin embargo, la trama no busca determinar su culpabilidad, sino sus motivos y la manera en que este joven está inmerso en un mundo de misoginia, odio y violencia avivado por las redes sociales en las que navega. Una historia que ha impactado por su realismo y por traer a la opinión pública de nuevo un debate de años y que está lejos de terminar: ¿Cuáles son los impactos de las redes sociales en los menores de edad y cómo estos deben utilizarlas?
Las imágenes, la historia y los diálogos creados por Jack Thorne para esta serie son impactantes. Tanto, que en su natal Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer ya puso en la agenda política, junto con varios parlamentarios, la necesidad de tomar acciones para prevenir el a contenido nocivo en Internet en los niños, niñas y adolescentes.
Las serie incluso empezará a ser difundida en las escuelas de Reino Unido de manera gratuita a manera de pedagogía, mientras su creador aboga por que se prohíba el uso de las redes en menores de 16 años en el mismo país.
Pero este es tan solo un nuevo episodio de un debate que se está dando en todo el mundo. El año pasado Australia prohibió el a redes sociales en menores de 16 años, mientras que Francia prohibió el uso de celulares en colegios, lo cual Dinamarca hará próximamente.
Y la discusión no se escapa tampoco de Colombia, donde el pasado mes de noviembre se radicó un proyecto de ley que pretende prohibir las redes sociales en menores de 13 años, a la par que varios colegios, principalmente privados, han venido implementando la prohibición total o parcial de dispositivos electrónicos en sus instalaciones. Todo esto, argumentando una seria afectación no solo en los procesos de aprendizaje, sino en las dinámicas de socialización e incluso en la aparición de serios problemas de salud mental y conductas extremistas, violentas y peligrosas, tal como ocurre con el personaje Jamie Miller, protagonista de ‘Adolescencia’.
Pero, ¿hasta qué punto estas medidas son indicadas? ¿Cuáles son los verdaderos efectos de las redes sociales en esta población? ¿Qué dice la evidencia científica y académica?
Los efectos de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes
Para el caso colombiano, particularmente,se han hecho pocos estudios o informes que den cuenta de los efectos de las redes sociales en la salud mental de los menores de edad. Uno de ellos fue revelado el año pasado, y realizado por la Universidad de los Andes, Tigo y la organización Aulas en Paz, el cual fue aplicado a menores de entre 9 y 16 años de distintas partes del país.
La OMS ha declarado que hasta los 2 años no debe haber nada de pantallas (eso incluye la TV). Foto:iStock
Los resultados fueron más que preocupantes: Uno de los puntos más destacados de los resultados tiene que ver con acciones peligrosas que los menores suelen hacer en línea. De esta manera, se encontró que el 20 por ciento ha encontrado contenido en el que se les estimula y enseña a autolesionarse. Más preocupante aún, el 17 por ciento asegura haber visualizado en internet contenido sobre “cómo quitarse la vida”.
A esto se suma que el 22 por ciento dice haber visto y buscado maneras para estar más delgados, lo que da indicios de la influencia de internet y las redes sociales en la incidencia de trastornos alimenticios.
Pero esos no son los únicos riesgos a los que están expuestos los menores. Se encontró que el 27 por ciento de ellos ha visualizado imágenes con contenido sexual explícito en línea. De estos últimos, el 52 por ciento tenían edades de entre 13 y 16 años, lo que quiere decir que el 48 por ciento tienen entre 9 y 12 años.
En lo que respecta al acoso, el 22 por ciento asegura que ha sido víctima de ciberbullying, mientras que el 27 por ciento reconoce haber sido victimarios. Finalmente, el 30 por ciento ha visto a alguien ser maltratado por este medio.
El estudio reveló que, el tiempo promedio de uso de internet de niños, niñas y adolescentes para actividades de socialización es de 2.2 horas diarias. Además, los adolescentes en Colombia usan internet 3 horas al día para actividades de ocio.
Un dato preocupante es que, el 40 por ciento de niños, niñas y adolescentes aseguraron que han tenido conflictos con familiares y amigos por el tiempo que pasan en internet, mientras que el 36 por ciento asegura que perdió horas de sueño o comida por pasar tiempo en Internet.
En cuanto al uso indebido de datos personales, el estudio reveló que el 24 por ciento de los menores envió información personal a desconocidos, mientras que el 21 por ciento envió fotos o videos a extraños.
Para la psiquiatra infantil Lorena Ballesteros, todos estos resultados no hacen más que evidenciar con datos lo que a diario profesionales como ella ven en consultorios y clínicas psiquiátricas: “En los últimos años hemos evidenciado un mayor uso de servicios de salud mental por parte de los menores, y si bien sus afectaciones tienen diversas raíces y sería irresponsable atribuirlas solamente al uso de la tecnología, sí está claro claro que a menudo las redes sociales actúan como catalizador o detonantes de trastornos como ansiedad y depresión, pero también de conductas de autolesiones, de trastornos alimenticios, adicciones, violencia, entre otros”.
Para la experta, estos riesgos están presentes en Internet, al alcance de cualquier persona, pero son especialmente delicados en la adolescencia: “Los niños y adolescentes están en pleno proceso de maduración y formación de sus cerebros, y también es una etapa de desarrollo psicosocial clave. Es un momento en que pueden ser más influenciables por tendencias en su afán de pertenecer a un grupo. Esto los hace más propensos a caer en manipulación, problemas de autoestima, aceptar con mayor facilidad ideas extremas, al aislamiento, a las adicciones, a ar con entornos nocivos. El problema es que todo este coctel ahora está disponible para ellos a un solo clic y sin ningún tipo de control”.
Karla Paulina Sánchez Horta analiza el simbolismo detrás de un sándwich en la serie. Foto:Netflix
Y a medida que crecen, los mismos jóvenes se hacen más conscientes de estos riesgos a los que fueron sometidos en su adolescencia. Así lo evidencia el décimo Estudio de Percepción de Jóvenes, hecho por Cifras y Conceptos y realizado por la alianza de la Universidad del Rosario, la Fundación Hanns Seidel, EL TIEMPO y Acdi/Voca
Allí, la mayoría de los jóvenes del país consideró que debe haber restricciones con el uso de celulares y otros dispositivos móviles en entornos educativos ya sean colegios y universidades.
Para Carlos Charry, director del Doctorado y la Maestría en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, y uno de los investigadores detrás del estudio, lo anterior muestra que, si bien los jóvenes suelen ser los mayores defensores de estas tecnologías, también son conscientes de sus riesgos: “Ven que el uso de dispositivos abre la puerta a cosas buenas como el a información que puede ser de utilidad para procesos pedagógicos, pero también entienden que son la puerta a información falsa, peligrosos para la salud mental, y especialmente en los colegios se identifica que es abrirle la puerta a otras formas de bullying”.
Y agregó: “Esto nos lleva a cuestionar no solamente el papel de las redes sociales, sino qué tan restrictivos o no deben ser los colegios y los mismos padres de familia con el uso de los celulares. Y para eso sí creo que el Ministerio de Educación debe asumir un rol mucho más protagónico”.
¿Es útil esta prohibición de las redes sociales?
Aunque parece haber un consenso respecto a las afectaciones a la salud mental de las redes, también es cierto que hay voces que no creen que su prohibición sea la salida correcta. El primer problema que encuentran en esta idea es qué tan viable sería aplicarla.
Así lo cree Luz Ángela Quiroz, psicóloga pediátrica: “Hablar de prohibir las redes y dispositivos tiene claros riesgos. En primer lugar, es que no resulta una idea muy viable. En estos casos, los menores siempre encuentran la manera de saltarse la norma, lo hacen con cuentas falsas, con VPNs, modo incógnito, entre otros”.
La experta agrega que “este es el mundo en el que están creciendo y deben aprender a lidiar con él. Claramente no es una tarea sencilla y requiere de mucha vigilancia, pero también de asesoramiento y preparación por parte de padres, maestros y terapeutas. Se deben poner límites, los controles parentales son útiles, pero hablar de prohibición es más una utopía. La conversación no es si debemos prohibir, es que lamentablemente ya no es posible hacerlo, lo cual hace mucho más difícil tratar estos temas”.
Pueden ver los niños, niñas y adolescentes 'Adolescencia'?
De cualquier forma, la serie no solo ha avivado el debate, sino que ha empezado a ser utilizada por terapeutas y padres de familia como una herramienta para aprender acerca de los efectos en la salud mental de ciertos círculos presentes en Internet.
De hecho, en Reino Unido ya se está empezando a proyectar dentro de los colegios, para ilustrar a los mismos estudiantes los riesgos latentes que hay en la red.
Para Quiroz, la producción puede ser útil para "generar conciencia sobre un problema cada vez más latente y que muchas veces los padres desconocen. Para los adolescentes también puede servir de llamada de alerta frente a las situaciones a los que son expuestos en Internet".
Sin embargo, sostiene que "todo esto debe tener un debido acompañamiento. A menudo, como sucede con conductas de autolesiones o de trastornos alimenticios, abordar el tema sin la debida preparación puede empeorar las conductas de los menores en lugar de prevenirlas".
Así las cosas, recomienda que los hijos vean la serie en compañía de los padres y nunca solos, y que los acudientes estén preparados para resolver preguntas e ir direccionando la conversación desde el principio, incluso haciendo pausas a la serie de ser necesario para hacer aclaraciones. "Todo esto demandará de los padres un trabajo extra que deben estar dispuestos a asumir", concluye.