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Esto es lo que dicta la moda en cejas: símbolo de belleza, juventud y poder
Son un rasgo distintivo del rostro y realzan de manera única la mirada.
Lily Collins, protagonista de ‘Emily in Paris’, es el centro de miradas con sus cejas gruesas, perfectamente imperfectas. Foto: Netflix
Si hay una parte del rostro en la que se puede ver su evolución (o involución) y cómo no se ha resistido a los frenéticos dictados de la moda, esa es la que conforman las cejas. Cada cambio en su forma, longitud, color, grosor e incluso distancia entre la una y la otra ha marcado en el último siglo hitos de la belleza y la moda.
Ahí donde las ven, las cejas no son testigos silentes de momentos históricos. Todo lo contrario, las cejas hablan, tienen mucho que decir “de acontecimientos sociales, económicos, políticos y cómo estos, de alguna manera, influyeron y aún lo hacen a la hora de marcar tendencias y estilos”, sostiene Catalina Jaramillo, experta en su cuidado y belleza.
Es tanta la importancia de estos pelos cortos, ubicados a casi a dos centímetros encima de los ojos, que son considerados desde tiempos inmemoriales el marco del rostro. Así en algunos momentos de la historia, los gustos, usos y costumbres de una época hayan llevado a afeitarlos de un tajo, sin mayores reparos “como en la famosa época isabelina, por allá en el año 1.559, cuando las mujeres se las depilaban para luego dibujárselas elevadas y cuanto más altas se vieran mejor, porque insinuaban que más alta era la clase social a la que pertenecían”, refiere Jaramillo.
Como este, muchos diseños y estilos se han robado las miradas, unas veces por iración y otras por franca decepción. Desde las inolvidables cejas de mujeres y hombres del antiguo Egipto (3.500 a. C), gruesas y resaltadas con óxido negro, como un símbolo de protección de los ojos, pasando por la uniceja gruesa que impuso Frida Kahlo y de la que hemos visto curiosas reinterpretaciones en personajes de la ficción como Betty, ‘la Fea’. Un estilo que aun cuando no se lo inventó la célebre artista mexicana, recuerda el carácter cíclico de la moda porque en la antigua Roma era común verlo en las mujeres solteras, que así las lucían en señal de inteligencia.
Audrey Hepburn. Foto:123RF
Y mientras en ciertos periodos se valoraba cada uno de los pelos que les dan forma, como pasó en los años 80 con el look salvaje y seductor que impusieron las cejas tupidas y rebeldes de la modelo y actriz Brooke Shields (protagonista de La laguna azul), en otros tiempos, como en los años 20, las mujeres se las quitaban por completo para pintárselas muy finas, delgadas y con diferentes curvaturas que transformaban la expresión.
Para Pilar Castaño, periodista y asesora de moda, hay dos épocas que marcaron mucho las cejas, “los años locos, que fueron justamente los 20, después de la Primera Guerra Mundial, cuando las mujeres se enloquecieron porque hubo una emancipación femenina muy fuerte –dice–. Ellas además salieron a trabajar porque a los hombres se los habían llevado al frente de guerra, a pelear y a morir en defensa de sus países”.
La actriz nació el 4 de junio de 1975. Foto:Caroline Brehman / Archivo EFE
No solamente se vistieron con ropa masculina (de ahí nació el pantalón) al tener que ponerse lo que había en el armario para buscar empleo y llevar el pan a la mesa, sino que aprendieron a divertirse, resalta Castaño. Entonces los coquetos bucles que lucían a comienzos del siglo XX desaparecieron con el corte garçon (muchacho en francés), un look de pelo muy corto que acompañaron con cejas depiladas y los labios rojos, adornados con pitilleras para fumar. “Esto en clara señal de independencia y de un feminismo exacerbado. Era una forma en que la mujer decía ‘yo puedo divertirme, emanciparme, salir a bailar, depilarme hasta las cejas y cambiar mi fisonomía’”, agrega la experta en tendencias.
La época dorada de Hollywood, los años 30, 40 y 50, marcó otro gran momento de las cejas. La mujer influenciada por la devastación de la Segunda Guerra Mundial, refleja en sus ojos la depresión económica y emocional de esos tiempos. “Lo vemos en estrellas del cine como Gloria Swanson, que se pintó el pelo de platino, más tarde imitado por Marilyn Monroe y otras divas de Holllywood, y lucía las cejas tan delgadas, ultrafinas, casi como las de un mimo, y que le daban un aspecto de tristeza infinita”.
Sin cejar en el intento
La mujer influenciada por la devastación de la Segunda Guerra Mundial, refleja en sus ojos la depresión económica y emocional de esos tiempos.
Catalina Jaramillo es una conocedora de la historia y evolución de las cejas, como pocas en Colombia. Esta empresaria de la industria de la belleza, nacida en Armenia, recuerda que desde muy niña le causaba fascinación arreglárselas y destacarlas antes que cualquier otra parte del rostro. Por cosas de la vida, años después, mientras acompañaba a su esposo a cursar una especialización de Radiología, en Brasil, ella se fijó en el diseño de cejas y técnicas como la depilación con hilo, que seguían con fervor las mujeres en ese país.
Para hacer algo productivo y asegurar una entrada económica, esta a de empresas comenzó a prestar el servicio de diseño de cejas a domicilio en Porto Alegre, donde vivían. Su trabajo tuvo tan buena acogida que pronto se incorporó a una red de peluquerías en esa ciudad.
Ya de regreso a Colombia, le tocó empezar de cero y quién dijo miedo. En el 2012 fundó Cejas Catalina Jaramillo, abrió la primera sede en Medellín, hoy cuenta con 14 en el país, una más en Miami, Estados Unidos, y tiene planes de expansión en otras ciudades del gigante americano y en México.
La activista buscará en este nuevo documental adentrarse en el placer femenino. Foto:Instagram: @caradelevingne
Catalina, la paisa de cejas tupidas, siempre bien arregladas y mirada bonita, provee lo último en técnicas y tratamientos para mantenerlas y embellecerlas de manera natural, que ha sido la tendencia de los últimos años. Un séquito de mujeres famosas en la industria del entretenimiento y de anónimas devotas de su trabajo la buscan para que les saque el mayor partido a sus cejas.
Hoy, con su negocio les da empleo a 120 personas, a quienes capacita con lo último en diseño. Además, ha creado una línea de productos con más de 20 referencias y su esposo dejó la radiología para crear una especie de clínica de cejas, que ofrece lo último en tecnología especializada para recuperarlas y cuidarlas.
Embellecerlas es un negocio rentable. Colombia el crecimiento de las ventas de maquillaje para cejas tras el aislamiento obligatorio por covid-19 ha sido notable. “En el 2021 se registraron 49 mil millones de pesos, en el 2022 aumentó a 56 mil millones de pesos y, según proyecciones de Euromonitor, este 2023 alcanzará los 59,6 mil millones de pesos”, dice Yeili Rangel, directora Cámara de Cosméticos y Aseo de la ANDI. Es una industria entre ceja y ceja por sus interesantes dividendos.
Lily Collins, protagonista de ‘Emily in Paris’, es el centro de miradas con sus cejas gruesas, perfectamente imperfectas. Foto:Netflix
Y como la moda se recicla, no es extraño que se repitan diseños y estilos con ligeras variaciones como las cejas oscuras y tupidas de manera artificial, que en el siglo XVIII se volvieron objeto del deseo, recuerda Catalina Jaramillo. “Las mujeres prefirieron llevarlas de esta forma como respuesta a la caída del vello que provocaron la depilación excesiva y cosméticos dañinos en otras épocas –detalla–. Algo que también, hoy, vemos porque muchas mujeres nos buscan para que les ayudemos a recuperar el vello que perdieron al someterse a técnicas que terminaron por tumbárselos o alterarles su color”.
Este tipo de ceja, más poblado, también primó en los años 70. El movimiento hippie exaltaba la naturalidad en el rostro y por eso estas líneas de vello lucían más gruesas. Una tendencia que también se vio en los extravagantes 80.
Y como nada es para siempre, la ceja fina vuelve a escena en los años 90, delgada, arqueada y resaltada con delineador, al estilo de la esbelta Pamela Anderson, recordada por su participación en la serie Guardianes de la bahía. Ya en los tempranos años 2000, modelos como Cara Delevigne las imponen nuevamente frondosas, con forma definida.
Estos últimos 23 años, en los que incluso nos tocó una pandemia que obligó al mundo a encerrarse, las mujeres se han relajado y todo vale. “Antes la moda de las distintas décadas no se mezclaba, ahora se pueden ver diversos estilos de cejas que retoman detalles de los años 40, 80 o 2000 y las vemos desde aclaradas, parecidas a las de los albinos y que responden a una tendencia inspirada en los robots que no tienen cejas –apunta Castaño–. Pero si hay una que impera es la poblada, la orgánica, porque ya somos más conscientes de su poder de expresión y cómo unas cejas gruesas reflejan incluso la casta y personalidad de sus dueñas”.
Una clara exponente es la actriz Lily Collins, estrella de la serie Emily en Paris, que las lleva un poco más oscuras que el color de su melena. Ella cumple el mandamiento de la temporada, lucirlas tupidas, definidas, peinadas y sanas. Un look que inspira a millones de mujeres a resaltar sus cejas naturales y confiar su cuidado y embellecimiento solo a manos expertas.