Conseguir un arriendo en Bogotá se ha convertido en un reto cada vez más complejo. Los altos costos causan un panorama de segregación que afecta principalmente a la población vulnerable y que trabaja en la informalidad. Ellos tienen que recurrir a los llamados ‘pagadiarios’.
Estos son pequeños establecimientos de hospedaje o inquilinatos donde las personas alquilan una habitación o una cama por un período corto, generalmente diario o semanal.
Esta modalidad de alojamiento ha venido ganando terreno entre quienes no pueden hacer frente al alto costo de un arriendo de una habitación o apartamento, y representa una opción que refleja las profundas desigualdades económicas y sociales que hay en la ciudad.
Estrategia Pagadiarios en Bogotá Foto:Secretaría de Integración Social
En este contexto, el Distrito, a través de la Secretaría de Planeación, implementó por primera vez una estrategia para caracterizar a la población que habita en estas condiciones y atenderla.
Si bien en años anteriores se han hecho estudios cualitativos de esta población, la Secretaría explica que en esta ocasión se está haciendo de una forma sistemática y más detallada con el objetivo de incluir a estas personas en la oferta institucional y ofrecerles a servicios sociales del Distrito.
Para esta jornada se hicieron cerca de 4.500 encuestas (2.480 hogares) en más de 286 pagadiarios. Esto supera las aproximaciones similares que se hicieron, por ejemplo, en 2023, cuando se encuestaron 550 hogares.
“Estamos trabajando en dos frentes: el primero es la inclusión de esta población en el Sisbén, que es la puerta de entrada a los servicios sociales, pero que requiere una dirección fija como un requisito de registro”, detalló la secretaria de Planeación, Úrsula Ablanque, y agregó que trabajan en el diseño de metodologías para superar este obstáculo. En paralelo están activando rutas de atención inmediata en los pagadiarios, junto con Integración Social y las secretarías de Educación y Salud.
La caracterización de la población que habita en pagadiarios comenzó en las localidades de Santa Fe, Los Mártires y La Candelaria, donde se concentra el 80 por ciento de estos.
Barrio Santa Fe localizado para aplicarse la estrategia Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
Estas localidades, además, registran altos índices de violencia intrafamiliar, con incrementos del 360 por ciento en Los Mártires, 133 por ciento en La Candelaria y 75 por ciento en Santa Fe entre enero y octubre de este año frente al año pasado.
A su vez, las localidades del centro experimentan un aumento significativo de hurtos, con un incremento del 100,3 por ciento en Los Mártires y del 31,1 por ciento en La Candelaria, según la Secretaría de Seguridad.
¿Quiénes viven allí?
Según datos preliminares de la caracterización que conoció EL TIEMPO, los residentes de estos establecimiento deben pagar una tarifa diaria de alrededor de 18.300 pesos –lo que representa una reducción de unos 1.500 respecto al valor de 2023– y alrededor de 550.000 pesos al mes, un valor similar a un arriendo económico, pero con condiciones mucho más precarias y sin estabilidad.
Y vivir en un pagadiario no está exento de dificultades. Gina Ortiz, una mujer venezolana que reside en Los Mártires y tiene a su cargo a dos nietas, describe su experiencia como “lo más doloroso a lo que ha tenido que someter a sus niñas”.
Estrategia Pagadiarios en Bogotá Foto:Secretaría de Integración Social
Cuenta que apenas tenían un espacio en una pequeña habitación donde solo cabe una cama, con paredes desgastadas, humedad y frío. Las tres se acomodaban en ese lugar que era el que podían pagar con la venta de bolsas de basura, actividad en la que hay días que apenas reúne plata para pagar una cama, pero no para comer.
Según una investigación de las ingenieras catastrales Dana Núñez e Indira Cubillos, de la Universidad Distrital, el bajo nivel de escolaridad y la falta de a trabajos formales son las principales barreras que enfrentan los habitantes de pagadiarios para acceder a una vivienda más estable y segura. Este grupo de población, además de su difícil situación económica, se enfrenta a la exclusión social y a la falta de oportunidades para mejorar sus condiciones de vida.
Según los datos preliminares de la Secretaría de Planeación, más del 42 por ciento de las personas que viven en los pagadiarios son migrantes, especialmente procedentes de otras regiones del país o de Venezuela.
Es cierto que encontramos una presencia importante de migrantes, pero también hay una gran diversidad en la población: madres cabeza de familia, población afrodescendiente y hasta personas de origen indígena, sobre todo del pueblo emberá
Úrsula AblanqueSecretaria de Planeación
“Es cierto que encontramos una presencia importante de migrantes, pero también hay una gran diversidad en la población: madres cabeza de familia, población afrodescendiente y hasta personas de origen indígena, sobre todo del pueblo emberá”, indicó Ablanque.
Mientras tanto, más del 74 por ciento de los residentes en estos lugares reportaron que consumen dos o menos comidas al día. El gasto estimado en alimentación mensual por hogar es de aproximadamente 260.000 pesos, lo que refleja una situación de extrema vulnerabilidad económica y alimentaria.
En cuanto a la composición de los hogares, se encontró que, aunque la mayoría son unipersonales, más de dos quintas partes de ellos están conformados por varias personas.
Para los es de estos centros, el Distrito realizó una encuesta diferente. “Muchos no las querían responder. Sin embargo, nos dimos cuenta de que los dueños de pagadiarios dejan vivir allí a los es a cambio de que gestionen el lugar, pero de los dueños se sabe todavía menos”, completa Ablanque. Los detalles sobre los datos obtenidos de la encuesta se conocerán mañana.
Entre tanto, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, expresó que uno de los objetivos fundamentales de esta estrategia es luchar de manera efectiva contra las formas de exclusión extrema en la ciudad, y para ello es necesario conocer a fondo la situación de quienes habitan en los pagadiarios y dirigir los servicios sociales hacia ellos.
En esa línea se expresó Ablanque: “Esto es distinto de lo que hicimos con los habitantes de la calle, donde la intervención tenía un alcance territorial más amplio. Ahora buscamos caracterizar a la población usuaria de pagadiarios, que está segregada en su mayoría en una parte específica de la ciudad”.
Los pagadiarios son el último escalón antes de la habitabilidad en calle Foto:Secretaría de Integración Social
Esta estrategia, dice el Distrito, no busca ser un operativo de seguridad, es decir, no se ha hecho seguimiento al microtráfico u otros hechos delictivos, sino que “es una estrategia social enfocada en atender a una población históricamente invisibilizada”, precisa la funcionaria, y agrega: “Cuando encontramos emergencias –niños desnutridos, mujeres gestantes sin atención, menores sin vacunar o adultos mayores en situación de abandono– se activan rutas específicas para atender esas problemáticas de forma inmediata”.
En 2025, adelantó Ablanque, se espera continuar con esta estrategia en otras zonas de la ciudad, como por ejemplo Kennedy, Suba y Chapinero, donde también se tiene conocimiento hay sitios de alquiler de habitaciones y camas por días. Esa decisión es por la acogida, que, según Ablanque, ha sido buena.
La secretaria no descarta, además, que la metodología utilizada en Bogotá se pueda replicar en otras ciudades del país en donde también existe un déficit de atención por falta de información, para quienes viven en pagadiarios.
Conseguir un arriendo en Bogotá se ha convertido en un reto cada vez más complejo. Los altos costos causan un panorama de segregación que afecta principalmente a la población vulnerable y que trabaja en la informalidad. Ellos tienen que recurrir a los llamados ‘pagadiarios’.
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